Emergencia de salud
Sanidad debe asumir los graves problemas de pacientes con hepatitis C avanzada
El Ministerio de Sanidad no parece ser consciente del malestar que existe por la p¨¦sima gesti¨®n que se ha hecho del tratamiento de la hepatitis C. Los afectados y sus familias han asistido con impotencia a la terrible paradoja de saber que se ha logrado lo m¨¢s dif¨ªcil ¡ªconseguir un tratamiento que cura hasta el 95% de los casos¡ª y no tener acceso al mismo por un problema de precio y de gesti¨®n.
El virus C es el m¨¢s da?ino de los que producen hepatitis: act¨²a en silencio durante a?os y causa un deterioro hep¨¢tico que en muchos casos acaba en cirrosis y c¨¢ncer de h¨ªgado. La alegr¨ªa que cundi¨® entre m¨¦dicos y pacientes al saber que se hab¨ªa logrado el objetivo que se persegu¨ªa desde que se identific¨® el virus, en 1989, se ha tornado en enfado al comprobar que pasan los meses y el tratamiento sigue llegando con cuentagotas. Y, lo que es peor, entre sospechas de desigualdad en el acceso. Nueve meses tard¨® el ministerio en negociar el precio con los laboratorios antes de incluir los nuevos f¨¢rmacos en el cat¨¢logo de la Sanidad p¨²blica. En todo ese tiempo, eludi¨® abordar de cara el problema, dando a los afectados explicaciones imprecisas y vagas promesas.
El nuevo ministro, Alfonso Alonso, se ha encontrado con un incendio dif¨ªcil de apagar. De momento ha tomado la decisi¨®n correcta: crear un comit¨¦ de expertos para evaluar la dimensi¨®n del problema y revisar las gu¨ªas terap¨¦uticas, calificadas de obsoletas por los hepat¨®logos. Pero la lentitud en un asunto as¨ª es intolerable. La reuni¨®n del Consejo Interterritorial de Salud ha mostrado que est¨¢ casi todo por hacer.
Editoriales anteriores
En el a?o transcurrido desde que los f¨¢rmacos fueron aprobados por la Agencia Europea del Medicamento, las autoridades sanitarias no han sido capaces de hacer un estudio de cu¨¢ntos pacientes hay en cada uno de los cuatro estadios de la infecci¨®n. Se estima que unos 3.000 enfermos est¨¢n en fase tan avanzada que su vida corre peligro inminente. Pero la dimensi¨®n del problema ¡ªunos 800.000 infectados, de los que solo 50.000 estar¨ªan diagnosticados¡ª exige mayor diligencia, y una eficacia en la gesti¨®n que no se est¨¢ viendo. Urge habilitar fondos espec¨ªficos para tratar ya a los pacientes en fases avanzadas y fijar un calendario que permita la administraci¨®n paulatina, pero sin demoras, al resto de enfermos; se trata de evitar que su estado se deteriore.
Ahora se ha sabido que el coste pactado con los laboratorios es de 43.000 euros por 12 semanas de tratamiento, pero los casos m¨¢s graves requerir¨¢n hasta el doble. Es un precio excesivo. Espa?a deber¨ªa sumarse a quienes en la Uni¨®n Europea proponen revisar el sistema de fijaci¨®n de precios de los nuevos f¨¢rmacos. Con un volumen de enfermos a tratar tan importante, las expectativas de las farmac¨¦uticas de recuperar la inversi¨®n est¨¢n aseguradas. No debemos permitir que prisas injustificadas y pretensiones desmesuradas de beneficio puedan quebrantar el bien com¨²n que es la salud.
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