Marisa Paredes: ¡°Ser rico se hereda, y ser pobre tambi¨¦n. Eso ha marcado mi vida¡±
La legendaria actriz, musa del cine independiente en espa?ol e icono almodovariano indeleble, regresa a las pantallas (como actriz y como fen¨®meno viral de izquierdas) y conecta su m¨ªtica imagen a su infancia en una familia obrera de Madrid
¡°Esto es Zulueta. Mira: ¡®Marisa es f¨¦lix¡¯. Porque estaba haciendo de Mar¨ªa F¨¦lix en el teatro. Pero es ese juego de palabras, ?no? Felix, feliz. Marisa es feliz¡±. Marisa Paredes (Madrid, 77 a?os) se?ala cinco cuadros, cada uno con una letra, M-A-R-I-S-A, firmados por Iv¨¢n Zulueta, que cuelgan en el largo pasillo de su piso, en el centro de Madrid. Se?ala una foto en la estanter¨ªa de su sal¨®n, ¡°Diego Gal¨¢n¡±, dice, y, luego arriba, ¡°el Goya de Honor¡±, y sonr¨ªe ante el galard¨®n que la Academia de Cine le otorg¨® en 2018, colocado entre cinco Fotogramas de Plata y un premio ICON. Se?ala arriba: ¡°La Medalla de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes¡±, dice, ¡°que el rey em¨¦rito este, ladr¨®n, me dio, cuando [2007] no se sab¨ªa lo que robaba¡±, y una pancarta a la izquierda: ¡°De mi ¨²ltima manifestaci¨®n, por Palestina¡±, dice. Se?ala abajo, una foto de Pedro Almod¨®var con, precisamente, Juan Carlos I, tras ganar el Oscar por Todo sobre mi madre (1999), que ella coprotagoniz¨®. Y se?ala en silencio, en una esquina, una foto en blanco y negro, de mediados del siglo XX, una mujer de escorzo con una sonrisa de supremo cansancio.
¡ªMi mam¨¢ ¡ªdice¡ª. Ahora ya estamos en lo m¨¢s ¨ªntimo.
Marisa Paredes se acuerda, por fin, de todo. Quiz¨¢ mejor que antes. ¡°Entr¨¦ en una depresi¨®n hace como cuatro a?os¡±, anuncia, pase¨¢ndose por el sal¨®n con ropa holgada negra, zapatillas de deporte, un fular de cachemira rojo, su color fetiche. ¡°Pensaron, descubrieron, decidieron que era ciclot¨ªmica bipolar¡ Bueno, una forma de decir que tienes altos y bajos como todo el mundo. A veces m¨¢s agudos, dada mi sensibilidad y mi temperamento¡±. Esa traves¨ªa por las tinieblas ha pasado, o est¨¢ dando un respiro, y Paredes, con renovados garbo y autogobierno, ha vuelto al trabajo, con un papel en los ¨²ltimos cap¨ªtulos de Vestidas de azul (Atresplayer), producci¨®n de los Javis (¡°Son la llegada de algo totalmente nuevo¡±, celebra). Es el ¨²ltimo trabajo en una carrera de seis d¨¦cadas, de las m¨¢s insignes de la interpretaci¨®n espa?ola: el nombre de Paredes est¨¢ atado para siempre al de Pedro Almod¨®var, por su legendaria colaboraci¨®n en los cl¨¢sicos Entre tinieblas (1983), Tacones lejanos (1991), La flor de mi secreto (1995), Todo sobre mi madre y La piel que habito (2011). Pero tambi¨¦n es una presencia esencial en el teatro, inmortalizada en incontables obras emitidas en el Estudio 1 de RTVE, as¨ª como en la filmograf¨ªa de muchos de los mayores cineastas hispanohablantes, de Agust¨ª Villaronga (Tras el cristal, 1986) a Arturo Ripstein (Profundo carmes¨ª, 1986) pasando por Guillermo del Toro (El espinazo del diablo, 2001). Hoy, lamenta haber tenido que rechazar un papel para Yorgos Lanthimos, que ahora opta al Oscar por Pobres criaturas. La depresi¨®n.
¡°A m¨ª siempre me han dado personajes especiales¡±, agarra un cigarro. ¡°He tenido la suerte de que, como no tengo pinta espa?ola, no soy Concha Velasco o estas estupendas, cuando la televisi¨®n era culta y daban teatro, yo hac¨ªa todos los dramas de Ch¨¦jov, de Dostoievski, de Ibsen. Era el alma rusa. El gran drama¡±. ?Por qu¨¦? ¡°?Porque lo tengo! Esa cosa honda¡±.
Esa cosa honda no es otra que su presencia, dura pero vulnerable, de le¨®n herido, que tantas veces la ha puesto en la piel de prostitutas y de bebedoras (¡°ya no s¨¦ c¨®mo hacer m¨¢s alcoh¨®licas¡±). Ella la arraiga, como su ideolog¨ªa tan de izquierdas, tan de feminista con carnet cuando el feminismo no se estilaba, en su infancia, hambrienta y de posguerra, la menor de cuatro hermanos en una familia obrera de la plaza de Santa Ana de Madrid. Lucio, el padre, trabajaba en una f¨¢brica de cerveza. Mam¨¢ ¡ªse llamaba Petra pero ella no le pone otro nombre que ¡°mam¨¢¡±¡ª era portera. La recuerda ahora. Y, con ella, a Dioni, ?rsula, Lola, Carmen Maura. ¡°Mujeres, mujeres, mujeres¡±. Esto lo subraya mucho: la ayuda de las mujeres, una constante a lo largo de su vida. Lo repetir¨¢ mucho las pr¨®ximas dos horas. Ahora busca otra foto, en blanco y negro, m¨¢s lo segundo que lo primero.
¡°Esta soy yo, exactamente en la plaza de Santa Ana, en un ¨¢rbol de los que todav¨ªa no hab¨ªa talado nadie, en el a?o 1952. Es decir, yo ten¨ªa seis a?os¡¡±. Algo se activa en su cabeza y se traduce en un brillo nost¨¢lgico en la mirada. ¡°Mira la cara que tiene, ya de seria¡±, dice, en presente. Luego, regresa: ¡°De peque?a era muy adulta. Por eso tengo esta mirada. Esa ni?a ha estado siempre ah¨ª¡±.
Y ah¨ª sigue, en la estanter¨ªa, al lado de Baudelaire.
Siempre he querido leer. Tuve que irme del colegio a los 11 a?os. Era de las Hijas de la Caridad, en la calle de Mes¨®n de Paredes. Las ricas entraban por esa puerta, y llevaban otro uniforme azul; las pobres entr¨¢bamos por la calle de Provisiones y llev¨¢bamos un babi blanco con un lazo rojo. No nos juntaban ni en el recreo. Ellas lo ten¨ªan a una hora y nosotros a otra. Esto era as¨ª. La diferencia de clases era clar¨ªsima. Un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi madre por qu¨¦ ¨¦ramos pobres. Me dijo: ¡°Esto se hereda, hija, igual que lo otro¡±. Ser rico se hereda, y ser pobre tambi¨¦n. Eso, eso lo tengo aqu¨ª [se se?ala la cabeza]. A los 12 entr¨¦ a trabajar de modista en una casa de moda, en la calle de Bravo Murillo, del se?or Tormo. Me llamaba Pajarito, como un personaje de Gald¨®s.
?Pero ya quer¨ªa ser actriz?
Desde que ten¨ªa cinco a?os.
?Esa vocaci¨®n la puede explicar?
Eso es vivir en la plaza de Santa Ana y tener el Teatro Espa?ol en frente. Dentro de esa posguerra terrible, gris, de la dictadura, yo ve¨ªa a los actores que pasaban por la plaza, sab¨ªa que eran actores porque iban todos los d¨ªas a la misma hora al teatro, y dec¨ªa: ¡°Yo quiero estar ah¨ª¡±. Porque ah¨ª, recuerdo muy bien esta reflexi¨®n, pasan otras cosas. Mi vida y toda esta miseria que estamos viviendo, toda esta grisura¡ ah¨ª eso no pasa. No hab¨ªa visto nunca una obra, pero s¨ª o¨ªa, por la radio, en una Telefunken que mi madre compr¨® a plazos, las radionovelas que se emit¨ªan entonces. Ese es el primer recuerdo que tengo de algo dram¨¢tico, de ficci¨®n, de teatro: escuchar la SER, Radio Madrid se llamaba entonces. Todo eso yo lo respiraba y me herv¨ªa.
?C¨®mo lo consigui¨®?
Iba con una amiguita a las puertas de los teatros, aquello de ¡°deme una oportunidad¡±, pero sin cartel, como los torerillos o los maletillas. A ver si alguien me ve. A ver si alguien me dice qu¨¦ haces aqu¨ª.
?Le funcion¨®?
Consegu¨ª mi primer papel en una pel¨ªcula de Jos¨¦ Mar¨ªa Forqu¨¦ [091, Polic¨ªa al habla, 1960]. Estaban rodando en la plaza, me acerqu¨¦ a ver si me ve¨ªan y alguien me dijo no s¨¦ qu¨¦ de una prostituta y tal. ¡°?Te gustar¨ªa?¡±. Salgo con un traje rojo.
Ya de rojo.
Ya sabes que soy aries, y el color del aries es el rojo.
Y ya de prostituta, con 14 a?os.
S¨ª, bueno, ya era muy alta, muy espigada, y muy descarada. Ten¨ªa cuerpo.
Pero sus comienzos fueron en el teatro.
Un d¨ªa, una actriz, en la puerta del Teatro C¨®mico, que ya no existe, cerca de la calle Preciados, me dijo: ¡°Pero, ?qu¨¦ haces aqu¨ª? ?T¨² quieres ser actriz o qu¨¦?¡±. Y dije: ¡°S¨ª¡±. Y me dijo: ¡°Pues mira, voy a hablar con Lil¨ª Murati¡±, que era la empresaria de esa compa?¨ªa, ¡°porque yo me voy y a lo mejor me puedes sustituir¡±. Se me abrieron las puertas del cielo. Lil¨ª Murati, una h¨²ngara con grrran asento, me dijo: ¡°Bueno, s¨ª, puede ser¡±. Naturalmente, pensaba: ¡°A esta le pago dos duros, mucho menos que a la profesional que se me va¡±.
?Y as¨ª fue?
Es que no pude estar. Llegu¨¦ a casa y le dije primero a mam¨¢, la c¨®mplice, la protectora: ¡°Que he conseguido que me contraten, ?la dama joven! [en contraposici¨®n a la dama protagonista]¡±. A mi padre, hombre de aquella ¨¦poca, la idea de que yo me dedicara a este mundo del teatro le parec¨ªa no ya la perdici¨®n, sino directamente que me tiraba al arroyo. ¡°Pero vamos, ?tienes 15 a?os! ?Antes muerto! Muerta t¨², muerto yo¡±. ?l conoc¨ªa el mundo de la noche, pero no porque saliera sino porque ten¨ªa turnos nocturnos en la f¨¢brica de cervezas El ?guila.
Su padre tan duro y usted tan feminista.
Recuerdo discusiones entre mi padre y mi madre. Se llevaban fatal. ¡°?Esta camisa no est¨¢ bien planchada!¡±. Mi padre era muy se?orito, iba con su camisa blanca el domingo. No a misa, no era su rollo, pero s¨ª a tomarse una cervecita a la Cervecer¨ªa Alemana. Y si no le gustaba c¨®mo estaba la camisa blanca de planchada, la tiraba y dec¨ªa: ¡°Esta camisa no est¨¢ bien¡±. He vivido esa situaci¨®n de malos tratos, de vejaci¨®n, que el machismo en ese momento representaba. ?C¨®mo no hacerse feminista? Recuerdo a mi madre, hablando de pol¨ªtica alguna vez, que en casa pap¨¢ era bastante de derechas: ¡°El ¨²nico momento donde yo me he sentido libre fue con la Rep¨²blica¡±. Yo esto lo escuchaba con seis, siete a?os. Y lo entend¨ªa.
?C¨®mo logr¨® subir al escenario?
Hice huelga de hambre. Hambre ya ten¨ªamos, pero m¨¢s. Ten¨ªa 15 a?os cuando se frustr¨® lo de Lil¨ª Murati. La mayor¨ªa de edad en ese momento para la mujer era los 21: necesitaba permiso de mi padre para todo. ¡°?Pues mira esta cara, porque no la vas a ver m¨¢s en cuanto cumpla los 21! ?No la vas a ver m¨¢s en tu vida!¡±. Me encerr¨¦ en el ¨²nico cuarto que ten¨ªamos. Ten¨ªamos dos habitaciones, sin ba?o, la taza del v¨¢ter estaba en la cocina, con eso te digo todo. ¡°?Me meto en la habitaci¨®n, y no como ni duermo hasta que no me dejes hacer el teatro!¡±.
Y gan¨®.
Al d¨ªa y medio, mi madre dijo: ¡°Oye, Lucio, se va a poner enferma esta ni?a, por favor¡±. ¡°No, porque dos funciones¡ acaban a la una de la ma?ana¡ son todas unas desdichadas, unas desgraciadas, unas malas mujeres, que no, que no, que no, que mi hija artista no¡±. Mam¨¢, entonces, dijo: ¡°Mira, yo la voy a buscar cuando termine la obra a la una de la ma?ana. Yo la traigo a casa¡±.
Y subi¨® al escenario.
Porque desde el Teatro de la Comedia, lo que hoy es la compa?¨ªa del Teatro Cl¨¢sico, solamente hay que cruzar la plaza de Santa Ana para llegar a casa. Y la oportunidad que me hab¨ªa surgido era all¨ª con Conchita Montes, una obra de Jos¨¦ L¨®pez Rubio, Esta noche tampoco (1961). Yo estaba de meritoria y hac¨ªa de criadita de Montserrat Salvador. Me llamaba Pilar. La doncella de Conchita era Carmen Sainz de la Maza, un personaje important¨ªsimo. Un d¨ªa a Carmen la tuvieron que operar, me acuerdo, de algo de ri?¨®n. No ten¨ªamos tel¨¦fono, naturalmente, pero entonces el ayudante de direcci¨®n vino a mi casa y me dijo: ¡°Marisa, que si te atreves a sustituir a Carmen Sainz de la Maza¡±. Y yo dije que s¨ª temblando. Pas¨¦ a tener el camerino de Carmen de la Maza, que era mucho m¨¢s grande, era como Eva al desnudo. Y ah¨ª me situ¨¦.
?Consigui¨® alguna vez la aprobaci¨®n de su padre como actriz?
En 1968 hice mi primer Estudio 1. El comprador de horas, una obra de Jacques Deval, versi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n. Hac¨ªa de prostituta, una vez m¨¢s, francesa, durante las obras del Canal de Panam¨¢. La emisi¨®n fue un bombazo. En esos a?os solo hab¨ªa televisi¨®n, solo hab¨ªa dos canales, y solo hab¨ªa eso para ver. Cuando mi padre, al d¨ªa siguiente, fue a la f¨¢brica, fue llamado por el director, que en ese momento era don Manuel Fraga Iribarne. Y le dijo: ¡°Lucio Paredes, que me han dicho que la actriz de anoche es hija suya¡±. Mi padre se qued¨® estupefacto. Ni ten¨ªamos televisi¨®n en casa. ¡°Pues s¨ª, se?or, es mi hija¡±. ¡°Pero es que es muy buena, tiene usted que estar muy orgulloso de ella¡±. Ah¨ª mi padre, por primera vez, se crey¨® lo que le dec¨ªa Fraga Iribarne, que era un hombre culto y era el jefe. Que yo era muy buena. Entonces respir¨®. No estaba destinada al arroyo.
Al cine no llegar¨ªa en serio hasta los ochenta.
Yo cre¨ªa que la c¨¢mara de cine y yo est¨¢bamos un poco en desacuerdo. As¨ª como el v¨ªdeo lo ten¨ªa muy claro por Estudio 1 y controlaba perfectamente las tres c¨¢maras que hab¨ªa entonces, el cine no... Carmen Maura me dijo que a la c¨¢mara hay que amarla y dejar que te ame.
?Cu¨¢ndo cambi¨® de opini¨®n?
Cuando vi Tras el cristal, entend¨ª que la c¨¢mara y yo pod¨ªamos tener algo en com¨²n. Que yo pod¨ªa utilizarla. Villaronga vino a Madrid, porque ¨¦l viv¨ªa en Barcelona, para pedirme que la hiciera. Yo entonces ten¨ªa prestigio como actriz, pero no hab¨ªa hecho nada importante en cine. W¨¦stern, comedia, de todo, pero nunca un ¨¦xito. Me dijo: ¡°Vamos a quedar en un sitio donde haya ¨¢rboles¡±. Me cit¨® no s¨¦ si en el Retiro, en la Casa de Campo, en la Dehesa de la Villa o en el Pardo. La naturaleza era muy importante para ¨¦l. All¨ª me llev¨® un guion donde hab¨ªa dibujado toda la historia, plano a plano y pude ver cada decorado, el vestuario. Mi pelo. Y dije: ¡°Vale, ahora veo lo que t¨² ves, ahora me veo en una pel¨ªcula¡±.
Para entonces ya era una chica Almod¨®var, por Entre tinieblas.
Eso se acu?¨® cuando la llevamos al festival de Venecia. ?ramos todas mujeres, ragazze, y como ¨¦ramos muchas, cuando los periodistas nos quer¨ªan hacer fotos pues ¡°ragazze, dove sono le ragazze¡±, d¨®nde est¨¢n las chicas. Siempre faltaba una, que andaba tomando un caf¨¦: no estaba tan bien organizado el mundo de la promoci¨®n como lo est¨¢ ahora. Las chicas Almod¨®var era el grupo de monjas.
Usted no es la artista con la que Almod¨®var ha hecho m¨¢s pel¨ªculas, pero posiblemente s¨ª sea, junto a Maura, con la que ha hecho m¨¢s pel¨ªculas incontestables. La flor de mi secreto¡
[Se le ilumina la cara] La flor. Mi mejor pel¨ªcula.
¡°Ay Betty¡¡±
[Sonrisa enorme] ¡°¡ excepto beber, qu¨¦ dif¨ªcil me resulta todo¡±. O: ¡°?Existe alguna posibilidad, por peque?a sea, de salvar lo nuestro?¡±. Toda mi vida he tratado que mi trabajo fuera apasionante porque eso se nota. Cuando la gente me ve por la calle y me dice esas frases, o me dice: ¡°Humo es lo ¨²nico que ha habido en mi vida¡±, de Todo sobre mi madre, o me dice: ¡°Gracias, porque yo con usted he aprendido o con usted he sentido¡±, ¡°esa escena de Tacones lejanos¡±¡ es porque como lo has dicho con el alma, eso ha llegado a la gente. Claro que la base de todo es el guion. [Se?ala la estanter¨ªa] Tenemos ah¨ª un Oscar compartido por Todo sobre mi madre.
?Ese Oscar de pl¨¢stico se lo dio Pedro a cada actriz simb¨®licamente tras ¨¦l recibir el suyo? Qu¨¦ detalle.
Hombre, qu¨¦ menos. Perdona. O sea, me parto. ?Qui¨¦n le hab¨ªa conseguido ese Oscar? Tuvimos el premio en Cannes a todo el equipo, est¨¢ por aqu¨ª la Palma de Oro.
Creci¨® su exposici¨®n internacional, pero usted no se alej¨® mucho de su pasado. Veo ah¨ª la foto de un rodaje en Par¨ªs en 1993¡ al que usted se ha llevado a su madre, la portera.
?Pero si yo le debo todo a la portera! Yo no me hubiera podido dedicar a esto si esa portera, aparte de ense?arme, de hacerme sentir, lo que era una persona, y de decirme: ¡°T¨² haz lo que quieras, que yo no he podido¡±, no hubiera convencido a mi padre y, adem¨¢s, no me hubiera ense?ado, con sensibilidad, lo que eran la vida y el trabajo y el esfuerzo. Y la importancia de buscar la libertad.
Mucha gente, en cuanto le ponen un foco en la cara, tiende a reinventarse. A glamurizarse, a gustar a las marcas de moda. Usted no.
Ya, no. Personalidad, se llama eso. Tenerla. A ver, la moda por ejemplo. Carmen Maura dice: ¡°T¨² es que te pones un trapo y pareces modelo, co?o¡±. Es verdad. Soy delgada, eso ayuda mucho, siempre he sido una 38, ahora ya una 40. Cuando eres pobre en aquellos a?os, te tienes que inventar la ropa, porque no la tienes. Por ejemplo, para ver a Conchita Montes y conseguir ser meritoria, yo me puse un abrigo de mi t¨ªa Dioni, doncella de una marquesa estupenda que le hab¨ªa regalado, a su vez, la se?ora marquesa. Ese abrigo, precioso, me acuerdo, azul oscuro, me lo puse sin cuello. Y como entonces los sombreros ten¨ªan esa importancia, mi t¨ªa ?rsula me forr¨® un cesto que hab¨ªa en mi casa, una cosa de paja como para meter dentro un tiesto, no s¨¦ por qu¨¦ estaba por casa porque no hab¨ªa tiestos. Lo forr¨® con pa?o negro y me puse aquello con unos tacones de mi hermana. As¨ª me fui a ver a Conchita Montes. Parec¨ªa mayor y ya ten¨ªa yo un aire, para entendernos, como desafiante. Porque era la hija de la portera, porque hab¨ªa salido de un colegio donde las ricas entraban por un lado y las pobres, por otro.
Atraves¨® recientemente un momento de fama viral por su reacci¨®n a la presencia de Isabel D¨ªaz Ayuso en la capilla ardiente de Concha Velasco: ¡°?Qu¨¦ hace esta aqu¨ª? ?Fuera! ?Que se vaya!¡±.
Aquello me sali¨® de una manera totalmente espont¨¢nea. Pero no se ha contado bien: dije ¡°fuera¡± uni¨¦ndome a la gente que ya estaba grit¨¢ndolo detr¨¢s de m¨ª. Luego hubo quien me dijo: ¡°Hombre, quiz¨¢s no era el momento¡±. Perd¨®n, los momentos no se eligen.
Tambi¨¦n acude a las manifestaciones contra la tala de ¨¢rboles de la plaza de Santa Ana que pretende el alcalde Almeida.
Creo cada vez m¨¢s en la sociedad civil como clave en el avance de la sociedad. Creo en las asociaciones. Los pol¨ªticos siempre tienen sus compromisos y llegan hasta donde llegan, pero la sociedad civil¡ Jos¨¦ Luis Sampedro lo dec¨ªa, si el pueblo se diera cuenta de la fuerza que tiene, las cosas se cambiar¨ªan antes. Pero la gente no piensa y vota. Votamos a este o a aquel, algunos con ideolog¨ªa, pero otros sin ninguna ideolog¨ªa, por inercia. Si la gente se diera cuenta de que ellos tienen el poder, las cosas ser¨ªan distintas.
?Sigue vinculada a la zona?
Mi nieta, Telma, gloria bendita la llegada de Telma, vive al lado, en la Plaza del ?ngel en un piso que yo le compr¨¦ a mi hija cuando ten¨ªa el momento as¨ª m¨¢s importante a nivel econ¨®mico, que Almod¨®var me proporcion¨®, con pel¨ªculas en Francia, en Italia, hasta en Alemania. Tampoco era much¨ªsimo. Aqu¨ª la gente se piensa que los actores¡
Mar¨ªa Isasi, tambi¨¦n actriz¡
Extraordinaria actriz.
Naci¨® durante la relaci¨®n que mantuvo en los setenta con el cineasta Antonio Isasi-Isasmendi.
Yo nunca me he casado, por principios. Con Antonio me qued¨® una especie de American way of life en Monteclaro (Pozuelo) y Majadahonda. [Nost¨¢lgica] 3.000 metros de parcela ten¨ªamos. 3.000. Pero de suerte porque Antonio no era un millonario, ?eh? Era un buen¨ªsimo director. [Pausa]. Pero, en fin, las cosas duran lo que tiene que durar. O menos. [Pausa]. Lo cierto es que en siete a?os aquello se acab¨®. La separaci¨®n fue traum¨¢tica, tremenda.
Ahora est¨¢ con el fot¨®grafo Chema Pardo.
40 a?os nos contemplan. Esta relaci¨®n se ha sostenido porque hemos viajado mucho los dos, cada uno por su lado. Yo a mis festivales, ¨¦l a los suyos. Si no, nos habr¨ªamos matado como es l¨®gico. Nos conocimos cuando llevamos Entre tinieblas al festival de Sevilla.
?Dec¨ªa de su separaci¨®n?
Hab¨ªa estado mucho tiempo sin trabajar. Claro, al vivir en Pozuelo y Majadahonda¡ Me cost¨® volver a empezar. La vida profesional que me hab¨ªa costado tanto, con tanta suerte¡ Cuando volv¨ª al teatro, la ni?a ten¨ªa cuatro a?os y pod¨ªa tener, por ejemplo, el t¨ªpico catarro, la t¨ªpica fiebre. La angustia que yo pasaba desde la casa de Monteclaro hasta llegar al teatro, pensando que la ni?a ten¨ªa fiebre y que est¨¢bamos a 20 kil¨®metros, era terror¨ªfica. Cuando me separ¨¦, Lola Salvador, gran amiga, gran guionista y gran persona, me acompa?¨® a buscar casa. Yo no hab¨ªa buscado en mi vida, no sab¨ªa por d¨®nde empezar ni qu¨¦ buscar.
¡°Mujeres, mujeres, mujeres¡±.
As¨ª llegamos aqu¨ª, que era una casa antigua hecha un desastre. Lola me dijo: ¡°Es aqu¨ª. Tienes el teatro Mar¨ªa Guerrero ah¨ª, el Infanta aqu¨ª, el Espa?ol en cinco, 10 minutos andando llegas; si hay huelga de taxis llegas, si hay huelga de metro tambi¨¦n. O sea, esta es tu casa, Marisa¡±. Lo vi clar¨ªsimo. Llegamos aqu¨ª. Desde entonces no me he movido.
Solo horas m¨¢s tarde, con la entrevista ya concluida y demasiado tarde como para plante¨¢rselo a la actriz, el periodista se dar¨¢ cuenta de que Paredes ha fijado su casa, y la de su hija, en funci¨®n de la cercan¨ªa de los teatros y en la plaza de Santa Ana, respectivamente. Lo mismo que permiti¨® en su d¨ªa que su madre le garantizase aquel primer papel, al ir a buscarla teatro y llevarla a casa cada noche. Ah¨ª es donde la actriz se ha quedado, donde anuncia que estamos en lo m¨¢s ¨ªntimo y donde ha colgado cinco cuadros que dicen: ¡°Marisa es felix¡±.
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