La importancia de la corbata para cualquier mensaje pol¨ªtico

¡°Llevar¨¦ corbata cuando salga de la crisis¡±. Diez d¨ªas despu¨¦s de ser nombrado primer ministro griego, pocos esperan que Alexis Tsipras vaya a lograr la tan ansiada recuperaci¨®n de forma inmediata, pero no son pocos los que aguardan, como un gesto de conciliaci¨®n (o de claudicaci¨®n), que el l¨ªder de Syriza ceda en su particular cruzada estil¨ªstica contra el accesorio burgu¨¦s por excelencia. Lo intent¨® el pasado martes su hom¨®logo italiano, Matteo Renzi, que en un arranque de patriotismo indumentario le regal¨® una corbata italiana. ¡°Cuando llegue el momento en que Grecia salga de la crisis, que llegar¨¢, queremos que pueda usar una corbata italiana", afirm¨® Renzi de un modo a medio camino entre el emplazamiento publicitario, la fidelidad de casta y el elogio al Made in Italy ¨Cirresistible hasta para Hugo Ch¨¢vez, que se hac¨ªa los trajes en Brioni.

Prescindir de corbata ha sido un gesto recurrente entre los pol¨ªticos progresistas. Tambi¨¦n es un rechazo al excesivo formalismo de los rituales burgueses. Incluso de revisionismo hist¨®rico.?

Tsipras le ri¨® la gracia y acept¨® la corbata con elegancia, pero se mantuvo en sus trece. No en vano alguien con mucha m¨¢s autoridad estil¨ªstica que Tsipras, Vanessa Friedman ¨Cla editora de moda del The New York Times¨C calificar¨ªa al d¨ªa siguiente su postura como ¡°un ejemplo paradigm¨¢tico de puesta en escena pol¨ªtica¡±. ¡°El mensaje es claro: te seguir¨¦ el juego cuando t¨² me lo sigas a m¨ª¡±, explicaba la periodista estadounidense.

Hay mucho de gesto vanguardista en el sincorbatismo, igual que lo hubo en el sinsombrerismo que, en el Madrid de los a?os veinte, llev¨® a artistas como Maruja Mallo o Federico Garc¨ªa Lorca a caminar con la cabeza descubierta por las calles m¨¢s elegantes de Madrid

Desde luego, esta actitud tiene un poderoso valor simb¨®lico al que se han adherido otros destacados miembros del ejecutivo griego. La divergencia de opiniones entre el Canciller de Hacienda brit¨¢nico, George Osborne y el flamante nuevo Ministro de Finanzas griego, el economista Yanis Varoufakis, tuvo su correlato en el enfrentamiento simb¨®lico entre la impecable sastrer¨ªa de Savile Row del primero y la combinaci¨®n de camisa azul el¨¦ctrico y chaqueta de cuero del segundo. A partir de ah¨ª, las posibles extrapolaciones son casi infinitas, porque la fuerza del gesto radica en su rechazo a aspectos que otros dan por sentados. Por ejemplo, que un pol¨ªtico europeo ha de vestir como han vestido los pol¨ªticos europeos desde finales del siglo XIX, cuando los oropeles aristocr¨¢ticos dieron paso a la austeridad lujosa de los banqueros. O que Grecia debe pagar la deuda.

Como gesto es potente, aunque tampoco se puede decir que sea especialmente novedoso. Prescindir de corbata ha sido un gesto recurrente entre los pol¨ªticos progresistas, quiz¨¢s como un remanente de los tiempos en que la izquierda abogaba por una transformaci¨®n integral del mundo (y de la indumentaria). Hay mucho de gesto vanguardista en el sincorbatismo, igual que lo hubo en el sinsombrerismo que, en el Madrid de los a?os veinte, llev¨® a artistas como Maruja Mallo o Federico Garc¨ªa Lorca a caminar con la cabeza descubierta por las calles m¨¢s elegantes de Madrid. Tambi¨¦n de rechazo al excesivo formalismo de los rituales burgueses. Incluso de revisionismo hist¨®rico. Cuando el presidente uruguayo Jose M¨²jica la define como ¡°un trapo miserable que se transform¨® en coqueter¨ªa masculina¡± y ¡°una servilleta bien inc¨®moda¡±, improvisa una lecci¨®n de Historia del Traje aunque aluda al calor.

Cuando el presidente uruguayo Jose M¨²jica la define como ¡°un trapo miserable que se transform¨® en coqueter¨ªa masculina¡± y ¡°una servilleta bien inc¨®moda¡±, improvisa una lecci¨®n de Historia del Traje aunque aluda al calor

El calor fue, precisamente, el origen de uno de los rifirrafes m¨¢s medi¨¢ticos del verano de 2011, cuando el entonces Ministro de Industria Miguel Sebasti¨¢n se present¨® en el hemiciclo sin corbata, para disgusto del presidente del Congreso, Jos¨¦ Bono, que le afe¨® su falta de respeto a los ujieres que estaban obligados a llevar corbata. Miguel Sebasti¨¢n respondi¨® regal¨¢ndole un term¨®metro y una ristra de datos energ¨¦ticos. En el imaginario colectivo estaba, quiz¨¢s, la evoluci¨®n estil¨ªstica de Felipe Gonz¨¢lez, que para muchos perdi¨® sus ra¨ªces de izquierdas cuando comenz¨® a sustituir la chaqueta de pana y la camisa de cuadros por la sastrer¨ªa y la corbata. Si el refer¨¦ndum de la OTAN vino en traje y corbata, no es raro que Tsipras haya rechazado sin dudarlo el obsequio (pulla inclu¨ªda) de Renzi. Hay regalos envenenados, y los griegos conocen el mito de Medea lo suficiente para suponer que, en ocasiones, las corbatas pueden convertirse en sogas.

Carlos Primo es autor de Prodigiosos mirmidores (Capit¨¢n Swing, 2012), donde disecciona la figura del dandi desde la literatura