Un nuevo modelo de tr¨¢fico

Un director general de Tr¨¢fico (en este caso, Mar¨ªa Segu¨ª) tiene que manejar como un malabarista tres datos esenciales: la evoluci¨®n de la siniestralidad (descendente en los ¨²ltimos 10 a?os; 1.131 muertos en 2014, tres menos que en 2013), la estructura de la siniestralidad (d¨®nde se producen los accidentes; resulta que el 80% ocurre en carreteras secundarias) y la eficacia comprobada de las medidas control (l¨ªmite de velocidad, calidad de las carreteras y de los veh¨ªculos, sobre todo). La curva de siniestralidad dice que el a?o pasado se detect¨® un estancamiento en la evoluci¨®n descendente de mortalidad en la carretera. Hay menos accidentes, pero son m¨¢s letales; y siguen concentrados en las carreteras nacionales (fuera de autov¨ªas y autopistas). Visto lo cual, la proclamada decisi¨®n de la directora Segu¨ª de concentrar los 1.200 radares m¨®viles en las v¨ªas secundarias es coherente con el problema detectado; el hacer p¨²blica su localizaci¨®n parece un voto de confianza en el conductor y un gesto para arrojar de s¨ª el sambenito recaudatorio.

No todo son hechos y n¨²meros. Suelen prodigarse las estad¨ªsticas sobre lo que interesa ense?ar y olvidarse de lo que se quiere ningunear. La obsesi¨®n num¨¦rica se ha centrado en la velocidad como factor de riesgo (que lo es), en las distracciones del automovilista y en el cintur¨®n de seguridad. Pero ser¨ªan de desear adem¨¢s campa?as sobre la calidad del firme de las carreteras ¡ªincluso autov¨ªas y autopistas presentan ya pisos como patatales¡ª, para que quien corresponda (Gobierno, autonom¨ªas) arregle el asfalto; o abundar en la calidad de la ense?anza de conducci¨®n o en los chispeantes controles para renovar el carnet de conducir que tanto dinero dejan en los gabinetes ad hoc.

La directora Segu¨ª hace bien en desplazar los radares m¨®viles; pero a condici¨®n de que sepa que esa no es toda la soluci¨®n. El carn¨¦ por puntos y las sanciones expr¨¦s han rendido buenos servicios, pero su efectividad probablemente ha tocado fondo. Ahora hay que tomar otras decisiones. La buena direcci¨®n (adem¨¢s de vigilar la velocidad) es mejorar las carreteras, la calidad de los autom¨®viles y la seguridad de los conductores. Que se sepa, todo eso cuesta dinero.