Grecia frente a Grecia
Tsipras debe culminar un aterrizaje realista si busca reflotar a su pa¨ªs con apoyo de la UE
El momento de la verdad empieza a llegar para Grecia. Sus l¨ªderes deben optar ya entre una firmeza realista que pueda mejorar la situaci¨®n del pa¨ªs o una enso?aci¨®n fantasiosa susceptible de llevarlo al desastre.
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Es el momento en que los ciudadanos deben mirarse a s¨ª mismos y despertar del equ¨ªvoco doble lenguaje utilizado hasta ahora por su clase pol¨ªtica, especialmente por sus nuevos gobernantes: casi siempre populista en el mercado dom¨¦stico; a veces conciliador en la UE. El momento en que debe saber conciliar sus deseos e intereses, expresados democr¨¢ticamente en las urnas, con los ¡ªigualmente leg¨ªtimos¡ª de los ciudadanos de los pa¨ªses socios. Al menos, si quiere ser coherente con el mensaje depositado en las urnas: cr¨ªtica a las pol¨ªticas de austeridad pero determinaci¨®n absoluta de permanecer en el euro y en la UE.
El Gobierno radical de Alexis Tsipras presenta hoy su programa ante el Parlamento nacional, y en los d¨ªas siguientes tendr¨¢ que chequear su viabilidad en el contexto europeo, durante reuniones (Eurogrupo, Ecofin, Consejo Europeo) decisivas. Esto es, ya no meramente informales y exploratorias como las celebradas en las giras de capitales de sus principales dirigentes realizadas en el inicio de su mandato, y que parecen haber servido para balizar el aterrizaje hacia un realismo posibilista todav¨ªa por culminar.
A estas alturas, Atenas conoce ya de primera mano, sin margen de duda, cu¨¢les son las l¨ªneas rojas econ¨®micas de los Veintiocho y de las instituciones comunes. Consisten en que no habr¨¢ quita o condonaci¨®n de la deuda griega en manos p¨²blicas, es decir, de los contribuyentes del resto de los pa¨ªses (por eso ya la sustituye por un canje de emisiones); y en que cualquier renovaci¨®n del apoyo financiero debe asentarse en contrapartidas s¨®lidas, en garant¨ªas tangibles y en compromisos claros de reformas concretas y cre¨ªbles.
Y tambi¨¦n est¨¢ trazada, con menor precisi¨®n, la l¨ªnea verde: una disposici¨®n a reconsiderar los t¨¦rminos de lo pactado hasta ahora, siempre que eso no lo contrar¨ªe hasta desfigurarlo en una completa reversi¨®n. La doble decisi¨®n del BCE es, al respecto, simb¨®lica: es dura la negativa a aceptar los bonos griegos como garant¨ªa de cr¨¦ditos hasta que no se sepa si se firma un nuevo rescate que les infunda credibilidad; pero es suave la puesta a disposici¨®n de Atenas de una amplia l¨ªnea de emergencia.
Parecen as¨ª puestas las luces ¨¢mbar: las bases para una discusi¨®n t¨¦cnica seria. Que debe fundamentarse en los dos polos: cuant¨ªa, modos y medios del apoyo europeo; calidad de las garant¨ªas griegas. Ojal¨¢ ning¨²n fundamentalismo lo frustre.
Si luego el lenguaje se modula y al rescate se le llama contrato; si el control cotidiano del cumplimiento se realiza mediante la troika reformada u otro mecanismo; si la sostenibilidad presupuestaria se basa mejor en la restricci¨®n del excesivo gasto militar, u otros, que permitan el retorno a un m¨ªnimo bienestar social; todo eso depende justamente de la negociaci¨®n. Es necesaria. Y ya urgente.
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