Grecia y Europa
Atenas debe regenerar el Estado y Bruselas tiene que ser solidaria
Grecia y Europa tienen un problema. As¨ª lo ponen de manifiesto los mercados desde hace bastantes d¨ªas, y as¨ª lo reflejan los numerosos art¨ªculos de opini¨®n y an¨¢lisis de los principales medios de opini¨®n escrita, empezando por The Economist y Financial Times.Pero sin necesidad de recurrir a tan altas autoridades, el que quiera un resumen de la situaci¨®n en el momento actual s¨®lo tiene que leer con alguna atenci¨®n los ¨²ltimos dos n¨²meros de EL PA?S. En la edici¨®n del domingo encontrar¨¢ desde el punto de vista favorable a Alemania expuesto por Vargas Llosa al partidario de Grecia que defiende convincentemente en un l¨²cido an¨¢lisis Soledad Gallego-D¨ªaz. Y, para completar el panorama, est¨¢n los art¨ªculos de Claudi P¨¦rez, J. Estefan¨ªa y Bernard-Henri L¨¦vy. El lunes, Antonio Naval¨®n y, de nuevo, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa en dos excelentes comentarios, nos hablan de nuevo del tema de mayor calado en la hora actual para nuestro futuro en Europa.
A Grecia, que tiene una parte importante de la culpa de los males que le aquejan y a quien ha tocado ya sufrir mucho en esta crisis, le queda, no obstante, trabajo por hacer. La buena noticia es que su situaci¨®n actual, con un Gobierno nuevo no comprometido con el pasado y, seguramente, con ilusi¨®n y ganas de hacerlo bien, es mucho mejor que con sus antecesores. El nuevo equipo, adem¨¢s, llega con un mandato inequ¨ªvoco del electorado y disfrutar¨¢, sin duda, de un plazo de gracia para actuar. La mala es que, como ahora veremos, les queda por hacer la parte m¨¢s dif¨ªcil. Doy por supuesto que a Syriza y sus dirigentes lo que les importa es lo que sea mejor para su pa¨ªs y, en ese empe?o, les vendr¨ªa muy bien conseguir de sus interlocutores europeos, troika o no troika, condiciones favorables y cuantas m¨¢s, mejor. Les deseo ¨¦xito en las negociaciones pero ellos saben, y m¨¢s ahora, de vuelta a casa despu¨¦s de su reciente viaje por Europa, que la cosa no est¨¢ f¨¢cil y que hay l¨ªneas rojas que no se podr¨¢n saltar. Tambi¨¦n saben (lo sab¨ªan ya desde antes) que la opci¨®n de abandonar la UE no es la que conviene a Grecia (en principio) ni la que quieren la mayor¨ªa de los griegos. Por lo tanto, hay que pactar. Y, por ¨²ltimo, deben saber tambi¨¦n otra cosa, tal vez la m¨¢s importante porque sin ella les servir¨¢ de poco asentarse (?por cu¨¢nto tiempo?) en el poder reci¨¦n ganado en las elecciones: Grecia es un nav¨ªo que navega desnortado y hay que enderezarle el rumbo. Para ello ser¨¢ preciso acometer la reforma de un ¡°Estado clientelar, enorme y escler¨®tico¡±, suprimir ¡°la protecci¨®n de grupos de inter¨¦s¡± y ¡°desmantelar el capitalismo de amiguetes¡± que a¨²n prevalece inc¨®lume. Aqu¨ª, nuevamente, est¨¢ tambi¨¦n la parte buena del grave diagn¨®stico: esta es la oportunidad de poner en marcha a la Grecia del siglo XXI y de evitar los peligros que, en otro caso, tendr¨¢ que afrontar.
Esta es la oportunidad de poner en marcha a la Grecia del siglo XXI
Vayamos ahora a los interlocutores, que en los pr¨®ximos d¨ªas deben llegar a alg¨²n tipo de acuerdo con Grecia. Mi impresi¨®n es que la UE, y Alemania la primera, estar¨ªan de acuerdo en dar facilidades si tuvieran garant¨ªas del cumplimiento de los compromisos. Porque si de verdad siguen creyendo que la austeridad a ultranza es la ¨²nica soluci¨®n despu¨¦s de ver a EE?UU creciendo a m¨¢s del 5% y creando empleo en cantidades masivas mientras Europa no crece y aumenta el paro y Grecia est¨¢ a punto de romper la baraja, entonces tendr¨ªamos entre manos un problema m¨¢s serio. Esperemos que no sea as¨ª. En cambio, y por el bien de todos, esperemos que la regeneraci¨®n del Estado griego se pueda planear con realismo por el nuevo Gobierno, aceptar por la UE y llevar a buen t¨¦rmino con las ayudas, aplazamientos y financiaciones que sean precisas. Porque la realidad es que la resoluci¨®n de la crisis griega nos concierne a todos porque a todos nos concierne el futuro de Europa. Una asociaci¨®n de naciones que constituye la segunda potencia econ¨®mica mundial, detr¨¢s de EE?UU, no es concebible que no pueda resolver los problemas de un socio que representa menos del 3% del total. ?C¨®mo es que suenan voces entre ese conjunto de naciones que consideran que Grecia tiene que entrar por el aro o marcharse? Da la impresi¨®n de que algo as¨ª como la ¡°solidaridad¡± entre los socios es un concepto extra?o y sin curso legal. Sin embargo, una UE que no adopte ese principio tiene poco futuro en el contexto global en que nos movemos aunque otra cosa pueda deducirse de la actitud rigurosa tomada, por razones pol¨ªticas a corto plazo, por Gobiernos como el nuestro. Un ejemplo de la necesidad que tiene la UE de actuar unida lo tenemos en la situaci¨®n en que nos encontramos con respecto a Ucrania. Bernard-Henri L¨¦vy propone en su citado art¨ªculo una ayuda especial de la UE a Ucrania para apoyar su lucha contra la invasi¨®n ¡ªeso es lo que es¡ª rusa. Y quiere saber qu¨¦ opina de tal ayuda el actual Gobierno griego. He aqu¨ª una nueva crisis donde la UE tiene mucho que decir y donde no puede emplear un lenguaje distinto que con Grecia. Nuevamente se trata de un problema de solidaridad y tambi¨¦n de mutua protecci¨®n. Los Gobiernos europeos que exigen a Grecia el cumplimiento a ultranza de sus compromisos que, cumplidos bien o mal, han llevado a aquel pa¨ªs a una situaci¨®n insoportable y al terremoto pol¨ªtico que significa Syriza, ?han pensado en lo que va a ocurrir si consiguen que Grecia se acabe echando en brazos de Rusia? ?C¨®mo se supone que la UE puede actuar con eficacia en Ucrania si no es capaz de resolver sus problemas con Grecia? Al menos aqu¨ª Putin todav¨ªa no ha intervenido. Europa no puede vacilar frente a Putin pero tampoco puede enfrentarse a Rusia en el campo de batalla. Lo que s¨ª puede es demostrar que funciona unida y que tiene voluntad y medios para resolver sus problemas. Ese es el mensaje que Mosc¨² puede entender.
Otro aspecto a tener en cuenta es el inesperado auge que en los ¨²ltimos tiempos tienen los partidos de extrema derecha. A estos partidos, racistas y antidemocr¨¢ticos, les conviene que se encone y no se resuelva el caso griego. Es un peligro que deben ser capaces de afrontar los dem¨®cratas tanto de izquierda como de centro y de derecha. Y, de nuevo, la clave est¨¢ en la solidaridad. Pero ¨¦ste es asunto para otro d¨ªa.
Jaime Bot¨ªn es alumno de la Escuela de Filosof¨ªa. Fue presidente de Bankinter entre 1986 y 2002.
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