A la intemperie
Si se ha salido ya de la pesadilla, el ciudadano pregunta: ?qu¨¦ hay de lo m¨ªo?, ?para cu¨¢ndo?
La permanente percusi¨®n (pr¨¢cticamente todos los grupos parlamentarios, uno tras otro) sobre la corrupci¨®n y la mentira no fue lo ¨²nico que desestabiliz¨® a un presidente de Gobierno que entr¨® pagado de s¨ª mismo en el debate parlamentario sobre el estado de la naci¨®n. Tambi¨¦n lo hizo la ausencia de reconocimiento de una recuperaci¨®n econ¨®mica que no disfruta el conjunto de la ciudadan¨ªa. Un relato, el econ¨®mico, que fue pr¨¢cticamente el ¨²nico que tuvo Rajoy. Lleg¨® al Congreso como Superman y sali¨® como Clark Kent.
De las 36 p¨¢ginas de discurso inicial apenas puede desgajarse una dedicada a la corrupci¨®n gen¨¦rica (ni una alusi¨®n al caso B¨¢rcenas), una centrada en Catalu?a y sus tensiones, y cinco relacionadas con Europa (dedic¨® mucho m¨¢s tiempo a mostrar la antip¨¢tica superioridad sobre Grecia que a hablar de corrupci¨®n). El resto es macroeconom¨ªa pura, con este resumen: Espa?a es de los pa¨ªses ¡°que m¨¢s crece en toda Europa y el que m¨¢s empleo crea (...) una naci¨®n que ha salido de la pesadilla, se ha rescatado a s¨ª misma, ha recuperado la confianza econ¨®mica, goza de prestigio, vuelve a ser atractiva para los inversores, ha reordenado su funcionamiento, ve crecer el consumo...¡±.
Aquella ¡°flor de invernadero¡± que defini¨® el ministro de Econom¨ªa Lu¨ªs de Guindos ya en el a?o 2013 (y que sustituy¨® a los hasta entonces manidos ¡°brotes verdes¡±) ha devenido en esa especie de Arcadia feliz de Mariano Rajoy, aunque todas sus frases acaben con la ret¨®rica admonici¨®n de ¡°todav¨ªa queda mucho por hacer¡±. ?C¨®mo extra?arse entonces de que el ciudadano que ha sufrido los efectos de una devastaci¨®n personal y familiar por mor de una crisis econ¨®mica de la que no conoce precedentes vividos y que experimenta el bombardeo de la mejora, pregunte: qu¨¦ hay de lo m¨ªo, cu¨¢ndo voy a recuperar mi puesto de trabajo? Y si todav¨ªa no lo consigo, ?cu¨¢ndo volver¨¦ a disfrutar del seguro de paro que perd¨ª hace tanto tiempo?, ?cu¨¢ndo dispondr¨¦ de un poder adquisitivo similar al menos al del a?o 2007?, ?cu¨¢ndo podr¨¦ utilizar, sin las gigantescas listas de espera actuales, una sanidad que contribuyo a financiar, la calidad de la educaci¨®n anterior, los servicios de dependencia, etc¨¦tera, dado que la distribuci¨®n de los sacrificios derivados de la austeridad han estado tan desigualmente repartidos?
Ese es el peligro del discurso triunfalista del Gobierno: que resulta irritante si no se hace visible con extrema rapidez (si no, no le servir¨¢ para la amplia tanda electoral que hay por delante), que es explosivo en la comparaci¨®n cotidiana entre unos y otros si la recuperaci¨®n es tan dual como hasta ahora est¨¢ siendo, dado que tanta gente llega a esta coyuntura desde muy abajo. En el que ya no prende lo de la ¡°herencia recibida¡± cuando ha transcurrido casi toda una legislatura (Pedro S¨¢nchez dijo eso tan acertado de ¡°ustedes son ya herederos de s¨ª mismos¡±). Esos ciudadanos que sienten lo mismo que canta el gran Luis Eduardo Aute: ¡°Estamos al albur/ de la intemperie¡±.
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