La rebeli¨®n de las masas
La acci¨®n conjunta de los dos propulsores de cambio ¡ªrecesi¨®n econ¨®mica y revoluci¨®n tecnol¨®gica¡ª es una bomba de relojer¨ªa para instituciones y ¨®rganos que no sepan descifrar los c¨®digos de la sociedad en Red
En los ¨²ltimos a?os se ha producido una fractura en la sociedad espa?ola que podr¨ªa determinar el ¨¦xito o fracaso de muchas de las organizaciones que vertebran nuestra democracia y nuestra econom¨ªa de mercado (partidos pol¨ªticos, corporaciones, empresas y bancos). Esta fractura separa a votantes y consumidores, muchos de los cuales sufren las consecuencias de la crisis, de una ¨¦lite socioecon¨®mica y pol¨ªtica percibida como poderosa y privilegiada. Esta rebeli¨®n de las masas constituye uno de los acontecimientos m¨¢s relevantes a los que se enfrenta nuestro pa¨ªs.
La manifestaci¨®n m¨¢s clara de la fractura entre ¨¦lite y ciudadan¨ªa es la irrupci¨®n de Podemos, que se ha convertido en un tiempo r¨¦cord en la primera fuerza pol¨ªtica en voto directo seg¨²n el CIS y otros institutos. Si Podemos ha conseguido situarse en primera posici¨®n es porque su intenci¨®n de voto es relativamente transversal: gana, por ejemplo, entre los ciudadanos de bajo perfil pol¨ªtico (el centro y los que no tienen ideolog¨ªa), condici¨®n hasta ahora necesaria y suficiente para la victoria electoral en Espa?a; adem¨¢s de penetrar en amplias capas de la izquierda y recabar alg¨²n apoyo en la derecha.
La fractura ¨¦lite-ciudadan¨ªa no s¨®lo se refleja en la crisis de la pol¨ªtica tradicional. Antes de la recesi¨®n, el capitalismo tambi¨¦n gozaba de un amplio apoyo en Espa?a. Seg¨²n un estudio del Pew Research Center de 2007, el 67% de los espa?oles ¡ªun porcentaje m¨¢s alto que el registrado en pa¨ªses como Alemania y Francia¡ª aseguraba que el mejor sistema para nuestro pa¨ªs era una econom¨ªa de mercado. La crisis ha supuesto un vuelco en las actitudes de los ciudadanos espa?oles: en 2014, el respaldo a la econom¨ªa de mercado hab¨ªa ca¨ªdo 22 puntos porcentuales, situ¨¢ndose en el 45%. La comparaci¨®n con 44 pa¨ªses de varios continentes convierte ahora a Espa?a en uno de los m¨¢s anticapitalistas, con un nivel de apoyo al capitalismo s¨®lo por encima de M¨¦xico y Argentina.
Seg¨²n Mikroscopia, un estudio de MyWord que no mide el respaldo gen¨¦rico al sistema capitalista, pero s¨ª a sus protagonistas, el 25,5% de los ciudadanos ¡ªuna cifra nada despreciable¡ª ha sentido durante el ¨²ltimo a?o rechazo hacia las grandes empresas y multinacionales. La desconfianza hacia el mundo financiero es a¨²n mayor: el 36,5%. Nace, por tanto, un nuevo tipo de consumidor, el consumidor rebelde, que no es necesariamente subversivo o radical, pero que s¨ª ha sufrido los estragos de la recesi¨®n.
Seg¨²n el estudio, el 54% de los ciudadanos ¡ªcifra apabullante¡ª admite haber pasado a una clase social inferior como consecuencia de la crisis, lo que influye tanto en el rechazo a las grandes empresas como en la desconfianza hacia las organizaciones financieras. Algo similar ocurre en la pol¨ªtica: el empobrecimiento a causa de la crisis es un detonante del voto a Podemos. Con todo, ni siquiera quienes no han variado de estrato social como consecuencia de la crisis son del todo ajenos a este sentimiento de rechazo: el consumidor rebelde, como el votante rebelde, es tambi¨¦n transversal.
La irrupci¨®n de Podemos es la manifestaci¨®n m¨¢s clara de la fractura entre ¨¦lite y ciudadan¨ªa
La fractura ¨¦lite-ciudadan¨ªa, tanto en el ¨¢mbito econ¨®mico como en el pol¨ªtico, ha ido acompa?ada de otro cambio social enormemente relevante: en estos a?os, los espa?oles se han hecho m¨¢s activos, solidarios y cooperativos. Los ciudadanos han buscado, por s¨ª mismos y dentro de la propia sociedad, algunas de las soluciones que las grandes instituciones de la democracia y del mercado no les han dado.
En pol¨ªtica, los ciudadanos se han convertido en protagonistas: ha aumentado el inter¨¦s por la pol¨ªtica, se ha disparado la movilizaci¨®n ciudadana, han surgido nuevos partidos, y en las pr¨®ximas elecciones municipales habr¨¢ m¨²ltiples candidaturas ciudadanas. Seg¨²n las series del CIS, el inter¨¦s por la pol¨ªtica crece en 8 puntos porcentuales desde antes de la crisis. Tambi¨¦n ha aumentado la frecuencia con la que se habla de pol¨ªtica con amigos (13,3 puntos porcentuales m¨¢s) o familiares (12,5 puntos); la firma de peticiones (9,4 puntos); la compra de productos por razones pol¨ªticas (11 puntos), o la asistencia a manifestaciones (6 puntos). El grado de acuerdo con la afirmaci¨®n de que la pol¨ªtica tiene una gran influencia en la vida del ciudadano aumenta en casi 18 puntos, al tiempo que disminuye en 9 puntos el grado de acuerdo con la afirmaci¨®n de que es mejor no meterse en pol¨ªtica. Igualmente, la colaboraci¨®n con organizaciones de voluntariado o con fines caritativos tambi¨¦n crece con la crisis: si antes de la recesi¨®n el 22% de los ciudadanos declaraba colaborar con organizaciones de voluntarios o con fines caritativos, en 2013 lo hac¨ªa el 34,7%, un 12,9% m¨¢s.
La sociedad, por tanto, se ha vuelto m¨¢s activa y solidaria o cooperativa, y no s¨®lo en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n en el del mercado. Seg¨²n Mikroscopia, las nuevas formas de compra y de consumo alternativos y colaborativos surgen con m¨¢s fuerza entre los consumidores rebeldes ¡ªlos que admiten sentir rechazo por las grandes corporaciones¡ª que entre el resto de los ciudadanos: el intercambio de productos y servicios es 6,4 puntos porcentuales m¨¢s alto, como tambi¨¦n lo es la compra o venta de productos de segunda mano (13,7 y 8,3 puntos m¨¢s, respectivamente), la acci¨®n de compartir productos y servicios que antes se compraban (6,1 puntos m¨¢s), la compra en establecimientos de consumo responsable (8 puntos m¨¢s) y la participaci¨®n en grupos de consumo y compras colectivas (2,8 y 5 puntos m¨¢s, respectivamente).
Adem¨¢s, la crisis econ¨®mica actual se produce en un contexto de digitalizaci¨®n veloz de la sociedad. La acci¨®n conjunta de los dos propulsores de cambio, la recesi¨®n y la revoluci¨®n tecnol¨®gica, es una bomba de relojer¨ªa para las instituciones y organizaciones asentadas que no sepan descifrar los c¨®digos de la sociedad en Red; por otro lado, constituye asimismo una gran oportunidad para las organizaciones o proyectos que s¨ª sepan hacerlo.
En 1996, ¨²nicamente el 1,3% de los espa?oles era usuario de Internet. En 2012, el uso ocasional de Internet ascend¨ªa, seg¨²n el Pew Research Center, al 79%, un porcentaje similar al de EE?UU. Y Espa?a era el quinto pa¨ªs del mundo en redes sociales. La sociedad digital ha creado un nuevo tipo de ciudadano y consumidor ¡ªen Red¡ª que forma parte de una comunidad de personas ¨¢vidas de informaci¨®n, en permanente intercambio de opiniones sobre acontecimientos, servicios, productos o marcas, y siempre alerta y dispuesta a contrastar la veracidad de lo que se dice y la coherencia de lo que se hace. El ciudadano en Red es exageradamente exigente con las organizaciones pol¨ªticas y econ¨®micas, en lo que ofrecen y en c¨®mo lo ofrecen. Y es muy poco manipulable. Triunfar en la sociedad digital, en un contexto de empobrecimiento, exige elevar hasta el extremo los niveles de autoexigencia.
Los espa?oles se han vuelto activos y solidarios, al tiempo que aumenta su inter¨¦s por la pol¨ªtica
Las instituciones nacidas en la era anal¨®gica se han adaptado peor a las demandas de una sociedad digital, moderna, y con una gran parte de ella azotada por la crisis. Esto tambi¨¦n explica, al menos en parte, la rebeli¨®n de las masas. En el ¨¢mbito de la pol¨ªtica, seg¨²n los datos del CIS, menos de la mitad de los votantes del PP y del PSOE se han conectado en los ¨²ltimos tres meses a Internet, mientras que entre los de Podemos lo ha hecho pr¨¢cticamente el doble. En el caso del PP, la situaci¨®n es particularmente cr¨ªtica: entre los j¨®venes de 18 a 24 a?os, nativos digitales, el PP obtiene menos del 5% del voto, por lo que hay un amplio espacio abierto a marcas j¨®venes de centro-liberal, como Ciudadanos. Algunas de las empresas nacidas en la era anal¨®gica muestran dificultades similares y, de no reaccionar a tiempo, podr¨¢n peligrar, mientras que se abrir¨¢n oportunidades para nuevos proyectos empresariales.
La crisis econ¨®mica y la revoluci¨®n tecnol¨®gica est¨¢n cambiando nuestra sociedad profundamente. La recesi¨®n ha da?ado a demasiadas personas. Se ha producido una fractura social que ha deteriorado las bases de apoyo a los partidos, empresas, corporaciones y bancos tradicionales. Este divorcio no se ha traducido en resignaci¨®n porque los ciudadanos y consumidores cuentan con plataformas tecnol¨®gicas que les ayudan a transformar su rebeli¨®n en esperanza, articulando acciones e iniciativas hasta ahora inexistentes. La ruptura con organizaciones tradicionales ha tenido ya consecuencias en el ¨¢mbito pol¨ªtico, seg¨²n se vio en las elecciones europeas, y las est¨¢ empezando a tener igualmente en el ¨¢mbito econ¨®mico. Reconciliar al ciudadano con el sistema pol¨ªtico y econ¨®mico es probablemente el reto m¨¢s importante que no s¨®lo los partidos, sino tambi¨¦n las grandes corporaciones, tienen ahora mismo por delante.
Bel¨¦n Barreiro es directora de MyWord y expresidenta del CIS.
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