Se puede eliminar la mutilaci¨®n genital en una generaci¨®n
La cooperante es testigo de c¨®mo en una comunidad de Mali ponen fin a la ablaci¨®n. Es un ejemplo de que la raz¨®n se puede imponer a las tradiciones
El sonido de los tambores, las canciones y las risas llenan el ambiente mientras 100 personas, mujeres, hombres, ni?os y ni?as, se re¨²nen en su comunidad para celebrar. Es un d¨ªa importante. Es el d¨ªa en el que la mutilaci¨®n genital femenina se convierte en algo del pasado para una comunidad de Mali.
Para muchas de las mujeres que viven aqu¨ª, las consecuencias de la mutilaci¨®n genital femenina son muy reales. Los efectos de esta pr¨¢ctica, que implica la extirpaci¨®n parcial o total de los genitales externos de ni?as y adolescentes, son graves y a veces tan cr¨ªticos que ponen en riesgo sus vidas.
Trabajo para Plan Internacional y esta es mi primera visita a una comunidad en la que existe un programa para erradicar la mutilaci¨®n genital femenina. He venido a Mali, un pa¨ªs de ?frica Occidental, donde el 70% de las ni?as implicadas en proyectos de la organizaci¨®n desde 2004 han conseguido salvarse de esta pr¨¢ctica. Adem¨¢s, el?el 32% (58 de 180) de los pueblos en los que trabaja han eliminado completamente esta pr¨¢ctica, con una declaraci¨®n oficial de los l¨ªderes locales, en la que proclaman tolerancia cero con la ablaci¨®n, firmadas en ceremonias comunitarias como a la que he sido invitada.
He recibido una calurosa bienvenida y me he unido a las celebraciones, en las que se ve a toda la comunidad descalza, bailando con j¨²bilo los ritmos tradicionales del tant¨¢n. Estoy impresionada con lo unidos que est¨¢n los miembros de esta comunidad en la lucha contra la mutilaci¨®n genital femenina.
Hombres, mujeres, ni?os y ni?as piden la vez para contar orgullosamente sus historias, pensamientos y compromisos a los visitantes de los pueblos cercanos, los periodistas de los medios locales y el alcalde, que tambi¨¦n participa en la fiesta. El mensaje del maestro de ceremonias es alto y claro: aqu¨ª nunca m¨¢s someteremos a las ni?as a este dolor.
Enfoques probados y comprobados
El gerente del proyecto contra la mutilaci¨®n genital femenina de Plan Internacional en Mali, Bocoum Daff, me cuenta que explicar a las ni?as sus derechos y la necesidad de igualdad de g¨¦nero ha sido el objetivo principal del trabajo de Plan Internacional en esta y otras 159 aldeas de Mali.
Ir a aldeas remotas a hablar de los riesgos para la salud de la mutilaci¨®n genital no es suficiente, dice, para que el proyecto sea efectivo.
Con sus colegas y la organizaci¨®n local ERAD, Madina ha organizado grupos de debate sobre los derechos de los ni?os y la violencia contra las ni?as, con pel¨ªculas educativas y sesiones de asesoramiento para gente de comunidades como esta para combatir la mutilaci¨®n genital. Y funciona.
La ceremonia acaba cuando el l¨ªder local firma el acuerdo de abandono de la pr¨¢ctica, pero antes de marchar me invitan a las casas de las mujeres y las ni?as afectadas por la ablaci¨®n para hablar m¨¢s sobre sus experiencias.
La historia de una madre
Kalida, de 38 a?os, me cuenta por qu¨¦ el d¨ªa de hoy es tan importante para ella. Esta madre de seis hijos explica que fue sometida a la ablaci¨®n cuando ten¨ªa 10 a?os y poco despu¨¦s del primer cumplea?os de su primera hija, hicieron lo mismo con ella. Tr¨¢gicamente, la peque?a de un a?o perdi¨® demasiada sangre durante el proceso y no sobrevivi¨®.
¡°La cortadora se la llev¨® a los lavabos, igual que hicieron conmigo cuando era una ni?a¡±, me cuenta Kadida. ¡°Aunque sufr¨ª dolores horribles por la mutilaci¨®n, yo no pens¨¦ que pudiera hacer que esto no le ocurriera a mis hijas. Era una tradici¨®n, as¨ª que cuando lleg¨® la hora, la mujer se llev¨® a mi beb¨¦. La ni?a sangr¨® tanto que muri¨® y entonces me jur¨¦ que nunca permitir¨ªa que otra de mis hijas pasara por eso¡±.
Al hablar de la ceremonia del fin de la ablaci¨®n, me explica: ¡°Estoy feliz de saber que ahora no solo mis hijas est¨¢n libres de este destino, sino todas las ni?as. Pero las mujeres no pod¨ªamos pararlo nosotras solas, necesit¨¢bamos a toda la comunidad para entender y apoyar el cambio¡±.
Tambi¨¦n conoc¨ª a Mar¨ªa, una chica t¨ªmida de 13 a?os, que de mayor quiere ser profesora. Me cuenta que todav¨ªa recuerda el d¨ªa en el que le practicaron la ablaci¨®n, cuando s¨®lo ten¨ªa siete a?os. La mujer que le iba a practicar el corte, Kady, de 60 a?os, y su abuela la sacaron de su casa, pataleando y gritando.
¡°Les rogu¨¦ que me dejaran irme, pero me tumbaron cerca del lavabo. Pens¨¦ que iban a matarme¡±, me cuenta. La adolescente ahora sufre frecuentes infecciones y reglas extremadamente dolorosas, aunque las cicatrices psicol¨®gicas, dice, son las m¨¢s dif¨ªciles de afrontar.
¡°Tengo miedo de que me vuelvan a llevar. Yo no ped¨ª que esto pasara y ahora no me siento segura. Pero al menos s¨¦ que mis hermanas peque?as no ser¨¢n sometidas a esto. La mutilaci¨®n genital femenina es ya algo del pasado¡±, cuenta.
Kady, una mujer reformada
Este sentimiento es compartido por Kady, de 60 a?os, que se dedicaba a practicar ablaciones y es buena amiga de la madre de Mar¨ªa. ¡°Nunca plane¨¦ que este fuera a ser mi trabajo¡±, confiesa.
¡°Mi suegra se dedicaba a esto y dedici¨® ense?arme para que yo tambi¨¦n lo hiciera. Ni siquiera me daba cuenta de lo da?ino y doloroso que era. Si una ni?a se desmayaba y perd¨ªa mucha sangre o incluso si mor¨ªa mientras le practicaba la ablaci¨®n, me dec¨ªa que era cosa de los demonios o los fantasmas¡±, cuenta.
Kady fue invitada a su primera session de concienciaci¨®n sobre la mutilaci¨®n hace tres a?os y ha seguido participando en eventos y actividades organizadas por Plan Internacional. ¡°He aprendido los efectos perjudiciales y ahora he roto con la tradici¨®n de mi familia y he dejado de practicarla, incluso mi nieta no se ha sometido a la ablaci¨®n ni lo har¨¢¡±, asegura. ¡°Adem¨¢s, he ayudado a otras personas a entender los riesgos¡±.
El papel vital de los hombres
Entre esas personas est¨¢n hombres como Adama, de 41 a?os, cuya mujer fue sometida a la mutilaci¨®n genital antes de que se casaran, lo que supuso complicaciones cuando dio a luz a sus hijos.
Por suerte, los medicos salvaron sus vidas, pero sus tres hijas tambi¨¦n han sufrido la ablaci¨®n. ¡°Yo ya sab¨ªa sobre la mutilaci¨®n genital femenina y no me sorprendi¨® que mi mujer lo hubiera pasado¡±, me cuenta Adama. ¡°No estaba visto como algo malo porque las mujeres nunca nos contaron los problemas que les causaba, prefer¨ªan hablar con sus madres¡±.
Ahora, despu¨¦s de participar en los grupos de debate de la comunidad, Adama habr¨ªa deseado que sus hijas hubieran podido salvarse de la mutilaci¨®n. ¡°Hay m¨¢s hombres hablando de mutilaci¨®n con sus mujeres y sus hijas y esto deber¨ªa haber sido siempre as¨ª¡±, dice.
Sobre Por Ser Ni?a
La campa?a Por Ser Ni?a de Plan Internacional promueve la eliminaci¨®n de la mutilaci¨®n genital femenina en una generaci¨®n, para 2030. ?Puede conseguirse? Cada ni?o, cada ni?a, cada mujer y cada hombre que conoc¨ª en esta comunidad de Mali lo cree as¨ª. Ven la mutilaci¨®n genital femenina como lo que es: una violaci¨®n de los derechos de las ni?as a la que hay que poner fin.
Natalie Corp es miembro del equipo de comunicaci¨®n de Plan Internacional en Gran Breta?a.
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