Ni?os y ni?as soldados en la Rep¨²blica Centroafricana
Foto Onmedia
Seg¨²n informa UNICEF, m¨¢s de 2,5 millones de ni?os y ni?as est¨¢n sufriendo, de forma directa, las consecuencias del conflicto de la Rep¨²blica Centroafricana (RCA). La gran mayor¨ªa de ellos no tienen acceso a los servicios b¨¢sicos como agua y saneamiento, salud, nutrici¨®n y educaci¨®n. Cerca de medio mill¨®n de menores han sido forzados a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados dentro y fuera de su pa¨ªs, especialmente en Chad y Camer¨²n.
Adem¨¢s, unos 10.000 ni?os y ni?as est¨¢n siendo utilizados como menores soldados por ambos bandos del conflicto. Esto, como afirma la ONG Save the Children en su informe Caught in combat, supone un aumento espectacular en el n¨²mero de casos, ya que al inicio del mismo se estimaba que estos eran unos 2.500.
Este conflicto acaba de cumplir dos a?os ya que se remonta a diciembre de 2012, cuando una coalici¨®n de grupos armados, Seleka, que hab¨ªa luchado contra el ej¨¦rcito nacional en la guerra civil de 2004 por el control del pa¨ªs, se levant¨® contra el gobierno central, acusando al presidente del pa¨ªs, Fran?ois Boiziz¨¦, de no haber cumplido los t¨¦rminos de los acuerdos de paz de 2007: liberaci¨®n de todos los presos pol¨ªticos y el pago a los rebeldes que abandonaran las armas.
A pesar de varios intentos de di¨¢logo, los rebeldes dieron un golpe de estado el 24 de marzo de 2013, siendo proclamado presidente uno de los l¨ªderes de la coalici¨®n, Michael Djotodia. Ante el boicot de la Uni¨®n Africana y su incapacidad para poner fin a la violencia desatada en el pa¨ªs, Djotodia dimiti¨® el 10 de enero de 2014. Entonces Catherine Samba-Panza, antigua alcaldesa de la capital, Bangi, fue elegida presidenta interina como una figura de consenso entre las distintas fracciones en disputa.
Los Seleka agrupan a la Uni¨®n de Fuerzas Democr¨¢ticas por la Unidad, la Uni¨®n de Fuerzas Republicanas y la Convenci¨®n de Patriotas para la Justicia y la Paz, junto a combatientes mercenarios de Sud¨¢n, N¨ªger y Chad. En su mayor¨ªa son de religi¨®n musulmana y de grupos ¨¦tnicos que viven principalmente de la ganader¨ªa. En un primer momento sus ataques se centraron en los barrios cristianos de Bangi. De ah¨ª que se formaran los grupos antibalaka (antimachete), integrados por miembros de etnias principalmente agr¨ªcolas y de religi¨®n cristiana (mayoritaria en el pa¨ªs) y tradicional africana, que se vengaban atacando a grupos principalmente musulmanes.
Sin embargo, no se puede reducir el conflicto de la RCA a un problema religioso entre cristianos y musulmanes como tanto le gusta hacer a los medios de comunicaci¨®n occidentales. As¨ª lo ha puesto de manifiesto, en varias ocasiones, Jos¨¦ Carlos Rodr¨ªguez Soto, una persona que conoce muy bien el pa¨ªs, en su blog En clave de ?frica. La violencia en la RCA tiene ra¨ªces mucho m¨¢s profundas que poco tienen que ver con la religi¨®n.
Durante generaciones, incluso antes de que los europeos llegasen al continente y fijaran las fronteras, los grupos ganaderos se han enfrentado a los agr¨ªcolas, especialmente durante los periodos de trashumancia. Los primeros bajan desde el norte, Chad principalmente, con sus ganados alrededor de diciembre o enero buscando los pastos del sur y vuelven a subir a sus lugares de origen al comienzo de la estaci¨®n de las lluvias, finales de mayo o junio.
El paso del ganado siempre ha provocado destrucci¨®n de cosechas y ha llevado a los habitantes de las zonas por donde este pasaba a armarse y defenderse para lidiar los casos extremos. Sin embargo, mecanismos tradicionales de arbitraje, respetados por los dos grupos, sol¨ªan ser los que dilucidasen las disputas.
Sin embargo, el abandono por parte de los j¨®venes de las formas de vida tradicional, el descubrimiento del oro y otros minerales que hace que estos corran hacia las minas en busca de una riqueza r¨¢pida, el enrolamiento de muchos pastores j¨®venes en los diversos grupos armados¡ han causado el derrumbamiento de las instituciones tradicionales y el recrudecimiento de la violencia entre dos estilos de vida opuestos una vez roto el fr¨¢gil equilibrio que exist¨ªa entre ellos.
Al cumplirse dos a?os del comienzo del actual conflicto, la organizaci¨®n International Crisis Group denuncia que mientras la comunidad internacional, las fuerzas de paz y el gobierno transicional se centran en mantener la paz en la capital, la mayor¨ªa de las zonas rurales del pa¨ªs, en especial en el oeste y el centro, est¨¢n viviendo graves explosiones de violencia.
En las ¨²ltimas semanas de 2014 se han recibido noticias de enfrentamientos entre los dos grupos en diversas ¨¢reas del pa¨ªs, e incluso de estos con las fuerzas de la Misi¨®n Multidimensional Integrada de Estabilizaci¨®n de las Naciones Unidas en la Rep¨²blica Centroafricana (MINUSCA). Posiblemente, en la actualidad son los componentes de los grupos ganaderos los que m¨¢s peligro corran al estar aislados en diversos enclaves del interior del pa¨ªs, una vez que el gobierno y la MINUSCA detuvieran su ¨¦xodo hacia Chad y Camer¨²n. Algunos de estas localizaciones han sido atacados por los antibalaka en las ¨²ltimas semanas.
Toda esta violencia corre riesgo de recrudecerse en los pr¨®ximos d¨ªas al encontrarnos al inicio del periodo de la trashumancia, lo que pondr¨¢ mucha m¨¢s presi¨®n sobre este conflicto olvidado por todos y que sigue en activo gracias a las grandes ventajas econ¨®micas que est¨¢ proporcionando a muchos y, que a su vez, financian el conflicto: el robo de ganado y su tr¨¢fico hacia Chad y Camer¨²n, al igual que el contrabando de diamantes, oro y marfil. Acciones contra las que la MINUSCA, a pesar de la petici¨®n de las ONG y organizaciones internacionales, no est¨¢ poniendo medios para terminar con ellas.
En este tipo de conflictos, lo ni?os y ni?as tienden a unirse a los combatientes de lo que podr¨ªa parecer una forma voluntaria, pero que en el fondo nunca lo es. La presi¨®n familiar o de los amigos obliga a muchos menores a unirse a los grupos que defienden la tribu o el clan. Otros lo har¨¢n para vengar la muerte de familiares o como ¨²nica salida para sobrevivir una vez que el resto de su familia ha sido asesinada. Es por esto por lo que tanto ha aumentado el n¨²mero de ni?os y ni?as soldados en el pa¨ªs
La realidad es que, como en todos los conflictos tambi¨¦n en la Rep¨²blica Centroafricana, se est¨¢n utilizando decenas de ni?os y ni?as como soldados y para fines sexuales ante la apat¨ªa de la comunidad internacional.
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