El necesario entendimiento transatl¨¢ntico
El acuerdo de libre comercio entre la UE y EE UU tendr¨¢ un impacto mundial
De un tiempo a esta parte, uno de los temas que levanta m¨¢s controversia en el ¨¢mbito pol¨ªtico europeo es el Tratado Transatl¨¢ntico de Libre Comercio e Inversi¨®n (TTIP en sus siglas en ingl¨¦s) entre la Uni¨®n Europea y Estados Unidos. Parad¨®jicamente, el tema es tan pol¨¦mico como desconocidas son las consecuencias reales de dicho posible acuerdo para el conjunto de la ciudadan¨ªa europea y para Espa?a, en particular, y que exceden el ¨¢mbito de lo meramente econ¨®mico. Por ello, cualquier proyecto conjunto en el que consigan embarcarse ambas ¨¢reas econ¨®micas tendr¨¢ un fuerte impacto en el escenario geopol¨ªtico mundial.
El objetivo ¨²ltimo del TTIP es fortalecer y facilitar los lazos econ¨®micos dentro de la comunidad atl¨¢ntica. El marco de las negociaciones para conseguir dicha meta es bifronte: por un lado, eliminando las tasas arancelarias que a¨²n quedan en vigor (b¨¢sicamente antiguas reminiscencias proteccionistas hoy la mayor¨ªa ya obsoletas); por otro lado, y muy especialmente, reduciendo las llamadas barreras no arancelarias, es decir, obst¨¢culos y barreras administrativas que encarecen la exportaci¨®n.
A d¨ªa de hoy, el coste medio de las tarifas entre EE UU y la UE se sit¨²a en torno al 4%. No parece muy elevado, pero puede ser determinante en sectores en donde un punto porcentual de margen condiciona una decisi¨®n de inversi¨®n. Con todo, el grueso de las barreras al comercio transatl¨¢ntico se concentra en los costes burocr¨¢ticos que, dependiendo del sector, oscilan entre el 10% y el 20% seg¨²n diversos estudios. Es aqu¨ª donde se concentra la mayor parte de los beneficios potenciales del acuerdo y lo que lo convierte en un reto sumamente ambicioso. A esto hay que sumar que, tanto en Estados Unidos como en Europa, el 75% y el 85% del tejido empresarial est¨¢ configurado por pymes, que son las que m¨¢s se beneficiar¨ªan de una rebaja sustancial de las barreras no arancelarias que para este tipo de empresas muchas veces son, simplemente, infranqueables.
Contrariamente a lo que se ha estado denunciando desde algunas tribunas, el prop¨®sito del TTIP no es desproteger al consumidor ni generar un vac¨ªo legal para las empresas, sino que su objetivo m¨¢s concreto es armonizar y coordinar mejor la normativa vigente para converger hacia est¨¢ndares comunes y as¨ª reducir costes para la exportaci¨®n. La intenci¨®n del TTIP es trabajar para que ambos procesos converjan hacia est¨¢ndares comunes, un marco legislativo mutuamente reconocido, con un doble objetivo: reducir la barrera no arancelaria y mejorar la calidad de leyes y normas intensificando la relaci¨®n entre los reguladores. De hecho, el mandato del acuerdo tiene entre sus puntos principales la protecci¨®n del consumidor.
El marco de di¨¢logo incluye tanto coordinar y trabajar sobre la normativa ya existente como mirar c¨®mo y de qu¨¦ manera mejorar los procesos de elaboraci¨®n de nueva normativa. Por eso, de nuevo ? hay que insistir que el nuevo marco de colaboraci¨®n atl¨¢ntica no significa dar un salto al vac¨ªo institucional ¡ªcomo algunos a veces hacen creer¡ª sino de ampliar su per¨ªmetro.
De conseguirse lo anterior, todos los estudios estiman un impacto altamente positivo. A nivel de crecimiento, la UE y EE UU podr¨ªan crecer adicionalmente un 0,5% y un 0,4% anual respectivamente, lo que supone a?adir a la producci¨®n total cerca de 215.000 millones anuales, casi un cuarto del PIB espa?ol. En t¨¦rminos de empleo y renta disponible esto se traduce, para la UE, en la creaci¨®n de 400.000 nuevos puestos de trabajo en los pr¨®ximos a?os y un aumento de la renta disponible en un hogar medio de cuatro personas de 430 euros al a?o aproximadamente y de acuerdo con la mayor¨ªa de impacto de los estudios consultados. Adem¨¢s, dentro de la UE, este crecimiento no es uniforme siendo los pa¨ªses de la periferia europea, entre ellos, Espa?a, los que relativamente m¨¢s se beneficiar¨ªan del potencial acuerdo. En este sentido, el TTIP es tambi¨¦n un elemento que favorece la convergencia de la propia Europa.
A Espa?a le conviene que el acuerdo llegue a buen fin
Adicionalmente, se estima que tenga un efecto positivo para con el resto del mundo, estimado en 100.000 millones de euros anuales. Se trata de un incremento en la producci¨®n menor que el incremento total de EE UU y la UE, con lo que el acuerdo supone, en t¨¦rminos globales, un bal¨®n de ox¨ªgeno interesante que favorecer¨ªa cierta centralidad atl¨¢ntica en un momento en el que el centro de gravedad en el escenario econ¨®mico mundial se desplaza poco a poco hacia Asia-Pac¨ªfico.
Las consecuencias geoestrat¨¦gicas del posible acuerdo van m¨¢s all¨¢. Al margen del impacto en la esfera econ¨®mica, el TTIP ofrece una oportunidad singular para recuperar su iniciativa en liderazgo pol¨ªtico global, estableciendo conjuntamente el ritmo, la agenda y unos poderosos puntos de anclaje a nivel de est¨¢ndares comerciales de referencia para el conjunto de la econom¨ªa global.
Volviendo de nuevo la vista sobre Espa?a, el acuerdo tiene una importante componente estrat¨¦gica en clave nacional. En primer lugar, y como hemos anticipado antes, dentro de los pa¨ªses de la UE, Espa?a es, en t¨¦rminos relativos, una de las econom¨ªas m¨¢s favorecidas por el acuerdo. Los estudios estiman en 6,6% el crecimiento marginal a?adido en la renta disponible de los hogares para la pr¨®xima d¨¦cada en comparaci¨®n al 5,0% de crecimiento medio para el conjunto de la UE. Este hecho no es casual: el motor de nuestra econom¨ªa est¨¢ formado b¨¢sicamente por pymes que representan el 90% del tejido productivo del pa¨ªs y el principal foco de creaci¨®n de empleo. La rebaja de barreras no arancelarias tiene un efecto beneficioso transversal para todo tipo de empresas, pero las grandes beneficiadas son las peque?as y medianas. El acuerdo, adem¨¢s, favorecer¨ªa que muchas de estas peque?as compa?¨ªas recibiesen un poderoso impulso para dar un salto en tama?o y volumen de ventas.
La mayor¨ªa de las grandes corporaciones que no est¨¢n presentes en Europa o en Estados Unidos es porque no supone una alternativa interesante, no por falta de recursos disponibles o debido a impedimentos burocr¨¢ticos. Sin embargo, en el caso de empresas peque?as y medianas, la rebaja y simplificaci¨®n administrativa pueden marcar la diferencia entre entrar en un mercado y empezar a exportar a, directamente, ni considerarlo una opci¨®n viable.
Desde el punto de vista estrat¨¦gico de pa¨ªs, el TTIP supondr¨ªa un gran impulso al intercambio comercial y financiero entre Espa?a y Estados Unidos en un momento en el que nuestro sector exportador tiene que reducir su elevada dependencia de los principales mercados de la UE. En efecto, actualmente el grueso de las exportaciones se concentra en el mercado com¨²n europeo (67%) y, pr¨¢cticamente, casi la mitad (46%) se concentran entre cinco mercados: Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Esta alta dependencia del saldo comercial espa?ol con respecto a muy pocos pa¨ªses hace que nuestro sector exterior sea relativamente vulnerable a la coyuntura de la zona euro. El advenimiento de la crisis ha reforzado el impulso internacional y se han realizado importantes esfuerzos por exportar m¨¢s all¨¢ de nuestra ¨¢rea de influencia natural, pero a¨²n hay mucho recorrido por hacer. Las exportaciones a Estados Unidos son a¨²n peque?as en comparaci¨®n al tama?o del mercado potencial que supone y representan tan solo el 4,4%, por no hablar de China, donde nos hemos incorporado relativamente tarde, que representan apenas un 2% del total.
Por eso, para Espa?a, tanto desde una perspectiva dom¨¦stica de generaci¨®n de m¨¢s actividad y empleo para la econom¨ªa, como desde una perspectiva m¨¢s estructural de diversificaci¨®n y mayor solidez de nuestro sector exportador, nos conviene que el acuerdo llegue a buen fin. Un reto parecido se present¨® en la negociaci¨®n de la adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad Econ¨®mica Europea en los a?os ochenta y los resultados econ¨®micos y pol¨ªticos han sido buenos.
Juan Mar¨ªa Nin es presidente de la Fundaci¨®n Consejo Espa?a-Estados Unidos.
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