Y todo esto, por un cuaderno
Miles de mujeres de Nepal viven gracias al comercio justo, un sistema que previene la explotaci¨®n laboral y otorga condiciones dignas de vida a los trabajadores
Un cuaderno de tapas decoradas con flores azules y doradas descansa sobre la repisa de una tienda de comercio justo. Puedes comprarlo, igual que podr¨ªas comprar cualquier otro de cualquier otra tienda. ?Igual? Ese cuaderno en concreto es m¨¢s que un mont¨®n de p¨¢ginas sobre las que escribir, y tiene m¨¢s valor que otro que vayas a encontrar por ah¨ª. Porque esa libreta inofensiva fue el billete que sac¨® de la pobreza extrema a una mujer como la nepal¨ª Nisha, de 27 a?os y hoy maestra artesana.
"El comercio justo no es comprar art¨ªculos casposos para ayudar a personas sin recursos en pa¨ªses subdesarrollados, es mucho m¨¢s que eso", afirma Ana Carrasc¨®n, responsable de comunicaci¨®n de la ONG Setem en la tienda que la organizaci¨®n posee en Madrid. El establecimiento no tiene nada de casposo: fruteros de bamb¨² lacados en vivos colores de Vietnam, caf¨¦ et¨ªope de primera calidad, bolsos de modernos dise?os fabricados a partir de neum¨¢ticos en El Salvador o ropa infantil con animalitos bordados por costureras indias son una peque?a muestra de los tesoros que almacena. Entre todos ellos est¨¢n los vistosos cuadernos de Mahaguthi, una organizaci¨®n de comercio justo nepal¨ª cuyo director, Sunil Chitrakar, ha viajado hasta Madrid para explicar c¨®mo este modelo puede mejorar la vida de cientos, de miles de personas en su pa¨ªs.
La visita de Chitrakar coincide con el D¨ªa Mundial de la Justicia Social, que recuerda el deber de la comunidad internacional para erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social. Parecen metas lejanas si se tiene en cuenta que una de cada cinco personas en el mundo (unos 1.500 millones) vive en situaci¨®n de pobreza, es decir, que no tienen acceso a saneamiento, agua potable, educaci¨®n b¨¢sica o atenci¨®n sanitaria. Y otros 800 millones se enfrentan al riesgo de volver a caer en ella por causa de alguna crisis o adversidad, seg¨²n el Informe de Desarrollo Humano de 2014. Los datos ofrecidos por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo tampoco son muy optimistas: 21 millones de personas en el mundo realizan trabajos forzados y el 30% de los trabajadores asalariados del planeta ¡ª910 millones de personas con sus familias¡ª viven con menos de un d¨®lar al d¨ªa.
Pero en este contexto tambi¨¦n es posible dar con iniciativas como la de la cooperativa de comercio justo Mahaguthi. Fundada hace 30 a?os en Lalitpur, en pleno valle de Katmand¨², produce y vende ropa, bolsos y art¨ªculos de artesan¨ªa en papel y madera. Hoy tiene 125 trabajadores asalariados, pero en sus tres d¨¦cadas de historia ha empleado y formado a 1.200. De ellos, el 85% son mujeres, la mayor¨ªa viudas, v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, discapacitadas o provenientes de familias muy pobres. "Cuando una persona empieza a trabajar con nosotros, cobra el salario m¨ªnimo del pa¨ªs, unos 80 euros al mes", explica Chitrakar. "Pero seg¨²n va recibiendo formaci¨®n va cobrando m¨¢s hasta casi triplicar esa cantidad". Esta es una de las ventajas de apoyar el comercio justo: que los trabajadores obtienen un sueldo digno que les permite pagar sus necesidades b¨¢sicas como el acceso a la sanidad, a la educaci¨®n o una vivienda digna.
Mahaguthi ejemplifica c¨®mo el comercio justo constituye una alternativa econ¨®mica que favorece el desarrollo, ya que tiene en cuenta tanto los aspectos salariales como los medioambientales y los sociales. "Es un modelo empresarial sostenible que puede constituir una base s¨®lida para la creaci¨®n de una verdadera econom¨ªa", defiende Chitakrar. "El comercio justo establece condiciones de acceso al mercado igualitarias, pretende construir un desarrollo sostenible para los pueblos y respeta criterios como pagar un salario digno, cuidar el medio ambiente, evitar la explotaci¨®n infantil o fomentar la igualdad entre hombres y mujeres", enumera. Este modelo, presente en 70 pa¨ªses seg¨²n la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, cuenta con dos millones de trabajadores en todo el mundo y sus ventas globales superaron los 5.500 millones de euros en 2013.
La mejora de la vida de una persona gracias a las pr¨¢cticas que promueve el comercio justo tiene nombres y caras. Como la de Nisha, la joven que hace cuadernos. Conoci¨® Mahaguthi gracias a su t¨ªa, tambi¨¦n trabajadora en la f¨¢brica. Entr¨® en la organizaci¨®n despu¨¦s de finalizar sus estudios b¨¢sicos y, gracias a este trabajo, recibe un salario con el que sustenta a los cinco miembros de su familia. O la de Neremili, que se vio obligada a buscar un empleo cuando su marido cay¨® enfermo para mantenerlo a ¨¦l y a sus tres hijos. Desde 1996 trabaja con una m¨¢quina hiladora y recibe un sueldo de 5.800 rupias (unos 52 euros) al mes que le ha permitido dar a sus hijos una educaci¨®n.
Como Mahaguthi, en Nepal existen al menos 85 grupos productores "justos" que exportan a pa¨ªses de Europa, Am¨¦rica y Asia, seg¨²n datos de Fair Trade Nepal, una organizaci¨®n que aglutina a diversas organizaciones cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas con menos ingresos a trav¨¦s este tipo de comercio.? En la cooperativa de Mahaguthi tienen producci¨®n propia y contratan a mujeres de zonas aisladas y monta?osas para trabajar en los talleres, pero tambi¨¦n ayudan a productores independientes a establecer su negocio ofreciendo becas econ¨®micas, pr¨¦stamos sin intereses y tambi¨¦n formaci¨®n, material, herramientas...
Los productos manufacturados son vendidos a nivel nacional e internacional, y los beneficios obtenidos de esa venta van a parar al mantenimiento del Ashram Tulsi Mehar Mahila, un refugio abierto hace tres a?os que ahora acoge a 67 mujeres. Estas reciben formaci¨®n en desarrollo empresarial para que se lancen a montar sus negocios, pero tambi¨¦n aprenden cuestiones relacionadas con la igualdad de g¨¦nero o la salud reproductiva y materna. Adem¨¢s, cuenta con una guarder¨ªa para los hijos de estas mujeres.
As¨ª es como un cuaderno de tapas azules y doradas se convierte en algo mucho m¨¢s valioso que un mont¨®n de p¨¢ginas sobre las que escribir. "Confianza. Seguridad en ellas mismas. Eso es lo que ganan y lo que veo en ellas al cabo de un tiempo con nosotros", asegura Chitakrar. "Tenemos mujeres sordomudas que econ¨®micamente no eran activas y cuyas familias no las aceptaban. Pero empiezan a trabajar, ganan dinero, sus parientes cambian de opini¨®n y ellas modifican su personalidad, su comportamiento", completa. Se sienten mejor, m¨¢s fuertes, independientes y empoderadas. Y todo esto, por un cuaderno.
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