Impulso para el euro
La compra de deuda del BCE y el ajuste flexible en Francia e Italia estimular¨¢n el crecimiento
El dictamen del abogado general del Tribunal Europeo de Justicia que da por bueno y legal el programa de compra de deuda anunciado (y que no entr¨® en vigor) por el presidente del BCE, Mario Draghi, en el verano de 2012, cambia por completo las posibilidades de la pol¨ªtica monetaria europea en la direcci¨®n m¨¢s eficaz y correcta. Sin un programa de compra de deuda ¡ªconocido en 2012 como OMT (Outright Monetary Transactions)¡ª, las econom¨ªas del euro no podr¨¢n evadirse de la espiral deflacionista. La decisi¨®n del tribunal se conocer¨¢ en meses, pero ser¨ªa una sorpresa que fuera contraria al dictamen de ayer.
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La compra de deuda por parte del BCE es necesaria para cortar, en lo posible, las expectativas deflacionistas y tambi¨¦n para apoyar la normalizaci¨®n crediticia de los bancos hacia las empresas y particulares. Es una herramienta no s¨®lo necesaria, sino urgente, si se quiere romper la tendencia al bajo crecimiento que se ha adue?ado de la zona euro. La Reserva Federal y el Banco de Jap¨®n ya han aplicado con relativo ¨¦xito pol¨ªticas monetarias no convencionales y parece inconcebible que en Europa se hayan retrasado, con el grave da?o que esta demora ha causado a los precios, la demanda y el empleo.
Este retraso es atribuible en primera instancia a la oposici¨®n frontal del poder f¨¢ctico del Bundesbank a la excepcionalidad monetaria. De hecho, fue Jens Weidmann, presidente del Buba, quien denunci¨® ante el tribunal de Karlsruhe el anuncio de Draghi que suger¨ªa la compra de deuda; el Bundesbank expon¨ªa que una medida tan excepcional deb¨ªa interpretarse como pol¨ªtica econ¨®mica, cuando el BCE solo tiene atribuidas competencias de pol¨ªtica monetaria. Felizmente, el Tribunal Constitucional alem¨¢n remiti¨® la decisi¨®n a la justicia europea.
El BCE dispone por fin de un instrumento imprescindible para combatir la deflaci¨®n. Aunque no disponga todav¨ªa de sentencia definitiva, a Draghi le bastar¨¢ anunciar que puede, quiere o est¨¢ dispuesto a adoptar medidas excepcionales para elevar las expectativas inflacionistas. Es el primer gran signo de que la pol¨ªtica europea est¨¢ virando hacia estrategias econ¨®micas m¨¢s acordes con los tiempos. El segundo, que la Comisi¨®n acepta distintos grados de intensidad en el ajuste de Francia e Italia. El cambio ser¨¢ lento, pero lo que ahora importa es contar con se?ales de que la pol¨ªtica de austeridad a cualquier precio est¨¢ en trance de abolici¨®n.
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