Actrices hartas de ser vistas como perchas de lujo
En ¨¦poca de premios, vestidos de lujo y preguntas absurdas, la periodista y escritora analiza la revoluci¨®n iniciada por mujeres de Hollywood cansadas de que se las trate de forma sexista en las alfombras rojas
Aunque las entrevistas no sean del todo interesantes, ning¨²n periodista tiene la desfachatez de preguntarle en los premios a los que acude porque ¨¦l lo vale, de d¨®nde ha salido el pelazo que luce desde que es Frank Underwood, sin que a nadie le conste que haya pasado por Lourdes.
Kevin Spacey es el paradigma, en estos tiempos de igualdades y desigualdades ¡ªy que me perdone Piketty, por mentar la desigualdad en un art¨ªculo que se apoya en frivolidades¡ª, que permite abordar una cuesti¨®n seria: la revoluci¨®n de las chicas listas de Hollywood contra el sexismo. Porque si hay un espacio planetario en el que hombres y mujeres son tratados de manera radicalmente desigual, ese es la alfombra roja. Y desde el 11 de enero, en que arrancaron los Globos de Oro, hasta el 22 de febrero, con los Oscar, vivimos en un ¨¦xtasis de entregas de premios, escotes en uve, b¨®tox y preguntas irrelevantes y absurdas. Que nunca son para Kevin y sus amigos varones.
Cuando se trata de una actriz, por poner un ejemplo, candidata al Oscar, al gremio de la entrevista televisiva le es indiferente que tenga un cociente intelectual de 148, interprete a una mujer malgache piloto de avioneta, aprenda a pilotar y a hablar malgache sin acento, engorde 30 kilos para el papel, y luego los adelgace para poder enfundarse en un modelo de alta costura y recoger uno de los susodichos galardones. Cuando ponga el pie en la alfombra roja la inevitable pregunta ser¨¢: ¡°?De qui¨¦n es el vestido?¡±. Todo lo m¨¢s, ¡°?C¨®mo has conseguido adelgazar?¡±.
Si Corea del Norte se ha convertido inesperadamente en un player del juego de Hollywood, es que todo es posible en domingo, que, justamente fue el d¨ªa en que se celebraron los ¨²ltimos Globos de Oro. Esa noche, dos actrices levantiscas, las ex Saturday Night Live Tina Fey y Amy Poehler, se hartaron del juego del ¡°?De qui¨¦n es el vestido?¡±. Y esa misma noche se cargaron de razones por culpa de una nueva perversi¨®n informativa: un mini set con una c¨¢mara que muestra las manos y el detalle de la manicura de las actrices. Un tr¨¢gala infumable, para entendernos. Aunque muchas se prestaron entre risas, nos llevamos la sorpresa con la dulce Peggy de Mad Men, Elizabeth Moss, puso la mano frente a la manicam pero para ense?ar el dedo coraz¨®n en modo peineta. ?Alguna duda?
Los gestos revolucionarios son contagiosos. Jennifer Aniston, en los siguientes premios, los de la SAG, pas¨® sonadamente del tema con un ¡°No¡± como un ca?onazo. Jennifer (y muchas m¨¢s) encontraron que lo de la manicam estaba al nivel del codo o culo. Ella estaba nominada y quer¨ªa hablar de su interpretaci¨®n. Y la revoluci¨®n tom¨® aire en las redes sociales con el hashtag #AskHerMore y que ense?e la mano tu t¨ªa.
Hoy d¨ªa, no hay revoluci¨®n sin hashtag, y este debut¨® en los Emmy del a?o pasado. Lo lanz¨® un grupo liderado por mujeres cineastas, The representation Project. Su #AskHerMore podr¨ªa interpretarse como ¡°Preg¨²ntale (a ella) algo m¨¢s (interesante)¡±. Y una pregunta interesante ser¨ªa hasta qu¨¦ punto las actrices contribuyen a su cosificaci¨®n, someti¨¦ndose al juego que las reduce a perchas para trajes de 20.000 euros. ?Beneficia a sus carreras tal exposici¨®n? ?A sus bolsillos? ?Es rentable pagar ese precio ¡ªenti¨¦ndase, preguntas tontas sobre ropa y accesorios¡ª por exhibirse en la pasarela m¨¢s cotizada del planeta? Dif¨ªcil abandonar la mesa con la partida empezada. Se dan casos tan grotescos como el de la actriz Hayden Panettiere que mor¨ªa por llevar un modelo de Tom Ford a los Globos de Oro del a?o pasado. Cometi¨® la osad¨ªa imperdonable de compr¨¢rselo. La casa hab¨ªa apostado por una sola embajadora, Naomi Watts, y, ?oh, sorpresa!, cuando comenz¨® a calentarse el asunto en las redes sociales, el propio Ford, muy elegantemente, envi¨® un ramo de rosas a la ¨²nica que se hab¨ªa tomado la molestia de pasar por caja.
Tina Fey, Amy Poehler y Jennifer Aniston se han sumado a la denuncia
Porque no se ve¨ªa un caso tan ins¨®lito desde que Emma Thompson contestara a la pregunta ¡°?De qui¨¦n es tu vestido?¡± con un rotundo: ¡°M¨ªo¡±. Id¨¦ntica a la respuesta de nuestra admirada Terele P¨¢vez en unos Goya, que a?adi¨®: ¡°Para eso lo he pagado con mi dinero¡±.
Que a nadie se le escape que la protesta llega del lado de las actrices resultonas; las chicas listas y graciosas a las que nunca veremos prestando su rostro a un bolso. No en vano, el grupo de apoyo a la revoluci¨®n de las preguntas interesantes se autodenomina AmyPoehlerSmartGirls. La industria de la moda es ya una segunda-primera ventana para las actrices de la lista A, las top, con Oscar y tipazo, como Jennifer Lawrence o Cate Blanchett, invitadas a los desfiles de Par¨ªs en avi¨®n privado. Ellas se convierten, gracias a sus celebradas apariciones en las alfombras rojas, en iconos publicitarios de firmas que cotizan en los ¨ªndices LVMH y Armani. Pero nada es gratis. Para cumplir contratos est¨¢n la mencionada alfombra, la prensa y un p¨²blico ¨¢vido de saberlo todo sobre sus ¨ªdolos. Hasta c¨®mo les llevan las cut¨ªculas.
Confieso que, en la d¨¦cada larga en la que cubr¨ª como periodista las alfombras rojas, tambi¨¦n formul¨¦ la dichosa pregunta; era obligado. Pero tambi¨¦n me interesaba por trabajos recientes, el papel de la nominaci¨®n o alg¨²n detalle curioso en torno a la ceremonia. No hay tiempo para grandes reflexiones. Los publicistas empujan a las estrellas hacia la c¨¢mara siguiente en una liturgia que evoluciona en connivencia con la industria de la moda y la belleza. Que haya llegado el momento de poner l¨ªmites, o romper las reglas, est¨¢ en la mano de las actrices. Sin ense?arla en la manicam. Y con preguntas como las de Kevin. #AskHerMore
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