?Ni una guerra m¨¢s!
Los conflictos armados pueden frenar el progreso de varias generaciones, socavando as¨ª el crecimiento econ¨®mico y los adelantos en salud, alimentaci¨®n y empleo
La mejor guerra es la que no has tenido que librar, Sun Tzu
Cualquier persona en su sano juicio estar¨¢ de acuerdo en que hay que evitar las guerras a cualquier precio. Pero, si cabe, una persona que trabaje en ayuda al desarrollo, apoyar¨¢ esta idea de manera aun m¨¢s categ¨®rica.
Nicaragua es rico en recursos naturales. Es un pa¨ªs con un alt¨ªsimo y envidiable porcentaje de j¨®venes en edad de trabajar. Adem¨¢s, de la mitad norte del istmo centroamericano, es sin duda el pa¨ªs m¨¢s seguro ¡ªla delincuencia representa una aut¨¦ntica lacra para la regi¨®n¡ª. Siendo as¨ª las cosas: ?C¨®mo es posible que sea Nicaragua el pa¨ªs m¨¢s pobre de la Am¨¦rica Continental?
En el a?o 1979 tuvo lugar una revoluci¨®n que derroc¨® a una dictadura que gobernaba con mano de hierro el pa¨ªs. Esto impuls¨® al poder al FSLN (Frente Sandinista para la Libraci¨®n Nacional), un partido de marcada tendencia de izquierda. La respuesta fue la creaci¨®n, en el a?o 1981, de la denominada Contra Nicarag¨¹ense. Se trata de una fuerza paramilitar compuesta b¨¢sicamente de antiguos miembros de la Guardia Nacional de la derrocada dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Dicho movimiento declar¨® la guerra al partido gobernante.
A fecha de hoy, la Casa Blanca nunca ha confirmado la hip¨®tesis seg¨²n la cual Ronald Reagan, a la cabeza del norteamericano Partido Republicano, percibiera como una amenaza la presencia comunista en un pa¨ªs tan cercano a su territorio como Nicaragua. Por tanto, nunca qued¨® demostrado que Reagan armara hasta los dientes a la mencionada contrarrevoluci¨®n y propiciara la guerra que caus¨® m¨¢s de 10.000 bajas entre muertos, heridos y refugiados.
Por motivos profesionales tuve que abandonar Nicaragua en 2013 por un pa¨ªs cuya lengua principal no era el castellano. Tem¨ªa entonces que las diferencias de idioma me impidieran comunicar de manera fluida con la poblaci¨®n de mi nuevo destino. Al cabo de unos meses descubr¨ª con sorpresa que me era m¨¢s f¨¢cil comunicar con la gente de mi nueva ciudad que con la de Managua, la capital nicarag¨¹ense. La enorme carencia en materia de educaci¨®n ha sumido a la poblaci¨®n nicarag¨¹ense en una tremenda incapacidad de expresi¨®n y, por tanto, de comunicaci¨®n. Y es que no hay nada que a¨ªsle m¨¢s que la falta de educaci¨®n.
Lo curioso es que la educaci¨®n siempre se consider¨® oficialmente prioritaria para el FSLN: En 1979 el ¨ªndice de analfabetismo en Nicaragua era mayor del 50% (de los mayores de Am¨¦rica) y en dos a?os, siempre seg¨²n datos oficiales, qued¨® reducido a un escaso 13% mediante una agresiva campa?a de alfabetizaci¨®n.
Una guerra tiene culpa de que Nicaragua sea el pa¨ªs m¨¢s pobre de Centroam¨¦rica pese a su riqueza natural y de ser uno de los m¨¢s seguros de la zona
Pedro es un erudito que sobrevive produciendo tiestos de barro en el barrio de Sutiaba en la ciudad nicarag¨¹ense de Le¨®n. Gracias a sus amplios conocimientos en historia, literatura y pol¨ªtica, una instituci¨®n europea le concedi¨®, hace 35 a?os, una beca para estudiar en una prestigiosa universidad italiana. Una beca a la que tuvo que renunciar obedeciendo a las ¨®rdenes revolucionarias que le obligaron a adentrarse en las monta?as nicarag¨¹enses para alfabetizar a las poblaciones de los pueblos remotos. ¡°Todo para nada¡±, se lamenta Pedro: ¡°Una persona no deja de ser analfabeta por aprender a escribir su nombre. La campa?a de alfabetizaci¨®n fue una patra?a. A m¨ª me destroz¨® la vida¡±.
Muchos son los factores que explican el retraso en materia educativa existente en Nicaragua, la guerra sufrida por el pa¨ªs es sin duda uno de ellos. La Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educaci¨®n y la Cultura (Unesco) analiza la relaci¨®n entre la educaci¨®n y los conflictos armados en su Informe de seguimiento de la educaci¨®n para todos en el mundo. Ese texto expone con detalle los mecanismos de destrucci¨®n que provocan que los conflictos violentos destruyan por completo las posibilidades de educaci¨®n de millones de ni?os: la perpetraci¨®n de ataques contra las escuelas; los atentados contra los derechos humanos y el desv¨ªo de los recursos econ¨®micos hacia el gasto militar.
Pero, en lo que a desarrollo se refiere, las carencias educativas no son, ni mucho menos, las ¨²nicas consecuencias de una guerra. Casi en las ant¨ªpodas del pa¨ªs centroamericano, en Afganist¨¢n, ocho organizaciones no gubernamentales que all¨ª trabajan realizaron una investigaci¨®n cuyo resultado se plasm¨® en un informe titulado Experiencias afganas del conflicto, 1978 -2009. El Coste de la Guerra. En ¨¦l se explica el efecto devastador en el pueblo afgano de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas de guerra.
Millones de personas han sido asesinadas, millones m¨¢s se han visto forzadas a abandonar sus hogares, y los bosques e infraestructuras del pa¨ªs han quedado pr¨¢cticamente destruidos. El tejido social afgano est¨¢ fracturado y las instituciones estatales son fr¨¢giles y d¨¦biles.
La Unesco no duda en definir la guerra como el antidesarrollo: ¡°Incluso los conflictos armados breves pueden frenar el progreso o destruir los bienes acumulados durante varias generaciones, socavando as¨ª el crecimiento econ¨®mico y los adelantos en salud, alimentaci¨®n y empleo¡±. Por todo ello la conclusi¨®n a la que nos lleva el estudio de las consecuencias de los conflictos b¨¦licos en el mundo no puede ser m¨¢s claro ni m¨¢s contundente: ¡°?ni una guerra m¨¢s!¡±.
Miguel Forcat Luque es economista y trabaja para la delegaci¨®n de la Uni¨®n Europea en Marruecos. Las opiniones de este art¨ªculo no reflejan el punto de vista de la instituci¨®n.
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