?Pero entonces cu¨¢ndo le empezamos a dar los cereales con gluten al beb¨¦?

Entre la papilla de fruta, el pur¨¦ de verdura, el pollo y el pescado, los padres reciben normalmente la instrucci¨®n de introducir los cereales con gluten en la dieta de su beb¨¦ entre los cuatro y los seis meses, de manera gradual, y si es posible, mientras a¨²n toma leche materna. Esta recomendaci¨®n, que coincide en realidad con la costumbre de las abuelas de dar al ni?o un trozo de pan para chupar, es la que estableci¨® en 2008 la Sociedad Europea de Gastroenterolog¨ªa y Nutrici¨®n Pedi¨¢trica (ESPGHAN) porque, seg¨²n los estudios disponibles hasta ese momento, parec¨ªa la ventana ¨®ptima de tiempo de introducci¨®n que reduc¨ªa el riesgo de desarrollar la enfermedad cel¨ªaca, una intolerancia de naturaleza autoinmune a esta prote¨ªna presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena. Sin embargo, dos estudios experimentales publicados recientemente parecen echar por tierra este consejo, as¨ª como los que han ido sucedi¨¦ndose en las ¨²ltimas d¨¦cadas: la edad de introducci¨®n del gluten no afecta al desarrollo posterior de la celiaqu¨ªa, ni darlo en peque?as cantidades, ni simultanearlo con la lactancia materna.

El primer estudio, internacional y con participaci¨®n espa?ola, se realiz¨® con 944 beb¨¦s con alto riesgo, ya que en las pruebas gen¨¦ticas presentaban los genes HLA DQ2 o HLA DQ8, necesarios aunque no suficientes para el desarrollo de la enfermedad, y un pariente de primer grado con celiaqu¨ªa. Entre las 16 y las 24 semanas de vida (m¨¢s o menos entre los cuatro y los seis meses), la mitad de ellos recibieron 100 miligramos de gluten al d¨ªa, y la otra mitad placebo. A los tres a?os, la incidencia de la enfermedad en ambos grupos fue similar (del 5,2% y del 4,5%, respectivamente), sin que se apreciara tampoco influencia de la lactancia materna durante el periodo de introducci¨®n.

El segundo estudio, de un equipo italiano, se llev¨® a cabo con 832 reci¨¦n nacidos con un familiar de primer grado cel¨ªaco. A la mitad se les empez¨® a dar gluten en su dieta normal a los seis meses, y a la otra mitad a los 12 meses. Aunque a los dos a?os de edad era significativamente mayor la proporci¨®n de ni?os del primer grupo que hab¨ªan desarrollado la enfermedad (12% frente al 5%), a los cinco a?os de edad, esa diferencia hab¨ªa desaparecido (16%). El trabajo concluye que ni la edad de introducci¨®n del gluten ni la lactancia materna modifican el riesgo de padecer la enfermedad, aunque la introducci¨®n a mayor edad se relaciona con un retraso en el inicio de la misma.

Dar peque?as cantidades o empezar mientras a¨²n se amamanta no reducen el riesgo de padecer la enfermedad

A diferencia de los estudios previos, meramente observacionales, estas dos investigaciones experimentales aleatorias, publicadas en The New England Journal of Medicine en octubre, aportan mayor calidad, afirma el pediatra Carlos Gonz¨¢lez, que expuso la evidencia cient¨ªfica disponible sobre la introducci¨®n del gluten en el ¨²ltimo Congreso de Lactancia Materna, celebrado hace unos d¨ªas en Bilbao. "Cuando yo estudiaba, me ense?aron que el gluten deb¨ªa darse a los nueve meses, porque los s¨ªntomas de la enfermedad pod¨ªan ser m¨¢s graves en los beb¨¦s m¨¢s peque?os. A?os despu¨¦s, se pas¨® a la versi¨®n contraria, que mejor se empezara antes porque era m¨¢s f¨¢cil de diagnosticar", explica con iron¨ªa. "Los m¨¦dicos deber¨ªamos tener m¨¢s humildad. Cu¨¢nto corremos para dar consejos sin tener estudios bien hechos", concluye.

Estos dos estudios, sin embargo, no aclaran cu¨¢l es el factor externo desencadenante para el desarrollo de la enfermedad, ya que aunque m¨¢s del 25% de los habitantes de los pa¨ªses occidentales tienen el gen HLA DQ2 o el HLA DQ8, se estima que la celiaqu¨ªa afecta al 1% de la poblaci¨®n, la inmensa mayor¨ªa sin diagnosticar. Tampoco se ha conseguido saber la causa de la epidemia producida en Suecia entre 1984 y 1996, que coincidi¨® con el retraso en la introducci¨®n del gluten de los cuatro a los seis meses, y que dio lugar a las recomendaciones posteriores. Como afirma el editorial de The New England Journal of Medicine que acompa?aba la publicaci¨®n de estos trabajos, "aunque aumentan nuestro conocimiento de la enfermedad cel¨ªaca y probablemente cambiar¨¢n el tratamiento de los ni?os con alto riesgo, son el principio m¨¢s que el final de la investigaci¨®n en este campo".