Deflaci¨®n peligrosa
La ca¨ªda de los precios en 2014, coherente con una demanda d¨¦bil, amenaza el crecimiento
Aunque el Gobierno sostiene que la econom¨ªa no ha ca¨ªdo en la deflaci¨®n, la evoluci¨®n de los precios durante 2014 (bajaron el 1% en tasa interanual, el primer descenso hist¨®rico de la serie del IPC) demuestra una clara tendencia deflacionista que va m¨¢s all¨¢ del descenso, coyuntural o no, del precio de los carburantes. La inflaci¨®n subyacente (el IPC sin contar con los precios de la energ¨ªa y los de los alimentos sin elaborar) ha sido cero el a?o pasado y muchas proyecciones apuntan a que en 2015 se mantendr¨¢ un perfil similar al de 2014. Hay razones, pues, para sostener que la econom¨ªa espa?ola o bien est¨¢ en una fase deflacionista o se aproxima mucho a ella; en cualquier caso, puede sufrir los efectos de una depresi¨®n de los precios.
El Banco Central Europeo (BCE) ha expresado con frecuencia su temor a la deflaci¨®n; buena parte de las iniciativas de su presidente, Mario Draghi, incluyendo el plan de compra de deuda que tantos recelos suscita en el Bundesbank, est¨¢n orientadas a mantener un nivel correcto de precios (en torno al 2% de crecimiento anual). Porque tan perversa es una explosi¨®n inflacionista como una depresi¨®n de los precios. En Espa?a, como en la mayor¨ªa de los pa¨ªses y por supuesto en el ¨¢rea euro, no hay experiencia para combatir la deflaci¨®n. Puesto que la pol¨ªtica monetaria est¨¢ en manos del BCE, hay que confiar en que las OMT, el instrumento que acaba de avalar el abogado general del Tribunal de Justicia europeo, permitan romper la espiral deflacionista.
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Pero desde las pol¨ªticas econ¨®micas nacionales tambi¨¦n se puede combatir la deflaci¨®n. El descenso de los precios se ha acentuado por la brusca ca¨ªda del petr¨®leo, pero es evidente que la causa estructural del desplome est¨¢ en el estancamiento o baja progresi¨®n de la demanda, sobre todo del consumo. La deflaci¨®n constituye un obst¨¢culo para el crecimiento porque, aunque eleva de inmediato el poder adquisitivo de sueldos y pensiones, corta a medio plazo (en un a?o) el progreso de los salarios, frena las expectativas de compra; con lo cual enfr¨ªa el consumo que parece reanimarse en los ¨²ltimos meses y dificulta la devoluci¨®n de las deudas.
Esta es una raz¨®n m¨¢s para instar a un cambio en la pol¨ªtica de rentas: favorecer un crecimiento moderado de los salarios en las empresas cuyas cuentas lo permitan. Y restaurar una pol¨ªtica de inversi¨®n que rompa de una vez con la restricci¨®n est¨¦ril del gasto p¨²blico.
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