Justicia inexorable
El PP aborda el a?o electoral cada vez m¨¢s enfangado por los avances judiciales de G¨¹rtel
El Partido Popular ya no puede evitar el impacto de la decisi¨®n de enviar al banquillo a 40 personas relacionadas con la trama G¨¹rtel, comunicada ayer por el juez Pablo Ruz, que pesar¨¢ sobre las campa?as electorales en el a?o en que se juega en las urnas todo su poder estatal, auton¨®mico y municipal. Aunque las elecciones generales se celebren antes de la realizaci¨®n del juicio en la Audiencia Nacional, a este partido ya no le queda margen para sostener ¡ªcomo ha hecho de manera persistente¡ª que los hechos investigados son ajenos a la organizaci¨®n y a sus dirigentes.
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Por una parte, la resoluci¨®n de apertura de juicio formula las acusaciones concretas contra 40 personas; por otra, decreta que debe juzgarse al PP por haberse aprovechado de fondos de origen il¨ªcito, que deber¨¢ reembolsar, y por los que el juez le reclama que preste una fianza de 245.000 euros ¡ªlo mismo que se?ala otra fianza, m¨¢s baja, para la exministra Ana Mato¡ª. Entre los enviados al banquillo se encuentran antiguos cargos del partido, entre ellos tres extesoreros de la direcci¨®n nacional (Luis B¨¢rcenas, ?ngel Sanch¨ªs y ?lvaro Lapuerta), adem¨¢s de exalcaldes populares en ciudades de la Comunidad de Madrid, que han llenado decenios de actividad pol¨ªtica. En suma: una vasta trama de corrupci¨®n envenena a la derecha desde hace seis a?os, le deja a la intemperie y le cierra las posibilidades de ponerse de perfil.
Por descontado, nadie es judicialmente culpable de algo hasta que se dicten las sentencias definitivas, lo cual puede tardar varios a?os en producirse. Tampoco cabe excluir vicios de procedimiento en alguna fase de la larga instrucci¨®n de este asunto, susceptibles de aminorar o anular el impacto penal de lo investigado. Tambi¨¦n es verdad que los hechos que van a juzgarse se refieren solo a los a?os 1999-2005, y que otras piezas de investigaci¨®n contin¨²an su curso, de modo que hay m¨¢s asuntos relacionados con el PP a los que les queda recorrido judicial.
Hemos se?alado tiempo atr¨¢s que, en las democracias m¨¢s serias, los principales responsables de una organizaci¨®n pol¨ªtica tan afectada habr¨ªan salido a dar explicaciones y asumir las consecuencias, permitiendo la defensa de los afectados sin implicar m¨¢s de lo necesario la imagen del partido. El PP ha dejado pasar todas las oportunidades para hacerlo. Ya no es tiempo de perderse en los vericuetos del futuro procesal del caso, sino de saber c¨®mo se va a gestionar este asunto.
En pol¨ªtica carece de sentido quedarse quieto a la espera de que escampe. Los estragos de imagen son grandes, pero tambi¨¦n la capacidad futura de un partido enfrentado, por una parte, a una competencia electoral descarnada; y por otra, a un futuro judicial cargado de acontecimientos. El margen de maniobra pol¨ªtica puede ser m¨¢s reducido de lo que creen los que siempre se han empe?ado en huir hacia adelante.
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