Y lo que queda por hablar en el Rif
Por Anal¨ªa Iglesias
A veces nos preguntamos por qu¨¦ son tan fuertes algunos lazos con la tierra o ciertas ataduras identitarias que no se desvanecen con los siglos y que generan orgullo y pol¨¦mica, a partes iguales, cada vez que se las nombra. Si nos ponemos a analizar cada uno de los casos en que la susceptibilidad por la pertenencia a una cultura o a cualquier grupo social est¨¢ a flor de piel veremos que detr¨¢s siempre hay dolor. Debajo de cada piel sensible o iracunda, individual o colectiva, hay historias dolorosas de incomprensi¨®n, persecuci¨®n o ilusiones truncas (aquello de "lo que pudimos ser y no fuimos").
Abd-el-Krim, l¨ªder de las insurrecciones del Rif en tiempos del protectorado espa?ol, cuya vuelta del exilio siempre reclamaron sus seguidores, hasta su muerte, en El Cairo, en 1963. La portada de la revista 'Time' es de 1925.
En el Rif, al norte de Marruecos -bajo protectorado espa?ol durante la primera mitad del siglo XX- se discute encendidamente casi todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana, la historia, la pol¨ªtica y la/s pertenencia/s (como en el resto de Marruecos y un poco m¨¢s). Sin embargo, hay tab¨²es erigidos sobre los muros de dolor compartido de cada ¨¦poca. Algunas heridas coloniales -como las de los a?os de la Guerra del Rif y los bombardeos durante el reinado de Alfonso XIII- todav¨ªa est¨¢n abiertas, tanto como las de los a?os de la Independencia y las confusas revueltas populares de 1958-59 que terminaron en trauma para sus protagonistas y sus hijos, y en preguntas mudas o territorios clausurados para sus nietos.
Hacer memoria cura. Hablar cura. Tarik El Idrissi (Alhucemas, 1978) necesitaba preguntar y cuando empez¨® a hacerlo fue reuniendo decenas de horas de pel¨ªcula con intentos de explicaci¨®n o respuestas cerradas, algunas m¨¢s certeras, otras contradictorias, a medias, intuidas, mediadas, pero todas atravesadas por un dolor que a¨²n pica y arde. Duele.
No dio nada por supuesto el realizador y eso siempre es controvertido (o, al menos, inc¨®modo) para todos los aludidos. Briser le silence ("Romper el slencio") se llama el documental que acaba de estrenar El Idrissi en Marruecos, en B¨¦lgica y en Holanda (pa¨ªses en los que viven algunos de los rife?os, hijos o nietos de los protagonistas de la Historia que salieron de su tierra tras la derrota del levantamiento).
Junto a una pizca de aquel orgullo rebelde, hay en el Rif un relato hist¨®rico com¨²n, que se transmite en lengua tamazigh con palabras incrustadas del castellano, hay poca afici¨®n a hablar en darija (¨¢rabe dialectal marroqu¨ª) y hay gestas y pr¨®ceres regionales indiscutidos. No pocos rife?os, en el Magreb o en el extranjero, cuelgan en su casa un retrato de Abd-el-Krim, hoy, un siglo despu¨¦s de sus a?os de gloria como guerrero de esas monta?as insurrectas por la causa bereber. El l¨ªder rife?o, que fue traductor de las autoridades coloniales espa?olas, estudioso y apasionado pol¨ªtico, muri¨® en El Cairo, donde vivi¨® 40 a?os tras su exilio, en los a?os 20.
Cartel del documental 'Romper el silencio' de Tarik El Idrissi, sobre las revueltas del Rif a poco de la independencia de Marruecos.
Briser le silence va m¨¢s all¨¢ del relato de la bravura amazigh para dar la voz a testigos que muy probablemente hubieran estado callados durante d¨¦cadas porque lo que hab¨ªan vivido era demasiado traum¨¢tico y demasiado 'incorrecto' en t¨¦rminos familiares y sociales. Algunos de ellos subieron a los montes y ahora parece que dudan acerca de qui¨¦n convocaba y con qu¨¦ finalidad. Recuerdan las reivindicaciones, entre ellas el regreso de Abd-el-Krim, y su apoyo a la monarqu¨ªa. Otros entrevistados son hijos de padres a los que no pudieron pedir su versi¨®n y lamentan la distancia geogr¨¢fica obligada y lo lejos que les quedan los relatos tanto como la carencia del padre.
El Idrissi hace pie en la palabra de historiadores, periodistas y pol¨ªticos, para dar cuenta de uno de los episodios m¨¢s complejos de una ¨¦poca tan agitada como aquella en la que Marruecos comenzaba su propio relato como naci¨®n, tras la firma de la independencia tanto de Francia como de Espa?a. En el filme no hay conclusiones ni respuestas ¨²nicas. Se presentan,en cambio, las hip¨®tesis de los investigadores sobre la incitaci¨®n a la violencia, con la que siempre perdieron los de las trincheras, los f¨¢ciles de convencer para prender una hoguera en la que sacrificar a alguien, los d¨¦biles amenazados que luego ser¨¢n los victimarios.
Para un observador extranjero, un documental (este documental) es una muy buena manera de acercarse a un pa¨ªs y unas culturas que, al cabo de las d¨¦cadas, van encontrando maneras de conjugarse, en alfabeto ¨¢rabe y en tifinagh, como actualmente est¨¢n escritos los carteles de todas las oficinas p¨²blicas Rabat o de cualquier gran ciudad marroqu¨ª.
Hoy el Rif empieza a ser otra palabra, nueva, en un rinc¨®n del mundo en el que se habla de la Historia con la urgencia del presente, en la calle y en los medios de comunicaci¨®n. Algunos reparos administrativos pueden demorar el estreno de una pel¨ªcula y, al mismo tiempo, generar m¨¢s expectativa. As¨ª, Briser le silence se exhibi¨® a sala llena en Rabat. Y nadie sali¨® del cine con certezas, y s¨ª con la idea de que la Historia nos ofrece espejos en los que vernos. Hacer memoria es intentar comprendernos, a nosotros mismos y a los dem¨¢s.
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