Viaje a la capital m¨¢s contaminada del mundo
El desarrollo econ¨®mico y la sedentarizaci¨®n de la poblaci¨®n n¨®mada de Mongolia crean una atm¨®sfera irrespirable en Ul¨¢n Bator Un 10% de las muertes en la ciudad est¨¢n relacionadas con la poluci¨®n
Mongolia evoca im¨¢genes de estepas interminables, cielos azules, animales en libertad, y tradiciones ancestrales que se resisten a morir. Al fin y al cabo, su territorio triplica en superficie al de Francia pero alberga a menos habitantes que los de Madrid, un hecho que convierte al pa¨ªs de Gengis Kan en el de menor densidad de poblaci¨®n del mundo, y en uno de los m¨¢s remotos. No obstante, la mitad de los tres millones de mongoles respira en invierno el aire m¨¢s contaminado del planeta.
Son los habitantes que se concentran en la capital, Ul¨¢n Bator, una ciudad que crece al fren¨¦tico ritmo de la globalizaci¨®n y de una econom¨ªa que explota el fil¨®n de la miner¨ªa: atra¨ªdos por oportunidades laborales que muchas veces no se materializan, entre 30.000 y 40.000 n¨®madas abrazan aqu¨ª la vida sedentaria y hacen valer su derecho constitucional a una parcela de tierra para instalarse con sus yurtas en las colinas que protegen la capital.
Entre 30.000 y 40.000 n¨®madas abrazan aqu¨ª la vida sedentaria y hacen valer su derecho constitucional a una parcela de tierra
El problema es que, al igual que hac¨ªan en el campo, queman carb¨®n y madera en sus anticuadas estufas para combatir las duras temperaturas, que tambi¨¦n convierten a Ul¨¢n Bator en la capital m¨¢s fr¨ªa del planeta. De hecho, de madrugada el mercurio puede desplomarse hasta los 40 grados bajo cero. Ese es tambi¨¦n el momento en el que las imponentes centrales t¨¦rmicas que han sido engullidas ya por la megal¨®polis se encuentran al m¨¢ximo rendimiento, emitiendo gruesos chorros de gases contaminantes a la atm¨®sfera. Y antes de que amanezca las inadecuadas infraestructuras viarias se colapsan con un perpetuo atasco.
Desafortunadamente, la combinaci¨®n de estos tres factores socioecon¨®micos tiene efectos dram¨¢ticos: en 2013 la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) afirm¨® que un 10% de las muertes registradas en la ciudad, la capital m¨¢s contaminada del mundo en invierno por delante incluso de Pek¨ªn o Nueva Delhi, estaban relacionadas con la poluci¨®. Entre 2004 y 2008 se produjo un aumento del 45% en los casos de enfermedades respiratorias, que, seg¨²n el Banco Mundial, provocan un gasto adicional en Sanidad de m¨¢s de 300 millones de euros al a?o. Y la situaci¨®n no mejora.
Vaho y tubos de escape
A las 8:30 de la ma?ana el sol ya despunta en el horizonte, pero su silueta apenas se atisba a trav¨¦s de la densa capa gris que envuelve a Ul¨¢n Bator. El vaho de los peatones que caminan encogidos por el fr¨ªo se mezcla con los gases que manan de los tubos de escape.
Desde las colinas salpicadas de yurtas y de peque?as construcciones de madera, los nuevos rascacielos que reflejan el resurgir econ¨®mico del pa¨ªs son meras sombras espectrales que se recortan contra un horizonte blanquecino. Flota en el aire un olor agrio, y el ¨ªndice de part¨ªculas en suspensi¨®n de menos de 2,5 micras -las m¨¢s da?inas para la salud- marca una concentraci¨®n de m¨¢s de 500 por metro c¨²bico de aire, 25 veces el m¨¢ximo recomendado por la OMS. No obstante, en el interior de la vivienda m¨®vil de Bayarshaikhan, un hombre que decidi¨® mudarse con su familia a la capital el a?o pasado, hace calor y el aire es respirable.
Su familia no utiliza la estufa-cocina que trajo desde el campo sino una nueva que ha comprado subvencionada por el Gobierno. Resulta mucho m¨¢s eficiente e incluye un filtro que frena las emanaciones nocivas. ¡°Es una iniciativa muy interesante tanto para nosotros como para el conjunto de la ciudad, porque son preocupantes los problemas respiratorios que sufren sobre todo ni?os y ancianos¡±, comenta este ganadero reconvertido en mec¨¢nico.
¡°La inversi¨®n inicial que tenemos que hacer se recupera pronto, y gracias al cambio de la estufa el Gobierno nos ofrece la electricidad a un precio m¨¢s reducido. Adem¨¢s, antes quem¨¢bamos dos bolsas de carb¨®n al d¨ªa en invierno y ahora s¨®lo una¡±. Son ventajas evidentes que llevan cada vez a m¨¢s residentes de los suburbios de las yurtas, donde ya vive el 60% de la poblaci¨®n, a cambiar sus herrumbrosas estufas por otras m¨¢s ecol¨®gicas. Seg¨²n estimaciones del Gobierno, si se redujesen a la mitad las emisiones de estos calefactores el nivel de part¨ªculas en suspensi¨®n de la capital se reducir¨ªa en un tercio. Pero los dirigentes mongoles reconocen que no es suficiente.
As¨ª, una de las im¨¢genes que m¨¢s sorprenden en la capital mongola es la proliferaci¨®n de veh¨ªculos h¨ªbridos, sobre todo de las diferentes versiones del Prius que fabrica Toyota. ¡°Resulta m¨¢s econ¨®mico porque consume menos y porque nos hacen un importante descuento en el impuesto de matriculaci¨®n¡±, comenta Anar Chack, una joven emprendedora que tambi¨¦n se muestra preocupada por la situaci¨®n medioambiental de Ul¨¢n Bator.
¡°Hay una gran demanda de Prius, y calculo que un 30% de todos los veh¨ªculos que hay ahora en la calle son de este modelo¡±. Sin duda, un vistazo a cualquier aparcamiento y al mercado de segunda mano es suficiente para certificar que, a pesar de que no es el autom¨®vil m¨¢s adecuado para las carreteras mongolas, los Toyota importados de Jap¨®n tienen una gran aceptaci¨®n.
No obstante, Ul¨¢n Bator necesita mucho m¨¢s que peque?as dosis de maquillaje para recuperar la habitabilidad de hace d¨¦cadas. Por eso, en 2013 el Gobierno aprob¨® modificaciones en el?master plan de la ciudad que elevan a 25.000 millones de euros la inversi¨®n que se realizar¨¢ hasta 2030 para crear 10 nuevos distritos, tres ciudades sat¨¦lite, y una red de metro y de tranv¨ªa. El objetivo es reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de habitantes en yurtas y aumentar hasta el 70% el porcentaje de los residentes en bloques de apartamentos que ahora proliferan por doquier y cuya construcci¨®n tambi¨¦n suma contaminaci¨®n.
No obstante, el?boom de la miner¨ªa parece estar llegando a su fin y el teniente de alcalde de la capital, Ochirbat Sorogjoo, admiti¨® en una entrevista con el diario Financial Times que la reducci¨®n de los ingresos por impuestos supone una amenaza para este proyecto tan ambicioso. ¡°Tenemos que reconocer que las condiciones econ¨®micas actuales est¨¢n ralentizando en cierta manera el desarrollo del proyecto para los barrios de?gers [nombre que recibe la yurta mongola]¡±, afirm¨®.
Otros temen que el mayor problema al que se enfrenta la necesaria reforma urban¨ªstica de Ul¨¢n Bator no sea econ¨®mico sino social. ¡°Muchos de los residentes en?gers tienen dificultad a la hora de adaptarse a la vida urbana. No podemos olvidar que se trata de gente que ha vivido en completa libertad, movi¨¦ndose de un lado para otro siempre con su yurta. Aunque la mayor¨ªa ans¨ªa adquirir un apartamento, muchos de quienes consiguen este objetivo echan de menos su antigua vivienda¡±, explica O Oyumaa, directora de una de las 18 guarder¨ªas construidas por el Banco Mundial para facilitar el desarrollo econ¨®mico de los suburbios de?gers. ¡°Adem¨¢s, el paro hace estragos en los suburbios y las diferencias sociales se agrandan¡±.
De momento, nadie duda de que los inviernos continuar¨¢n siendo fr¨ªos y grises. La presi¨®n demogr¨¢fica y la falta de recursos constri?en a una ciudad que se ha convertido en la ant¨ªtesis de la esencia mongola. ¡°Nos gustar¨ªa poder volver al campo, vivir cerca de la naturaleza, pero las posibilidades de recibir una buena educaci¨®n y de encontrar un trabajo digno s¨®lo se encuentran en la capital¡±, se lamenta Baaska, una joven estudiante de japon¨¦s. ¡°S¨®lo si se crean m¨¢s oportunidades en otros lugares del pa¨ªs se solucionar¨¢n los problemas de Ul¨¢n Bator, porque los j¨®venes pensaremos en ir a otras ciudades¡±, sentencia.
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