Veneno

La basura medi¨¢tica que uno se traga cada d¨ªa no deja lesi¨®n alguna, ni siquiera microsc¨®pica, en la mucosa m¨¢s sensible del cerebro. Las neuronas procesan toda la mierda t¨®xica que nos rodea y tal como les llega la trasladan al conocimiento sin que se produzca fisiol¨®gicamente ning¨²n control ni rechazo. La contaminaci¨®n del aire congestiona los pulmones e irrita la garganta e incluso puede provocar c¨¢ncer; en cambio, el veneno moral e ideol¨®gico que uno respira penetra en la ra¨ªz de la conciencia sin que el cerebro reaccione ante un ataque tan rudo y persistente. Hay que imaginar qu¨¦ suceder¨ªa si las ideas y creencias con que se nutre el cerebro cambiaran de sustancia y fueran a parar al est¨®mago en forma de alimento que se adquiere en un colmado. Muchas noticias del telediario te har¨ªan vomitar durante el almuerzo y despu¨¦s de tragarte un debate hist¨¦rico e inconsistente, de o¨ªr el comentario crispado de un pol¨ªtico idiota, de leer un art¨ªculo sectario, una disenter¨ªa fulminante te mandar¨ªa corriendo al cuarto de ba?o. El nacionalismo fan¨¢tico, la corrupci¨®n pol¨ªtica y la banalidad gansa de la cultura, en un colmado ser¨ªan productos equivalentes a la carne de perro, al aceite de colza, a la fruta con gusanos y al pescado podrido. Si en la tienda la gente rechaza por instinto un alimento pasado de fecha, ?por qu¨¦ acepta una creencia rancia como si no le da?ara? La denominaci¨®n de origen y el control de calidad que rigen en la alimentaci¨®n, no ata?en a los productos destinados al cerebro, aunque est¨¦n llenos de bacterias. Nuestra conciencia largamente intoxicada acepta con normalidad el veneno diario que recibe en lo que uno lee, oye, contempla, huele y respira, de forma que el ciudadano se comporta con toda naturalidad en la vida, crey¨¦ndose sano y libre, sin saber que est¨¢ envenenado.