Ego divino

Seg¨²n consta en el Bolet¨ªn Oficial del Estado los profesores de religi¨®n deber¨¢n explicar a los ni?os de primaria la forma de pedir favores a Dios y mostrar agradecimiento cuando la s¨²plica haya sido atendida. Con esta lecci¨®n desde los seis a?os los ni?os pasar¨¢n a engrosar el acervo de los mortales que esperan una soluci¨®n a sus problemas mediante plegarias a un Poder Celestial. La oraci¨®n siempre entra?a un pacto ego¨ªsta. Quien alaba al Se?or cree merecer una d¨¢diva a cambio. Si en alg¨²n lugar del universo hubiera un Ser Omnipotente como el que pinta la iglesia deber¨ªa de estar harto de esta murga lastimera que emiten los habitantes de este planeta pidi¨¦ndole beneficios o remedios para sus males. El coro de alabanzas destinadas a excitar el ego divino, seguidas de un rosario inagotable de penalidades no lo soportar¨ªa en la tierra el s¨¢trapa oriental m¨¢s veleidoso. No es extra?o que el silencio de las esferas sea la ¨²nica respuesta. Pero los profesores de religi¨®n lo tendr¨¢n aun m¨¢s dif¨ªcil a la hora de explicar a los alumnos de secundaria que Dios ha creado al hombre para que sea feliz y por tanto est¨¢ obligado a expresar gratitud y amistad con su Creador. Puede que alg¨²n alumno resabiado pregunte por qu¨¦ nuestros padres fueron expulsados del para¨ªso si all¨ª eran felices, iban desnudos y se sent¨ªan inmortales. Por haber probado el fruto del ¨¢rbol de la ciencia aconteci¨® el desastre ¨C contestar¨¢ el profesor. Ese ¨¢rbol de la ciencia ha quedado ahora en la pizarra del aula plantado por la clase anterior que hubo de matem¨¢ticas. En el negro encerado los signos algebraicos forman una noche muy estrellada llena de constelaciones. El profesor de religi¨®n las habr¨¢ tenido que borrar para suplantarlas por otras palabras m¨¢gicas, revelaci¨®n, culpas, plegarias, milagros, misterios, ruedas de molino y otras par¨¢bolas.