Las secuelas de la esclavitud
La Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones, la London School of Tropical Medicine y la ONG espa?ola Anesvad han presentado hoy en Tailandia las conclusiones del primer estudio sobre las consecuencias de la trata en la salud de las v¨ªctimas
Pesca y prostituci¨®n. Son las dos grandes industrias del tr¨¢fico de seres humanos en el sudeste asi¨¢tico, que a su vez es el punto caliente de la esclavitud en el planeta. La Organizaci¨®n Mundial del Trabajo estima que 18 millones de personas en todo el mundo son sometidas a trabajos forzados, de las cuales algo m¨¢s de la mitad se encuentra en la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico. Por primera vez, un estudio se encarga de analizar en profundidad la salud f¨ªsica y mental de estas v¨ªctimas. Sus hallazgos, si no sorprendentes, s¨ª son preocupantes: aproximadamente la mitad de los encuestados fueron sometidos a violencia f¨ªsica y/o sexual y cuatro de cada 10 sufr¨ªa trastornos de ansiedad y depresi¨®n.
El documento, bajo el t¨ªtulo La salud de las personas traficadas: hallazgos de una encuesta entre hombres, mujeres y ni?os en servicios postr¨¢fico del Mekong (una subregi¨®n que comprende a Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia, Vietnam y la provincia china de Yunnan) ha sido elaborado por la ONG espa?ola Anesvad, la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (IOM) y la London School of Hygiene and Tropical Medicine. En su presentaci¨®n, este viernes 27 de febrero en Bangkok (Tailandia), las tres organizaciones han querido llamar la atenci¨®n de la comunidad internacional sobre la urgencia de poner en marcha sistemas de salud ¡ªespecialmente mental?¡ª para estos trabajadores.
El estudio est¨¢ elaborado a trav¨¦s de m¨¢s de un millar de encuestas a personas que, tras ser liberadas, fueron enviadas a servicios postrata de Camboya, Tailandia y Vietnam. En estas entrevistas fue frecuente escuchar que hab¨ªan sido pateadas, mordidas, arrastradas, encadenadas, quemadas, vigiladas por un perro agresivo, encerradas en una habitaci¨®n, amenazadas con un arma, cortadas con un cuchillo, disparadas o agredidas sexualmente. Entre quienes declaraban estos malos tratos era frecuente encontrar s¨ªntomas de ansiedad y trastornos postraum¨¢ticos y uno de cada 20 participantes hab¨ªa intentado suicidarse en las cuatro semanas previas a la entrevista. "De los supervivientes a la trata, muchos, si no la mayor¨ªa, necesitan asistencia m¨¦dica para su salud f¨ªsica y mental", concluye el estudio. "En los centros en los que se atiende a estas v¨ªctimas [puestos en marcha por ONG o los gobiernos locales] el personal no est¨¢ preparado para atender los casos m¨¢s graves de des¨®rdenes mentales y no saben c¨®mo actuar ante personas que se han intentado quitar la vida", lamenta Nicola Polock, una de las responsables del estudio.
Cada v¨ªctima acarrea una historia distinta tras de s¨ª, pero el esquema que se repite una y otra vez es similar: pobreza, desesperaci¨®n, migraci¨®n irregular. Seg¨²n explica Polock, la salida de sus pa¨ªses por las v¨ªas reglamentarias son complicadas y costosas, as¨ª que muchos de ellos se ponen en contacto con intermediarios informales que les ofrecen atractivos puestos de trabajo, principalmente en Tailandia y China, los dos mayores receptores, con un 40% y un 30% de los encuestados, respectivamente.
¡°De los supervivientes a la trata, muchos, si no la mayor¨ªa, necesitan asistencia m¨¦dica para su salud f¨ªsica y mental¡±, concluye el estudio
Una vez all¨ª, las cosas no son como parec¨ªan. Casi la mitad ni siquiera sab¨ªa lo que era el "tr¨¢fico de personas" antes de ser v¨ªctimas de ¨¦l. "En el caso de las mujeres es frecuente que se conviertan en prostitutas o en esposas por obligaci¨®n, que no es otra cosa que una esclava dom¨¦stica que tiene que cubrir las labores del hogar y los requerimientos sexuales de su marido, a menudo con violencia de por medio. En el de los hombres, el sector m¨¢s habitual es la pesca; los meten en barcos de donde resulta muy dif¨ªcil salir y en los que sufren las condiciones m¨¢s duras de todas las personas con las que hemos hablado", relata Polock. Tailandia, uno de los mayores exportadores de pescado del mundo, ya ha sido amonestada por ONG y organismos internacionales debido a sus casi inexistentes avances en materia de trata y ocupa el puesto m¨¢s bajo en la escala de Departamento de Tr¨¢fico de Personas de Estados Unidos, a la altura de pa¨ªses como Ir¨¢n o Corea del Norte.
Estas condiciones del sector pesquero incluyen jornadas de trabajo de hasta 19 horas, en un 70% de los casos no remuneradas en absoluto, seg¨²n el estudio. En este sentido, no es el peor: m¨¢s del 96% de quienes trabajaban forzados en el sector de la agricultura y como esposas no cobraba nada, as¨ª como m¨¢s del 80% de los empleados dom¨¦sticos y en f¨¢bricas.
Un paseo de seis minutos por Pattaya, uno de los focos del turismo sexual del mundo. La prostituci¨®n es la principal industria en la que trabajan las mujeres v¨ªctimas de trata en Tailandia. / Pablo Linde
Es una situaci¨®n de esclavitud en toda regla que, en algunas de las situaciones analizadas, se extend¨ªa m¨¢s all¨¢ de los 12 a?os, aunque la media es de algo m¨¢s de seis meses. Pero las secuelas permanecen tras del periodo de trata. Los casos de enfermedades mentales tras la liberaci¨®n son frecuentes; los m¨¢s habituales y graves est¨¢n relacionados con aquellas personas que han sufrido restricci¨®n sus movimientos o confinamientos. Sus probabilidades de presentar ansiedad, depresi¨®n o s¨ªndrome postraum¨¢tico es del doble que quienes no han visto tan limitada su libertad.
Datos del estudio
Entrevistas a v¨ªctimas de trata en Camboya, Tailandia y Vietnam.
Fuente: La salud de las personas traficadas: hallazgos de una encuesta entre hombres, mujeres y ni?os en servicios postr¨¢fico del Mekong. Anesvad y London School of Economics.
Estas enfermedades son tambi¨¦n m¨¢s probables cuanto m¨¢s penosas son las condiciones laborales de los trabajadores esclavizados. El estudio muestra que buena parte de estos empleados son forzados a trabajar los siete d¨ªas de la semana (69,5%), durante m¨¢s de 10 horas diarias (m¨¢s de un 70%) y con un alto riesgo de sufrir accidentes graves (casi uno de cada cinco hab¨ªa tenido alguno durante el tiempo en el que fueron forzados). Todas estas circunstancias potencian los des¨®rdenes mentales, igual que lo hacen otras menos frecuentes pero tambi¨¦n recurrentes, como dormir en el suelo (un tercio de los entrevistados), no tener disponible agua potable para beber o insuficiente comida (alrededor de una cuarta parte), o padecer sobreexposici¨®n al sol o la lluvia (un tercio de los participantes en el estudio).
El informe asegura que la literatura sobre el tema hasta la fecha se limitaba a estudios realizados exclusivamente con mujeres v¨ªctimas del tr¨¢fico sexual y que pr¨¢cticamente no hab¨ªa investigaciones realizadas con hombres y ni?os fuera de esta industria. Los encuestados para este an¨¢lisis eran forzados a trabajar en 15 sectores diferentes como los mencionados anteriormente, la industria del entretenimiento, la mendicidad, la construcci¨®n y la hosteler¨ªa, entre otros. "Un hallazgo importante es que no existe un solo perfil de persona traficada. Los supervivientes de diferentes edades, sexos nacionalidades y experiencias de explotaci¨®n que usan los servicios postrata muestran que no solo estamos hablando de mujeres traficadas para trabajos sexuales forzados", reza el estudio.
Las personas liberadas no recurren a estos servicios por su propia iniciativa ¡ªsolo lo hicieron cuatro de m¨¢s de 1.100 entrevistados¡ª, sino que fueron las autoridades o las ONG quienes les enviaron a ellos para asesorarles y darles una atenci¨®n. La mitad de ellos se culpa a s¨ª mismos como responsables de la situaci¨®n, mientras que un tercio se?ala a los intermediarios que les proporcionaron los trabajos, los cuales se quedan con comisiones por los trabajadores que aportan. En m¨¢s de un 70% son las fuerzas de seguridad quienes los sacan de esa situaci¨®n. Solo un 29% consigui¨® escapar, aunque la mayor¨ªa ni siquiera lo intenta por miedo a las consecuencias.
Pero tras la libertad no se solucionan sus problemas: pobreza y desesperaci¨®n. Brett Dickson, responsable del programa de asistencia a migrantes de la IOM, explica que el gran reto que los pa¨ªses involucrados tienen ante s¨ª es proveer a sus ciudadanos de las condiciones necesarias para que no se vean obligados a emigrar en una situaci¨®n tan vulnerable. "Si consiguen escapar, normalmente pasan un tiempo escondidos, despu¨¦s regresan a sus pa¨ªses y se encuentran con que vuelven a no tener nada, as¨ª que es importante fomentar los programas de capacitaci¨®n y emprendimiento para ellos, porque de lo contrario pueden caer de nuevo en el tr¨¢fico de personas¡±, explica.
A su vuelta, adem¨¢s, es muy probable que hayan visto mermadas sus capacidades f¨ªsicas y mentales por las duras condiciones que sufren durante la trata. Para evitar este extremo, las tres organizaciones autoras del estudio recomiendan a los estados involucrados, los organismos internacionales y los donantes que pongan en marcha medidas de prevenci¨®n. Estas son algunas: habilitar servicios de salud para personas v¨ªctimas de trata, hacer pedagog¨ªa con las v¨ªctimas sobre la necesidad de que pasen por ellos, formar a su personal para que les pueda prestar la asistencia adecuada, sensibilizar a las inspecciones de trabajo y a la polic¨ªa, dotar a los centros postrata de servicios de traducci¨®n adecuados. Mientras no se pueda resolver que en pleno siglo XXI siga existiendo la esclavitud, al menos estas iniciativas har¨ªan m¨¢s f¨¢cil la vida de las personas que la han padecido.
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