¡°Ninguna persona es mala¡±
La misionera adoratriz lleva m¨¢s de 15 a?os trabajando para sacar de los slums de Calcuta a las hijas de mujeres prostituidas y darles una educaci¨®n
La hermana Caridad naci¨® en Kerala (India), en 1948. Hoy, nada en ella hace pensar a primera vista que tenga alguna relaci¨®n con Espa?a. Salvo su nombre, Caridad, que tom¨® cuando inici¨® su formaci¨®n como novicia en la orden de las Hermanas Adoratrices Esclavas del Sant¨ªsimo Sacramento y la Caridad. Detr¨¢s de un nombre tan largo, se esconde una labor de ayuda a mujeres v¨ªctimas de trata y de explotaci¨®n sexual que ya dura 150 a?os. Esta joven india lleg¨® con 17 a?os al Madrid que le pareci¨® "otro mundo", sin saber muy bien a qu¨¦ iba a consagrar su vida desde ese instante. "Una de las monjas de mi escuela nos explic¨®, pero yo no entend¨ªa", recuerda. Ahora, en 2015, s¨ª asegura con rotundidad que no cambiar¨ªa su vida por nada.
La hermana Caridad est¨¢ de visita en Madrid para apoyar a Manos Unidas en su campa?a anual contra la pobreza, que este a?o invita a reflexionar y hacer balance sobre el logro de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) propuestos por Naciones Unidas. Ella ofrece este mi¨¦rcoles una conferencia para hablar de lo que mejor conoce: el trabajo que su orden realiza para escolarizar y dar un medio de vida digno a las hijas de mujeres prostituidas en algunos de los peores slums del pa¨ªs. Son ni?as habitualmente reclutadas por mafias locales para ser prostituidas a partir de los 13 a?os o antes, ni?as que viven en condiciones de pobreza extrema, hacinadas en chabolas con una falta de higiene total y controladas por madams a la que tienen que entregar casi todos los ingresos que consiguen. Bachpan Bachao Andolan (BBA), que es uno de los movimientos m¨¢s antiguos de la India contra el trabajo infantil (llevan 33 a?os en la brecha), calcula que alrededor de 1,2 millones de trabajadoras sexuales son menores de 18 a?os y que la prostituci¨®n infantil ha aumentado un 8% anual en los ¨²ltimos diez a?os.
Miedo y asco. Esos son los sentimientos que sacudieron el cuerpo de la misionera la primera vez que entr¨® en un slum de Calcuta, en 2004. "La madre de una de nuestras chicas muri¨® de sida y nos avisaron. Ten¨ªamos que sacarla de all¨ª porque nadie quer¨ªa hacerlo, as¨ª que fuimos tres hermanas con un sacerdote", relata. Eran las diez de la noche y vimos hombres y mujeres haciendo su trabajo de prostituci¨®n a la vista de todo el mundo. Las ve¨ªamos esperar a sus clientes y c¨®mo pasaban coches, paran, regatean, las cogen y se van con ellas...". La hermana Caridad hace largas pausas en medio de su relato, como si con su mente hubiera vuelto a esas callejuelas oscuras de su primera vez. "Algunos hombres las maquillan muy bien y las visten con trajes muy llamativos para hacerlas m¨¢s atractivas. Las distingues por eso, por su manera de sentarse, por lo deterioradas que se encuentran de salud...".
El principal caballo de batalla de estas mujeres es la falta de educaci¨®n: aunque quieran salir de ese mundo, no pueden porque no saben hacer otra cosa. "Damos m¨¢s importancia a las hijas porque con las mujeres no podemos hacer mucho, al menos con los medios de los que disponemos. Trabajamos para que las hijas no sigan el mismo camino de sus madres, que es lo que suele ocurrir de manera natural porque nunca conocen otra cosa que no sea esa vida. No tienen formaci¨®n y en los colegios no las aceptan por ser hijas de prostitutas, los padres no quieren que se mezclen con sus hijas", asegura la hermana Caridad.
#Contra la pobreza
El domingo 8 de febrero se celebra en Espa?a la Jornada Nacional de Manos Unidas, que en esta ocasi¨®n invita a reflexionar y hacer balance sobre el logro de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) propuestos por Naciones Unidas, precisamente en 2015, a?o que se hab¨ªa marcado como fecha tope para la consecuci¨®n de estos.
La ONG de Desarrollo de la Iglesia Cat¨®lica para la ayuda a los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos del planeta, que apoya m¨¢s de 1.000 proyectos en m¨¢s de 60 pa¨ªses, recordar¨¢, durante 12 meses, que la lucha contra la pobreza es una tarea de las naciones, pero, tambi¨¦n, de cada una de las personas que formamos parte del mundo. Por eso invita a toda la sociedad a unirse a esta lucha contra la pobreza con una pregunta que nos hace a todos en el lema de este a?o: "Luchamos contra la pobreza ?te apuntas?" (#ContralaPobrezaMU).
La organizaci¨®n, adem¨¢s, ha invitado a 26 misioneros y responsables de proyectos de cooperaci¨®n a que cuenten sus experiencias de lucha contra la pobreza en 17 pa¨ªses a trav¨¦s de actos de lanzamiento y otros eventos organizados desde el 27 de enero al 11 de febrero, en 55 ciudades espa?olas. Esta y otras actividades pueden consultarse aqu¨ª.
Caridad Paramundayil, que trabaj¨® durante siete a?os como profesora de mujeres v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual, no dud¨® en tomar medidas para ayudar a las ni?as de los slums cuando, en el a?o 2000, fue nombrada Secretaria Provincial de su congregaci¨®n en Calcuta. Durante los nueve a?os siguientes, coordin¨® la apertura de centros de acogida en los Estados de West Bengal, Delhi, Orissa y Hyderabad con ayuda de Manos Unidas para rescatar y rehabilitar a v¨ªctimas de prostituci¨®n forzada y para formar a j¨®venes en oficios que les permitan ser econ¨®micamente independientes. Desde entonces han pasado por estos centros casi 400 ni?as y adolescentes que han aprendido a leer, escribir, a llevar un negocio, a coser... El trabajo no siempre ha sido f¨¢cil porque la confianza de una madre no se gana en un solo d¨ªa. "Al principio les costaba m¨¢s enviarnos a sus hijas a las casas pero cuando vieron que somos distintas a otras organizaciones, que no nos quedamos solo un tiempo sino que vivimos all¨ª de manera permanente, nos fueron abriendo sus puertas", explica.
Los d¨ªas m¨¢s duros para esta misionera se dan cuando una chica se marcha sin decir adi¨®s. Esos d¨ªas, se anima a s¨ª misma pensando que todo el trabajo que se ha realizado con esa mujer no ha sido en vano. "Me quedo con la idea de que ninguna persona es mala, algo tienen dentro y de todo lo que les hemos dado, algo quedar¨¢ y alg¨²n d¨ªa se dar¨¢ cuenta. Es mi esperanza para no desanimarme".
Los inicios fueron dff¨ªciles. Sufrieron amenazas de mafias locales y proxenetas que vieron peligrar sus negocios, y hasta las llevaron a juicio. "Unos hombres dec¨ªan que nosotras foment¨¢bamos la prostituci¨®n, pero lo que quer¨ªan era quitarnos de en medio. Fueron d¨ªas muy peligrosos pero esas mujeres siempre nos protegieron; siempre que ven¨ªa la polic¨ªa, ellas nos rodeaban. Ahora todo el mundo sabe lo que hacemos y ya nos han dejado en paz". explica.
La dificultad, hoy en d¨ªa, es conseguir que las j¨®venes no abandonen y completen su formaci¨®n, algo que no siempre es f¨¢cil. "Antes ven¨ªan seis meses, luego marchaban de vacaciones a casa y no volv¨ªan". Si pueden seguir estudiando las animan a ello porque a ellas les cuesta. "Han nacido y vivido mucho tiempo en la calle y acaban escap¨¢ndose con otros chicos o buscando dinero r¨¢pido porque es lo ¨²nico que han visto", las disculpa. Ahora la situaci¨®n es m¨¢s estable. "Tenemos tres ni?as cursando enfermer¨ªa, una ya ha terminado, se ha casado y est¨¢ trabajando. Otra ha aprendido inform¨¢tica y tambi¨¦n trabaja...", enumera la hermana.
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