El dolor del mal naranja
Tres millones de vietnamitas a¨²n sufren los efectos de los defoliantes vertidos en la guerra Los ni?os son los m¨¢s perjudicados por malformaciones, enfermedades y rechazo social
Son las dos y media de la tarde y Ninh My, de 18 a?os, no se separa de su cuaderno. La ni?a que colorea tiene el cabello verde y vive en un paisaje lunar. Con cada espasmo de My, el dibujo se emborrona un poco m¨¢s. A su lado, otra joven comienza a gritar inesperadamente y, en cuesti¨®n de segundos, el aula se envuelve en un alboroto de balbuceos y pla?idos. La profesora Thi Ooanh trata de calmar uno a uno a la media docena de alumnos de su clase mientras Ninh My sigue pintando sin levantar siquiera la vista del papel: lo que ocurre a su alrededor es tambi¨¦n para ella un paisaje lunar. Como otros tres millones de vietnamitas, incluidos 150.000 ni?os nacidos con graves malformaciones, Ninh My es v¨ªctima del mal naranja, un legado de deformidades, penurias y silencios que sigue asolando Vietnam cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de la guerra con Estados Unidos.
En 1961 la administraci¨®n Kennedy estaba ya embarcada en una guerra de guerrillas en Vietnam y el Vietcong (FNL), la insurgencia comunista que combat¨ªa al Gobierno af¨ªn en Vietnam del Sur, se hab¨ªa convertido en la gran preocupaci¨®n de los coroneles norteamericanos. Refugiados en los bosques selv¨¢ticos del pa¨ªs, los guerrilleros emboscaban a las tropas norteamericanas, lo que llev¨® al Pent¨¢gono a impulsar la operaci¨®n Ranch Hand: un bombardeo selectivo con los nuevos herbicidas desarrollados por el Departamento de Defensa. El primer vuelo tuvo lugar el 10 de agosto de 1961 en la provincia de Kontom y, desde entonces y durante una d¨¦cada, los aviones norteamericanos bombardearon m¨¢s de 31.000 kil¨®metros cuadrados, alrededor del 9,6% de la superficie del pa¨ªs, con 77 millones de litros de 15 distintos defoliantes que causaron graves da?os en la salud de la poblaci¨®n. De ellos, 49,3 millones? de agente naranja fueron vertidos sobre las selvas de Vietnam, Laos y Camboya, incluyendo 3.181 aldeas seg¨²n los datos de la American Public Health Association (APHA).
Durante aquellos a?os, cuentan los veteranos vietnamitas que pasean por el centro de rehabilitaci¨®n de la Vietnam Friendship Village, un denso humo envolv¨ªa el cielo tras cada bombardeo. Despu¨¦s, los ¨¢rboles se quedaban sin hojas. Seg¨²n la American Public Health Association, entre 2,1 y 4,8 millones de personas estuvieron expuestas a la dioxina, cuya concentraci¨®n de sustancias t¨®xicas es hasta 50 veces superior a la dosis que se encuentra en un pesticida com¨²n y provoca malformaciones cong¨¦nitas, tumores, discapacidad intelectual o diabetes. ¡°Solo 10 gramos de este veneno mezclados con agua pueden matar a un mill¨®n de personas¡±, recordaba Nguyen Van Rinh, presidente de la Asociaci¨®n vietnamita de v¨ªctimas del agente naranja (VAVA en sus siglas en ingl¨¦s) en la inauguraci¨®n de un congreso sobre este asunto en abril de 2014.
Todav¨ªa hoy los efectos del agente naranja siguen golpeando a la sociedad vietnamita. Seg¨²n los datos de la revista The Week, la tasa de defectos cong¨¦nitos se ha cuadriplicado en el pa¨ªs, e incluso la leche materna de algunas mujeres sigue contenido una alta tasa de TCDD, la toxina causante de las alteraciones gen¨¦ticas cuyos efectos perniciosos pueden mantenerse en el medio ambiente ¡ªbajo la superficie o en los sedimentos de los r¨ªos¡ª hasta cien a?os. "La dioxina era un contaminante del proceso de fabricaci¨®n del agente naranja y es uno de los productos qu¨ªmicos m¨¢s t¨®xicos que se conocen. Se trata de un alterador endocrino, y como tal puede tener efectos duraderos en la gente", asegura la activista y profesora de Pol¨ªtica Sanitaria de la New York University, Susan Schnall. Esto explica por qu¨¦ siguen apareciendo cada a?o nuevos casos vinculados al defoliante.
Ninh My naci¨® en 1996 en una peque?a aldea, Thsu Ninh, en la provincia costera de Nam Dinh, y es una de esas miles de v¨ªctimas provocadas por los bombardeos estadounidenses. Padece discapacidad intelectual y apenas sabe hablar ni valerse por s¨ª misma. Su amiga Mai no se separa de ella en el breve paseo que separa su casa, en la que conviven con otra decena de menores afectados por el agente naranja, de la escuela. My y Mai caminan de la mano hasta doblar la esquina. A su lado, un grupo de j¨®venes avanza con dificultades hacia el centro de educaci¨®n especial. Uno de ellos arrastra la pierna izquierda. A otro le falta parte de un brazo. Mai deja a My con su grupo y sube al primer piso. Antes de entrar a su ¨²ltima clase de la semana, vuelve a salir al balc¨®n para despedirse. Mai hace tiempo que aprendi¨® el valor de saber decir adi¨®s.
?Qu¨¦ es en realidad el agente naranja?
Los or¨ªgenes del agente naranja se remontan a los experimentos del doctor de la Universidad de Chicago E.J.Kraus, quien durante la Segunda Guerra Mundial descubri¨® la capacidad defoliante del ¨¢cido 2,4-D, una sustancia que aceleraba el crecimiento de algunas plantas hasta causar su propia muerte. En la siguiente d¨¦cada, los cient¨ªficos del ej¨¦rcito norteamericano ensayaron en los bosques de Malasia y Panam¨¢ con una nueva arma qu¨ªmica: una mezcla de los herbicidas 2,4-D y 2,4,5-T capaz de deshojar una planta con una sola exposici¨®n.
Comprobado su ¨¦xito, el Departamento de Defensa contrat¨® a un conglomerado de empresas, Diamond Shamrock Corporation, Dow Chemical Company, Hercules Inc., Monsanto Company, T-H Agricultural & Nutrition Company, Thompson Chemicals Corporation y Uniroyal Inc, la producci¨®n masiva de su nueva arma. Su composici¨®n qu¨ªmica escond¨ªa una dioxina altamente peligrosa, el tetraclorodibenzo, conocido habitualmente como TCDD. Este subproducto, presente tambi¨¦n en la elaboraci¨®n del agente p¨²rpura, es el principal responsable de los problemas m¨¦dicos asociados al agente naranja: c¨¢ncer de tr¨¢quea, carcinoma bronquial, neoplasia lar¨ªngea, c¨¢ncer de pr¨®stata y diabetes tipo II.
"Aqu¨ª les ense?amos un oficio, una forma de ganarse la vida", explica Dinh Van Tuyen, director del Vietnam Friendship Village, una de las pocas instituciones de todo el pa¨ªs que asiste a las v¨ªctimas del agente naranja. M¨¢s de 120 alumnos acuden este a?o al centro, ubicado en las afueras de Hanoi donde, adem¨¢s de alojamiento y asistencia m¨¦dica, aprenden a coser y a trabajar con las flores. As¨ª, cuando dejan el centro al cabo de dos a?os, pueden obtener un empleo o incluso poner en marcha un negocio. Buscar su propia supervivencia econ¨®mica es frecuentemente la ¨²nica salida para muchos de estos j¨®venes, hijos y nietos de los vietnamitas bombardeados con agentes qu¨ªmicos.
"Los casos m¨¢s dif¨ªciles son los de los ni?os que sufren problemas mentales", reconoce Van Tuyen. Historias como la de My se repiten por todo Vietnam, especialmente en el sur del pa¨ªs donde cinco millones de acres de bosques y manglares y otros 500.000 acres de cultivos ¡ªque en conjunto supon¨ªan el 24% del territorio de Vietnam del Sur¡ª fueron destruidos por los bombardeos t¨®xicos. Aunque no existen datos oficiales, perdidos en la niebla de la guerra, la secci¨®n vietnamita de Cruz Roja cifra en al menos tres millones de personas las afectadas por el uso del agente naranja.
La batalla despu¨¦s de la guerra
La dimensi¨®n internacional del dolor naranja no sobrevino hasta que los soldados estadounidenses comenzaron a volver a casa. Hasta ese momento, las historias que hablaban de reci¨¦n nacidos sin extremidades, ojos o incluso sin cerebro eran tachadas de "propaganda comunista". En 1967, la Federaci¨®n de Cient¨ªficos Americanos solicit¨® a la Casa Blanca, en un escrito firmado por 500 prestigiosos investigadores, incluidos 17 premios Nobel, que terminase con su programa de herbicidas en Vietnam. En abril de 1970, despu¨¦s de que un estudio demostrase en animales las consecuencias mortales del defoliante, el Gobierno de Estados Unidos decret¨® la restricci¨®n de su uso. El ¨²ltimo bombardeo estadounidense con agente naranja tuvo lugar el 7 de enero de 1971 ¡ªaunque las fuerzas militares survietnamitas continuaron utilizando sus excedentes de agente azul y agente blanco hasta 1972¡ª. Para entonces, millones de vietnamitas y soldados norteamericanos hab¨ªan ya estado en contacto con la toxina. Algunos incluso hab¨ªan utilizado los barriles vac¨ªos para ba?arse.
Do es otro de los descendientes del agente naranja. Desde que naci¨® hace 26 a?os en Thueng Wang, una peque?a localidad a 180 kil¨®metros de Hanoi, vive encadenado a una silla de ruedas. Aunque su movilidad es reducida, Do maneja los hilos con soltura, dando forma a luminosos tapices de colores. Esta tarde esboza una princesa embelesada con las flores de su amante. "Es muy entretenido", dice en un ingl¨¦s exquisito. Entre los chicos del taller, Do es un modelo a seguir. Alguien capaz de salir adelante; un hito no demasiado habitual entre un colectivo de parias. A menudo las v¨ªctimas del agente naranja son repudiadas por sus familias, incapaces de hacerse cargo de ellas, y olvidadas por la sociedad. Para paliar su situaci¨®n, el Gobierno vietnamita cre¨® en 1999 el Committe 33, con un plan de asistencia m¨¦dica y ayudas sociales de 20 d¨®lares mensuales. El principal escollo del programa ¡ªdel que en 2008 se beneficiaban s¨®lo 200.000 personas¡ª reside en determinar qu¨¦ enfermedades o incapacidades est¨¢n relacionadas con el agente naranja. En marzo de 2008, el Ministerio de Salud elabor¨® una lista confidencial, citada por el Congressional Research Service (CRS) del Congreso de Estados Unidos, de 17 trastornos m¨¦dicos asociados a la dioxina, entre ellos linfomas, diabetes tipo II, c¨¢nceres del aparato respiratorio, sarcomas y malformaciones.
Las autoridades norteamericanas nunca han reconocido que la prevalencia de estas enfermedades entre la sociedad vietnamita estuviese relacionada con la exposici¨®n al TCDD y han aludido a deformidades cong¨¦nitas, provocadas por la carencia de yodo, la malnutrici¨®n o el alcoholismo como posibles causas de estos problemas m¨¦dicos. No obstante, en 1991 el Congreso norteamericano aprob¨® la Agent Orange Act en la que admiti¨® la vinculaci¨®n de la toxina con la proliferaci¨®n de m¨¢s de una docena de c¨¢nceres y malformaciones entre los veteranos de Vietnam y a sus hijos ¡ªmuchos de ellos nacidos con espina b¨ªfida¡ª. Sin embargo, buena parte de los excombatientes ¡ªel 58% de los 500.000 que fallecieron entre 2007 y 2007 eran menores de 60 a?os¡ª mor¨ªan antes de percibir las compensaciones. En 2010, el presidente Obama aprob¨® un nuevo fondo dotado con 13,4 billones de d¨®lares para compensar a 250.000 veteranos.
Asociaciones civiles vietnamitas llevan m¨¢s de una d¨¦cada litigando contra algunas de las multinacionales que lo fabricaron, fundamentalmente Monsanto y Dow Chemical, a las que reclaman una compensaci¨®n tambi¨¦n para los afectados en el pa¨ªs asi¨¢tico. Sus peticiones fueron alentadas por el acuerdo judicial de 1984 entre los veteranos estadounidenses y los siete fabricantes del agente naranja, en virtud del cual las empresas, no declaradas culpables, acordaron pagar 180 millones de d¨®lares en fondos de compensaci¨®n para las v¨ªctimas. Sin embargo, las vietnamitas fueron rechazadas definitivamente en 2009 cuando la Corte Suprema de Estados Unidos sentenci¨® que las empresas contratistas no eran responsables de las consecuencias del uso militar del agente naranja en Vietnam. La Justicia tambi¨¦n decidi¨® olvidar a las v¨ªctimas vietnamitas.
¡°Hoy limpiamos este desastre¡±
¡°Esta ma?ana celebramos un hito en nuestras relaciones bilaterales. Limpiamos este desastre¡±. Estas palabras, recogidas por el diario The New York Times, fueron pronunciadas el 9 de agosto de 2012 por el embajador norteamericano en Vietnam, David Shear, en la ceremonia de inauguraci¨®n del programa financiado con 43 millones de d¨®lares para descontaminar el aeropuerto de Danang, la tercera ciudad m¨¢s mportante del pa¨ªs. El aer¨®dromo hab¨ªa sido durante la guerra la base principal de la operaci¨®n Ranch Hand, all¨ª los aviones que vert¨ªan el agente naranja eran lavados y preparados para su siguiente misi¨®n. Los residuos acabaron por infiltrarse en el suelo, convirtiendo Danang en uno de los lugares m¨¢s t¨®xicos del pa¨ªs. Un estudio, recogido por el CRS, aseguraba que la presencia de part¨ªculas de TCDD t¨®xicas en la base sobrepasaba en 365 veces el nivel m¨¢ximo recomendado por los organismo internacionales.?
Danang es s¨®lo el m¨¢s renombrado de la docena de lugares que todav¨ªa registran altos niveles de toxicidad en Vietnam, donde buena parte de las tierras siguen siendo improductivas debido a su elevada contaminaci¨®n. Un informe del Instituto Aspen cifra en 450 millones de d¨®lares la inversi¨®n necesaria por parte de los Estados Unidos para regenerar el medio ambiente y compensar a las v¨ªctimas.
My ya acabado de colorear su dibujo. No se ha salido de las rayas ni una sola vez. Orgullosa, My vuelve la vista hacia la profesora. Por un segundo creo que me reconoce. Despu¨¦s, baja la cabeza y agarra de nuevo los l¨¢pices de colores. My no vuelve a mirarme. Ni siquiera balbucea un adi¨®s. En el mundo de My las palabras tiene un punzante color naranja.
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