La sombra de la deflaci¨®n
La pol¨ªtica econ¨®mica adecuada hoy tendr¨ªa que promover un crecimiento razonable del consumo y, al mismo tiempo, una cierta recuperaci¨®n del ahorro
La posibilidad de que la recuperaci¨®n econ¨®mica se afiance en 2015 se basa en que el consumo vuelva a tasas de crecimiento apreciables. En los ¨²ltimos meses la medida estad¨ªstica del consumo arroja crecimientos significativos (2,6% en el tercer trimestre del a?o), pero parece obligado apostillar que la percepci¨®n de los ciudadanos y de las empresas no es tan optimista como transmiten las estad¨ªsticas. No son pocos los mercados que contin¨²an sufriendo un claro estancamiento, y en algunos casos un descenso, de las ventas. Lo cual parece indicar que la modesta reactivaci¨®n del consumo est¨¢ centrada por el momento s¨®lo en algunos sectores. Es temprano para declarar que el consumidor se ha reanimado y el gasto de los ciudadanos puede sostener el crecimiento. Sucede con la demanda como con el crecimiento econ¨®mico total: ha mejorado y tiende a mejorar m¨¢s, pero todav¨ªa es insuficiente para proclamar una recuperaci¨®n en toda regla.
En la incipiente progresi¨®n de la demanda de bienes y servicios se ha interpuesto la sombra de la deflaci¨®n. Las tesis optimistas defienden que para que la ca¨ªda de precios cause efectos da?inos tiene que ser prolongada (por ahora se ha registrado s¨®lo un a?o deflacionista, 2014, con un descenso interanual de los precios del 1%) y ha de afectar a la mayor¨ªa de bienes, cuando el an¨¢lisis de precios mostrar¨ªa que en 2014 ha afectado s¨®lo a unos pocos bienes y servicios. Pero el caso es que las proyecciones conocidas de precios para 2015 dan como probable que este a?o contin¨²e, e incluso se agrave, la tensi¨®n bajista de los precios; y el escaneo m¨¢s reciente de los mercados demuestra que la baja de precios se extiende a un n¨²mero creciente de ellos. Por otra parte, la inflaci¨®n subyacente demuestra que los carburantes no son el ¨²nico factor deflacionista; la inflaci¨®n subyacente (cero el a?o pasado) sugiere que hay una causa estructural de la deflaci¨®n, que es la depresi¨®n de las rentas y la propia debilidad de la demanda.
Las proyecciones conocidas para 2015 dan como probable que este a?o contin¨²e, e incluso se agrave, la tensi¨®n bajista de los precios
Por tanto, es muy aventurado considerar el IPC de 2014 como un episodio circunstancial, inocuo para el crecimiento moderado espa?ol y que puede corregirse simplemente con dejar que las cosas sigan su curso. El BCE ha proclamado en varias ocasiones el da?o que puede hacer la deflaci¨®n y el mecanismo que convierte la ca¨ªda de los precios en un freno a las expectativas de consumo y en un obst¨¢culo grave para el consumo de bienes duraderos y, en ¨²ltima instancia, para el crecimiento. El riesgo de una inflaci¨®n demasiado baja se intensifica porque afecta a toda la zona euro y multiplica sus efectos a trav¨¦s de la deflaci¨®n importada. Hay que esperar, por otra parte, que el programa de compra de deuda (cuando se concrete) vaya estabilizando la tasa de inflaci¨®n europea (y tambi¨¦n la espa?ola) en los t¨¦rminos considerados correctos (en torno al 2% de aumento anual).
La pol¨ªtica econ¨®mica adecuada hoy tendr¨ªa, a grandes rasgos, que promover un crecimiento razonable del consumo y, al mismo tiempo, una cierta recuperaci¨®n del ahorro, debido al volumen de deuda que acumulan el Estado y los particulares. Ello exige una nueva pol¨ªtica de rentas, porque la reducci¨®n de impuestos que propone el Gobierno no s¨®lo es oportunista, sino raqu¨ªtica. Para los efectos buscados de recuperaci¨®n de la econom¨ªa es una gota en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
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