Sin conductor

En este nuevo tipo de guerras sigilosas las treguas son un instrumento b¨¦lico m¨¢s. Pueden serlo incluso los acuerdos nominalmente de paz. Es lo que ha sucedido con Minsk II, obtenido tras una larga reuni¨®n de 17 horas en una aut¨¦ntica cumbre con los cuatro jefes de los ejecutivos de Francia, Alemania, Ucrania y Rusia para terminar con la guerra en Donetsk y Lugansk. La prueba de que incluso la paz sirve para la guerra, ya no en la inversi¨®n de las palabras como suced¨ªa en la novela de Orwell 1984 sino en los hechos, es la resonante victoria de Deb¨¢ltsevo, obtenida por los rebeldes pro rusos sobre el ej¨¦rcito de Ucrania una semana despu¨¦s de la tregua.

Ya fue muy sospechoso que la tregua no entrara en vigor hasta las cero horas del pasado domingo y los rebeldes tuvieran casi tres d¨ªas de barra libre para machacar el enclave. Putin sab¨ªa lo que hac¨ªa. Al final, la tregua depend¨ªa de la rendici¨®n o retirada desordenada ucrania, que se ha producido de malas maneras a mitad de semana y es una humillaci¨®n para Kiev y tambi¨¦n para Hollande y Merkel y una exhibici¨®n de la maestr¨ªa del Kremlin en el enga?o t¨¢ctico.

En Washington las cosas se ve¨ªan de otra forma, sobre todo en el Congreso controlado por los republicanos. La divergencia con Merkel sobre c¨®mo hay que entenderse con Putin es absoluta: la canciller alemana no quiere salirse de la v¨ªa diplom¨¢tica y los congresistas republicanos, y muchos dem¨®cratas, creen que el ¨²nico lenguaje que Putin entiende es el de la fuerza, que es el que viene practicando ¨¦l mismo.

El propio Obama tampoco tiene las cosas muy claras: prefiere seguir liderando desde el asiento de detr¨¢s y hacer desde all¨ª ejercicios de paciencia estrat¨¦gica. La actual doctrina de la Casa Blanca deja el liderazgo a los europeos cuando se trata de los asuntos que directamente les conciernen. Es una opci¨®n discutible, sobre todo cuando son tantas las dificultades que rodean a la Uni¨®n Europea y tantas sus debilidades, de los 28 cada uno por separado, pero tambi¨¦n de todos juntos, a la hora de tomar decisiones y de orientarse en el mundo.

Nada explica mejor esta desorientaci¨®n como la idea lanzada por la ministra de Defensa alemana, Urusula von der Leyen, a finales de enero en la reuni¨®n sobre seguridad de Munich, que sit¨²a a Berlin dirigiendo desde el centro, "leading from the center", una paradoja tan clara como la de dirigir desde atr¨¢s de Obama.

A falta de mayores avances tecnol¨®gicos, los coches se conducen con las manos al volante y desde el asiento de delante. Quien intenta hacerlo desde atr¨¢s o encajado entre los cuatro asientos tiene todos los n¨²meros para llevar el veh¨ªculo contra una farola. Cosa m¨¢s probable todav¨ªa cuando tenemos delante tres peligrosas farolas como Ucrania, Grecia y el Estado Isl¨¢mico. El hecho es que no hay conductor. Y, sin conductor, los coches van directos al tortazo.