As¨ª es c¨®mo sobreviven los bares tradicionales de Madrid
Casa Labra, El Brillante o El Caf¨¦ Central son algunos de los establecimientos madrile?os que se han visto afectados por la ley de renta antigua
Por debajo del griter¨ªo de los clientes se escucha el soniquete de un partido de f¨²tbol o quiz¨¢s alg¨²n ¨¦xito de Estopa o de Los Chunguitos. El aire huele ligeramente a fritanga. El suelo de granito est¨¢ lleno de servilletas arrugadas. Los taburetes gastados se amontonan junto a la barra met¨¢lica y las especialidades de la casa est¨¢n escritas con rotulador en un cartel. Esta es la idea que muchos tenemos de un bar castizo. Su due?o que, imaginamos, debe llamarse Paco o Pepe, es un hombre orondo y afable que sirve ca?as y tapas de bravas mientras departe con la clientela o celebra los goles de su equipo a voz en grito. Pues bien, Manuel Molina, gerente de uno de estos establecimientos de toda la vida, Casa Labra, el bar conocido porque all¨ª fund¨® Pablo Iglesias el PSOE en 1879, est¨¢ lejos de esta descripci¨®n. Molina es un hombre comedido y elegante que explica en tono pausado las idas y venidas del bar que regenta para sobrevivir a la llamada Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), conocida popularmente como la ley de renta antigua.
El alquiler mensual de Casa Labra deber¨ªa ser de 4.110 euros, pero era de unos 1.000 euros
Esta norma, que se remodel¨® en 1994, establec¨ªa que los alquileres de renta antigua, aquellos que hab¨ªan firmado el contrato antes de 1985 y que pagaban un valor bastante m¨¢s bajo al precio de mercado, desaparecer¨ªan el 31 de diciembre del pasado a?o. Desde COAPI (Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria) explican que es muy dif¨ªcil calcular a cu¨¢ntos negocios ha afectado la medida. La UPTA (Uni¨®n de Profesionales y Trabajadores Aut¨®nomos) hace una estimaci¨®n de entre 60.000 y 75.000 locales en toda Espa?a. Los arrendatarios han tenido que renegociar los alquileres y, en algunos casos, ante el incremento de estos, que puede multiplicarse hasta por diez, renunciar a sus negocios. Por su parte, Casa Labra se resiste a desaparecer. Molina explica que est¨¢n intentando comprar el local, situado en la calle Tetu¨¢n, junto a la Puerta del Sol, por el que pagan entre 900 y 1000 euros al mes (seg¨²n el precio del metro cuadrado de la zona centro, los 300 metros del local tienen un valor de 4.110 euros mensuales). "Es un negocio familiar, era de mi abuelo, luego fue de mi padre, ahora es de mi madre, yo trabajo aqu¨ª... desde el punto de vista sentimental habr¨ªa sido bastante duro tener que cerrar", comenta Molina sobre este bar fundado en 1860 y regentado por su familia desde 1947.
Quiz¨¢s Casa Labra no sea un caso paradigm¨¢tico. El negocio funciona perfectamente. A sus clientes no parece importarles el fr¨ªo y se agolpan en una cola que llega hasta la calle para probar las croquetas de bacalao y el bacalao frito, sus dos especialidades por excelencia. A la derecha, en un peque?o mostrador, se piden y se pagan las tapas a toda velocidad, mientras, en una barra m¨¢s amplia, se despacha la bebida. Est¨¢ abarrotado sea cual sea la hora. ¡°Se venden unas 3.000 croquetas al d¨ªa y unas 2.000 tajadas de bacalao¡±, confirma con orgullo uno de los 28 trabajadores.
Menos suerte tuvo Alfredo Rodr¨ªguez, due?o desde 1991 de El Brillante, que el uno de enero colg¨® el cartel de cierre en su establecimiento de Eloy Gonzalo. ¡°?Marchando un 20!¡±, era la frase m¨¢s escuchada en este local del barrio de Chamber¨ª, la manera que ten¨ªan los camareros de cantar el bocadillo de calamares, la especialidad por la que este bar es conocido en la capital. El Brillante de Eloy Gonzalo, fundado por su padre en 1952, hab¨ªa logrado conquistar a sus clientes, quienes desayunaban churros, tomaban patatas bravas acompa?adas de una ca?a o se llevaban un pollo asado para el fin de semana. Rodr¨ªguez pagaba por el alquiler unos 1. 400 euros al mes, gastos de comunidad incluidos. ¡°Para m¨ª era un local muy entra?able porque es donde empez¨® la historia de El Brillante. Yo intent¨¦ llegar a un acuerdo con el casero pero ¨¦l quer¨ªa recuperar el local para montar un negocio para su hijo. Ante eso, ?qu¨¦ puedo hacer?¡±, cuenta con impotencia Rodr¨ªguez. Actualmente, Rodr¨ªguez, a punto de cumplir 62 a?os y tabernero de vocaci¨®n, regenta El Brillante de Atocha, donde se ha llevado tambi¨¦n a la mayor¨ªa de la plantilla del local clausurado que, para ¨¦l, son su ¡°segunda familia¡±.
No se sabe qu¨¦ va a pasar en este tiempo, creo que tendremos que ir a pleito porque los propietarios nos han devuelto las dos mensualidades (enero y febrero) que hemos pagado Gerardo P¨¦rez, cofundador del Caf¨¦ Central
Otro de estos locales hist¨®ricos ha logrado alejar el problema por cinco a?os. El emblem¨¢tico Caf¨¦ Central, situado en la Plaza del ?ngel, que lleva m¨¢s de 30 a?os ofreciendo conciertos diarios de jazz, hizo un traspaso de contrato en 1990, per¨ªodo comprendido entre 1984 y 1994 en el que la Ley de Arrendamientos Urbanos permit¨ªa una pr¨®rroga de cinco a?os m¨¢s a la fecha de extinci¨®n prevista a los establecimientos que traspasaran durante esa d¨¦cada. Actualmente pagan 5.000 euros al mes por este local de unos 200 metros cuadrados. ¡°No sab¨ªamos que exist¨ªa esa disposici¨®n hasta que nos los dijeron unos afectados por esta ley. A nosotros nos queda hasta 2019. No se sabe qu¨¦ va a pasar en este tiempo, creo que tendremos que ir a pleito porque los propietarios nos han devuelto las dos mensualidades (enero y febrero) que hemos pagado¡±, reconoce con preocupaci¨®n Gerardo P¨¦rez, uno de los socios fundadores de este caf¨¦, considerado Patrimonio Cultural de Madrid.
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