Obama batallador
El presidente de EE UU retoma la iniciativa con un Congreso en contra y un calendario limitado
En el escenario privilegiado que supone cada a?o el discurso del Estado de la Uni¨®n, Barack Obama proyect¨® en la madrugada del mi¨¦rcoles la imagen de un presidente de EE?UU que ha retomado la iniciativa, dispuesto a afrontar los dos a?os que le quedan de mandato como un pol¨ªtico que no se limitar¨¢ a esperar en la Casa Blanca a ver c¨®mo llega su sucesor. Otra cosa es que lo logre.
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Frente a un Congreso en manos de la oposici¨®n republicana, pero respetuoso, como es habitual, Obama busc¨® alejarse al m¨¢ximo de la imagen de pato cojo al que no le queda nada por hacer y quiso hablar directamente ¡ªrecurso tambi¨¦n habitual, por otra parte¡ª a las clases medias. ¡°Pasamos p¨¢gina¡±, les anunci¨®, refiri¨¦ndose a la recuperaci¨®n de la crisis. Las grandes cifras le avalan: el desempleo est¨¢ en el 5,6% y la econom¨ªa creci¨® un 5% en el ¨²ltimo trimestre de 2014. Pero no es menos cierto que parte de esas mismas clases medias no terminan de ver en su vida cotidiana la mejora que reflejan las estad¨ªsticas. La marea de la crisis, con una fuerte destrucci¨®n de empleo y con p¨¦rdidas de poder adquisitivo en zonas deprimidas y sectores en bancarrota, ha dejado huellas que llevar¨¢ tiempo superar.
Uno de los riesgos que afronta la sociedad estadounidense es el aumento de las disparidades entre los que han podido capear la crisis y quienes, despu¨¦s de haberla sufrido, no son capaces de subirse al tren de la recuperaci¨®n: aquellos que no pueden pasar p¨¢gina. Por eso Obama convirti¨® la palabra ¡°desigualdad¡± en una de las claves de su discurso.
Pero es dif¨ªcil que este presidente pueda sacar adelante medidas como la subida de impuestos a los m¨¢s ricos ¡ªentre otras cosas, para permitir alivios fiscales a las clases medias¡ª, la elevaci¨®n del salario m¨ªnimo y m¨¢s facilidades en el acceso a la educaci¨®n. El Congreso es abiertamente hostil a la Casa Blanca y el Partido Republicano vive inmerso en su propia campa?a preelectoral en la que cualquier concesi¨®n a un presidente dem¨®crata que ha batido r¨¦cords de impopularidad puede arruinar ambiciosas carreras pol¨ªticas.
Obama es perfectamente consciente de esta situaci¨®n: lo que hace al proponer medidas imposibles de asumir por este Congreso es fijar ya los t¨¦rminos de la pr¨®xima cita electoral, la del 8 de noviembre de 2016, cuando los dem¨®cratas intenten mantener la Casa Blanca y recuperar total o parcialmente el Congreso. Establecidas en el horizonte las batallas econ¨®micas, los asuntos internacionales ¡ªde los que no hay mucho de qu¨¦ presumir¡ª quedaron en un plano muy secundario. Baste como ejemplo que la palabra ¡°Irak¡± fue pronunciada en dos ocasiones.
Barack Obama ha vivido en este discurso su momento m¨¢s reaganiano en la presidencia. Quiere convencer a sus conciudadanos de que el pa¨ªs ha cambiado decisivamente, que ha superado la crisis y que est¨¢ por fin en el buen camino. Lo que muchos estadounidenses esperan es confirmar personalmente sus palabras.
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