Arte para combatir la guerra
En L¨ªbano existe un espacio para la creaci¨®n y la comunicaci¨®n que acoge a artistas sirios Art Residence Aley les ayuda a difundir su obra a una audiencia internacional
Raghad Mardini no sabe explicar exactamente por qu¨¦, pero el mismo d¨ªa en que pis¨® por primera vez la finca de Monte Lebanon (Aley, a 17 kil¨®metros de Beirut) supo que aquel terreno estaba destinado a albergar vida. Raghad, de profesi¨®n ingeniero civil, estaba visitando el terreno para estudiar la posibilidad de recuperarlo y convertirlo en una zona de viviendas, pero descart¨® r¨¢pidamente la idea. Tal vez la se?al fuese un nogal que milagrosamente sobreviv¨ªa en aquel establo arrasado por la guerra de L¨ªbano y abandonado durante a?os. O tal vez fuese la quietud que, pese a todo, envolv¨ªa los jardines adyacentes. Sea como fuere, ella percibi¨® al instante que aquel lugar merec¨ªa algo m¨¢s elevado. Pase¨® por los alrededores, observ¨® el establo desde diferentes puntos y, de repente, pens¨® que ser¨ªa el sitio perfecto en el que un artista podr¨ªa descansar y crear. Sin saberlo, ese d¨ªa puso la primera piedra de lo que hoy es la Art Residence Aley, un espacio para la creaci¨®n y la comunicaci¨®n que ayuda a j¨®venes artistas sirios a huir de la guerra en su pa¨ªs y mostrar su obra a una audiencia mayor.
"La idea de la residencia naci¨® espont¨¢neamente", reconoce Raghad Mardini, natural de Damasco pero residente en Beirut desde hace a?os. "Yo conoc¨ªa a muchos artistas sirios que se hab¨ªan trasladado a L¨ªbano cuando all¨ª comenz¨® la guerra. A veces iba a visitarles a sus diminutos apartamentos en Beirut, en los que compart¨ªan habitaci¨®n cuatro personas o m¨¢s, y me daba cuenta de que cada vez se iban alejando m¨¢s de su proyecto art¨ªstico, porque ten¨ªan que aceptar empleos en la construcci¨®n o en restaurantes para ganarse la vida. Sent¨ª que era mi responsabilidad hacer algo por Siria, mi pa¨ªs, as¨ª que decid¨ª ayudar a los artistas. Yo tengo la firme creencia de que en tiempos de guerra hay que proteger el arte y los artistas".
Con ese prop¨®sito, hace tres a?os inaugur¨® esta residencia que cada mes acoge a dos artistas sirios. Aqu¨ª tienen la oportunidad de vivir y trabajar sin tener que preocuparse por el dinero. All¨ª se les ofrece alojamiento, comida, materiales para llevar a cabo sus obras y 150 d¨®lares a la semana para cubrir sus gastos. Pero adem¨¢s, les tiende una mano para huir de un pa¨ªs cuya guerra se ha cobrado ya la vida de 210.060 ciudadanos, seg¨²n los datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Hasta el momento han pasado por la residencia 40 artistas provenientes de diferentes formas de expresi¨®n
"Yo me march¨¦ de Damasco porque no quer¨ªa hacer el servicio militar, que es obligatorio all¨ª", dice Imad Habbab, uno de los j¨®venes artistas que ha pasado por la residencia Aley en estos a?os. "Una vez que vives una guerra, ya no eres el mismo. Yo trabaj¨¦ en campamentos ayudando a gente y lo que vi all¨ª me impresion¨®". Aquella experiencia le sirvi¨® de inspiraci¨®n para crear La explosi¨®n, una serie de pinturas en las que pretende plasmar todas las emociones, ideas y detalles que puede contener un evento que s¨®lo dura un segundo. Esa obra la inici¨®, precisamente, durante su estancia en Aley en el verano de 2012. "Me gusta la idea de las residencias para artistas porque es un buen espacio para conocer a gente e intercambiar experiencias", explica. "El aire puro del monte, alejado de la ciudad, me empujaba a levantarme cada d¨ªa temprano y seguir trabajando con energ¨ªa en mi proyecto el d¨ªa entero. Y por las noches disfrutaba hablando y escuchando m¨²sica en el jard¨ªn con amigos". Hoy, tres a?os despu¨¦s de llegar a Beirut, Imad planea iniciar una nueva obra sobre la identidad de las ciudades que le llevar¨¢ a viajar por todo el mundo.
Aley mantiene siempre abierta una convocatoria para recibir los curriculum de j¨®venes artistas entre 20 y 30 a?os. Un jurado formado por profesores y artistas consagrados eval¨²a los proyectos y elige aquellos m¨¢s interesantes. Los j¨®venes pueden ser de cualquier religi¨®n u origen social. Aparte de Imad, hasta el momento han pasado por la residencia otros 40 artistas provenientes de diferentes formas de expresi¨®n: pintura, escultura, fotograf¨ªa, performance, instalaci¨®n y v¨ªdeo arte. Entre todos ellos han producido unas 300 obras de arte en los tres ¨²ltimos a?os. La guerra ha dejado su huella en esos trabajos, tanto en sus tem¨¢ticas (en todas est¨¢ presente el horror, la desesperaci¨®n, el desplazamiento y el dolor) como su estilo, generalmente violento y confuso. "La guerra ha influido en la sociedad en general, y los artistas son la conciencia de sus sociedades", recuerda Raghad. "Estos j¨®venes han perdido su pa¨ªs, su futuro y a veces incluso a sus familias. Pero ahora quieren mostrar al mundo que Siria no es solamente n¨²meros de refugiados: es una naci¨®n con mucha creatividad y talento".
La residencia ayuda a los artistas a vender sus obras a trav¨¦s de la web?
Aunque los artistas s¨®lo viven un mes en la residencia, su relaci¨®n con Aley no termina ah¨ª. Raghad, erigida en una especie de marchante de estos j¨®venes exiliados, organiza exposiciones tanto en L¨ªbano como en el extranjero. Hasta la fecha, ha comisariado muestras colectivas con trabajos salidos de Aley en Washington, Berl¨ªn, Amm¨¢n y Kuwait. Adem¨¢s, les pone en contacto con galeristas y les ayuda a vender sus obras a trav¨¦s de la web con el fin de que puedan continuar sus estudios y conseguir el dif¨ªcil objetivo de vivir del arte. "Todos llegan a la residencia con poca energ¨ªa", reconoce Raghad. "Apenas sonr¨ªen, est¨¢s perdidos y no tienen esperanza. Despu¨¦s de un mes intensivo dedicado a su trabajo como artistas en el que liberan todos sus sentimientos e ideas, consiguen confianza en s¨ª mismos y, de alguna manera, recuperan su alma".
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