Sobre el liderazgo de Obama
Acertar con lo imprevisible y aportar estabilidad de un entorno cambiante es el trabajo del presidente de Estados Unidos
Uno de los elementos presentes en el discurso sobre el Estado de la Uni¨®n de Obama ha sido la descripci¨®n que ha hecho de lo que ¨¦l entiende que debe ser una forma inteligente de liderazgo americano. Se presentaba ante unas C¨¢maras que desde el pasado noviembre est¨¢n controladas por los republicanos y nueve d¨ªas despu¨¦s de su llamativa ausencia en la manifestaci¨®n de Par¨ªs que concentr¨® a no pocos de sus aliados internacionales para repudiar los atentados terroristas contra los redactores de Charlie Hebdo y los clientes del mercado Kosher.
Desde el fin del entorno estable de la Guerra Fr¨ªa en no pocas ocasiones los acontecimientos sobrevenidos se han impuesto a las previsiones de los diferentes presidentes de Estados Unidos y de sus experimentados equipos. Repasar sus propuestas estrat¨¦gicas iniciales y el efectivo ejercicio de su poder nos puede llevar a hacer juicios de corte acad¨¦mico, tan concluyentes como equivocados, si no tenemos en cuenta que la pol¨ªtica no es un territorio de granito sino m¨¢s bien de arenas muy movedizas. As¨ª sucede con el actual habitante de la Casa Blanca, aunque ha tratado de acogerse al manto de la prudencia tambi¨¦n para conjugar la intrepidez de su predecesor. Pero, al contrario de Bush, a ¨¦l se le reprocha una sobredosis de cautelas, con la consiguiente renuncia a tomar el l¨®gico protagonismo de comandar la ¨²nica potencia global, siquiera fuera por la diferencia de presupuestos que marca el Pent¨¢gono.
El ¡°liderazgo desde atr¨¢s¡± ha sido entendido por sus cr¨ªticos como falta de capacidad resolutiva del presidente o una rebaja en el estatus de Estados Unidos. La losa de la valoraci¨®n de la anterior presidencia aconsejaba una nueva forma de relacionarse con los aliados y el resto de la comunidad internacional. Esa nueva forma de liderazgo evitaba tambi¨¦n correr en solitario con el desgaste, tanto econ¨®mico como de imagen, de las diferentes operaciones internacionales. Es ejercer de un modo diferente el mismo papel que Madeleine Albright entend¨ªa que deb¨ªa desempe?ar Estados Unidos de naci¨®n indispensable. Una funci¨®n distinta a la de sheriff, que no polic¨ªa, que propon¨ªa Richard Haass a finales de los 90, recordando el liderazgo asumido por su pa¨ªs en la liberaci¨®n de Kuwait. A pesar de todo, la recuperaci¨®n de la confianza con los aliados no ha sido todo lo s¨®lida que era de esperar como desvel¨® el caso del espionaje a Merkel. El propio presidente afirm¨® en su discurso del martes que aunque entiende que lo mejor es combinar el poder militar y una fuerte diplomacia y que incrementa su poder construyendo coaliciones ¡°se reserva el derecho a actuar unilateralmente como hemos hecho de un modo firme desde que asum¨ª la presidencia para acabar con los terroristas que fueran una amenaza directa contra nosotros y nuestros aliados¡±. No ha sido la primera vez que lo ha dicho.
Afirma Kissinger, iron¨ªas aparte, que en Estados Unidos la coherencia de la pol¨ªtica exterior surge, si llega a surgir, de las declaraciones presidenciales. El problema con Obama es que del reset con Putin malvendiendo la herencia recibida en Polonia ha pasado a imponer sanciones a Rusia por sus pirater¨ªas en Ucrania; de abandonar Irak precipitadamente por ser una guerra equivocada a retornar ante la celeridad feroz exhibida por los islamistas del Estado Isl¨¢mico; de apoyar las primaveras ¨¢rabes a respaldar el giro del presidente Al Sisi.
La posici¨®n de Obama ha sido consistente en lo relativo al di¨¢logo con dos no peque?os enemigos traum¨¢ticos: Ir¨¢n y Cuba.
En cambio, la posici¨®n de Obama ha sido consistente en lo relativo al di¨¢logo con dos no peque?os enemigos traum¨¢ticos: Ir¨¢n y Cuba. Invitados enojosos por sus profundas ramificaciones en la pol¨ªtica dom¨¦stica, donde llegaron a embarrar las campa?as de Carter y Al Gore y tambalear las presidencias de Kennedy y Reagan. Obama se ha mostrado siempre abierto a entablar negociaciones con el r¨¦gimen pronuclear iran¨ª, todav¨ªa sin resultados definitivos pero habi¨¦ndose logrado acuerdos parciales significativos. De hecho, aprovech¨® el discurso para anunciar que vetar¨¢ cualquier intento del Senado de imponer sanciones a Ir¨¢n para boicotear el incierto proceso negociador.
Y ello a costa de aflojar el cord¨®n umbilical que la entera pol¨ªtica americana sostiene con Israel. A pesar de la autonom¨ªa ganada con el fracking y de una cierta toma de distancia desde la exitosa operaci¨®n contra Bin Laden, no parece que los presidentes americanos vayan a olvidarse de una regi¨®n epicentro de inseguridades, al menos no mientras el pa¨ªs siga golpeado emocionalmente por el 11-S. Pero est¨¢ por ver qu¨¦ efectos secundarios tiene la nueva posici¨®n entre sus compa?eros dem¨®cratas
El impacto que ha tenido la simple reanudaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas con los Castro, indica que la prudencia vacilante del presidente en retirada no est¨¢ re?ida con la audacia del paso emprendido para desencallar una vieja cuesti¨®n pendiente. El cubano ha venido siendo otro asunto internacional clave para lanzarse a disputar con garant¨ªas unas elecciones donde el Estado de Florida ha llegado a inclinar la balanza presidencial. La disputa con el Legislativo sobre el embargo que contin¨²a hacia Cuba har¨¢ borrosas las l¨ªneas entre la pol¨ªtica exterior y nacional. Recordar como hizo en este ¨²ltimo discurso que era necesario algo nuevo despu¨¦s de 50 a?os de una pol¨ªtica fracasada respecto a la isla es un argumento imbatible.
A¨²n as¨ª, los problemas de Obama a la hora de manejar la agenda internacional se han visto acentuados por un equipo en el que han existido cinco jefes de gabinete, cuatro secretarios de Defensa, tres consejeros de seguridad nacional y dos secretarios de Estado. Si su inspiraci¨®n a la hora de conformarlo fue el Team of rivals de Lincoln -figuras de alto perfil pol¨ªtico que garantizaba un profundo debate- las disfunciones manifestadas ha llevado a que al final haya optado por el modelo cl¨¢sico y manejable de direcci¨®n desde la Casa Blanca.
Reaccionar con pragmatismo ante los acontecimientos, incluso contra el propio criterio de partida, es una virtud pol¨ªtica que permite no perseverar en el error. Ahora bien, el problema de Obama ha sido partir de presunciones equivocadas a la hora de analizar la realidad. Cuando plante¨® el reset con Rusia, Putin ya hab¨ªa dado muestras en el verano de 2008 en Georgia de c¨®mo entend¨ªa el nuevo papel de su naci¨®n. Quiz¨¢s cre¨ªa seguir la m¨¢xima de Roosevelt con Stalin de que ¡°para tener un amigo hay que serlo¡± olvidando que al mismo tiempo su antecesor constru¨ªa en secreto la bomba at¨®mica.
No hay a la vista una competencia global entre dos potencias. Incitarla no parece tampoco una acci¨®n sabia
Las consecuencias de un vac¨ªo de poder en Irak ya se hab¨ªan demostrado con los errores que sucedieron a la invasi¨®n de 2003. La l¨ªnea roja que ha llevado a una nueva intervenci¨®n en Oriente Medio no ha sido el uso de armas qu¨ªmicas contra la poblaci¨®n civil como declar¨®, sino la desestabilizaci¨®n de la regi¨®n, el asesinato de occidentales y la directa amenaza formulada por los dirigentes del Estado Isl¨¢mico contra las sociedades democr¨¢ticas. Evitar el error de 2011 con Irak deber¨ªa servir para el anunciado caso de Afganist¨¢n, aunque est¨¢ por ver si el contingente previsto que permanecer¨¢ ser¨¢ suficiente para evitar el desplome de la precaria situaci¨®n institucional. En el discurso, Obama puls¨® el instinto aislacionista americano cuando afirm¨® que ¡°en lugar de patrullar los valles de Afganist¨¢n hemos entrenado sus fuerzas de seguridad quienes ahora han asumido el liderazgo¡±. En cualquier caso, los planes respecto a Mor¨®n avisan de que el papel de Estados Unidos no va a ser menguante, al menos en cuanto a la orilla sur del Mediterr¨¢neo.
El presidente originario de Hawai pretendi¨® cambiar el eje de la acci¨®n de Estados Unidos llev¨¢ndolo del Atl¨¢ntico al Pac¨ªfico y hacer de la relaci¨®n China la prioridad estrat¨¦gica. La contenci¨®n a la imprevisible Corea del Norte ha sido una buena prueba de toque de esa nueva relaci¨®n especial que ha pretendido tener y en la que no le han faltado obst¨¢culos. Las manifestaciones de Hong Kong han sido uno de esos imprevistos que ha tenido que obviar para evitar generar nuevas tensiones. La sutil referencia a que en Asia-Pac¨ªfico est¨¢ ¡°modernizando las alianzas para asegurar que otras naciones cumplan con las reglas en el comercio, la resoluci¨®n de sus disputas mar¨ªtimas y la participaci¨®n en desaf¨ªos internacionales comunes como la noproliferaci¨®n¡± pretend¨ªa evitar los problemas diplom¨¢ticos que pudieran ocasionar las alusiones directas.
Marcar la agenda y no ser una superpotencia reactiva y responsable implica desafiar el orden establecido. Estados Unidos no lo necesita mientras las cuestiones con Rusia y China no pasen de ser querellas de fronteras inmediatas. No hay a la vista una competencia global entre dos potencias. Incitarla no parece tampoco una acci¨®n sabia. El constitucional equilibrio de poderes entre Capitolio y la Casa Blanca no le permite mucho margen de maniobra con unas C¨¢maras controladas por unos rivales ya en campa?a. A¨²n as¨ª hay espacio para decisiones inteligentes ¨Ccomo la tomada respecto a Cuba- y adem¨¢s, en las cuestiones de seguridad, por su implicaci¨®n interna y su naturaleza, son un ¨¢mbito donde es posible llegar a acuerdos. A excepci¨®n de los muy circunscritos casos referidos de Cuba, Israel e Ir¨¢n, la pol¨ªtica internacional queda enclaustrada a un debate de ¨¦lites, con luz y taqu¨ªgrafos, aunque s¨®lo seguido por minor¨ªas ilustradas. Siempre que no se env¨ªen tropas a territorio hostil, momento en el que la opini¨®n p¨²blica comenzar¨ªa a ser un actor m¨¢s del escenario. De ah¨ª que el uso de drones, con limitaciones y contraindicaciones, se ha visto como la soluci¨®n a este inconveniente.
El acertar con lo imprevisible va a seguir siendo el trabajo impensado del presidente y la personal aportaci¨®n a la estabilidad de un entorno cambiante, la medida de su ¨¦xito en pol¨ªtica exterior. La herencia limita siempre tu margen de maniobra. Ning¨²n l¨ªder empieza desde cero. Pero, como en una tarea propia de S¨ªsifo, el destino juega a empujar a Obama a retornar siempre al punto de partida. Desde los tiempos de F. D .Roosevelt las relaciones internacionales han irrumpido de forma poderosa en la Rep¨²blica. Aunque brilla o palidece la presidencia americana por c¨®mo se maneja cada aspirante con el sue?o de salir adelante por tus propios medios y m¨¦ritos en una tierra de promisi¨®n m¨¢s bien alejada del resto del mundo.
Pablo Hisp¨¢n Iglesias de Ussel es profesor del Master de Relaciones Internacionales de la Universidad San Pablo-Ceu.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.