La estrategia incoherente de Washington
EE UU debe resolver las contradicciones en la batalla contra el Estado Isl¨¢mico
Mientras el Estado Isl¨¢mico (EI) prosigue su carnicer¨ªa en Oriente Pr¨®ximo y otras zonas, Estados Unidos est¨¢ atrapado entre dos formas de reaccionar totalmente distintas. Por un lado, Washington quiere que los aliados asuman m¨¢s responsabilidades en una coalici¨®n amplia con una misi¨®n concreta: ¡°debilitar y destruir¡± la capacidad de actuaci¨®n del Estado Isl¨¢mico. Pero al mismo tiempo, est¨¢ adoptando una actitud m¨¢s agresiva: tomar la iniciativa para derrotar al EI, y cuanto antes. Como consecuencia, nos encontramos en un p¨¢ramo estrat¨¦gico en el que los aliados no saben qu¨¦ pensar. ?Estados Unidos va a estar en la retaguardia o en primera l¨ªnea? ?Cu¨¢l es el motivo de este cambio de actitud?
Otros art¨ªculos del autor
Cada vez hay m¨¢s presiones para que se produzca este giro estrat¨¦gico. Con una econom¨ªa cada vez m¨¢s fuerte, la pol¨ªtica exterior de Obama acapara la atenci¨®n de todos, tanto de la mayor¨ªa republicana en el Congreso como de los aspirantes a la presidencia, como Hillary Clinton. Las relaciones con los aliados son muy tensas. Hemos sido testigos de un vitri¨®lico enfrentamiento con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y Qatar ha enviado a una delegaci¨®n a Washington para quejarse de que la coalici¨®n no hace todo lo posible para vencer al EI. En definitiva: Obama no les parece merecedor del beneficio de la duda, y se les agota la paciencia.
Mientras tanto, la amenaza del EI es cada vez m¨¢s grave. Los yihadistas siguen atrayendo partidarios, consolidando su identidad y extendi¨¦ndose por otras zonas. Adem¨¢s, la debilidad esencial de unos gobiernos que no tienen ni la legitimidad ni los recursos necesarios para garantizar la estabilidad en sus propios pa¨ªses crea un caldo de cultivo para que surjan c¨¦lulas al estilo de Al Qaeda. El Estado Isl¨¢mico ha desarrollado en poco tiempo una presencia importante en Libia, el Sina¨ª (Egipto) y Yemen.
Todos estos hechos hacen que el gobierno de Obama haya decidido adoptar un tono m¨¢s agresivo y poner en marcha r¨¢pidos cambios con el fin de convencer a sus detractores de que est¨¢ haciendo todo lo posible para asegurar la derrota del EI. Se vio en Siria cuando Estados Unidos y Turqu¨ªa firmaron un acuerdo para entrenar y dotar de armas a los rebeldes. Las dificultades pol¨ªticas de tener que elegir entre colaborar con el presidente Bashar el Asad (y sus aliados, Ir¨¢n, Rusia y Hezbol¨¢) o contribuir a derrocarlo han hecho que la estrategia militar en ese pa¨ªs est¨¦ mucho menos clara que en Irak. Equipar a los rebeldes sirios entra?a grandes inconvenientes, porque los diversos grupos carecen de cohesi¨®n, sus armas podr¨ªan acabar en manos del propio Estado Isl¨¢mico, y aumentan las posibilidades de que se prolongue la lucha contra El Asad, que se mantiene firmemente atrincherado.
La estrategia incoherente de Washington queda tambi¨¦n patente en Irak. Hace no mucho, Estados Unidos anunci¨® que iba a acelerar su calendario para ¡°derrotar¡± al EI en su base de operaciones de Mosul: en vez de los dos o tres a?os previstos, el plazo se abrevi¨® a tres meses... hasta que el gobierno tuvo que desdecirse. Estaba claro que el plan de lograr los objetivos en ese periodo no era cre¨ªble, porque el ej¨¦rcito iraqu¨ª tuvo que retroceder hace solo medio a?o, y existen pocas ganas de llevar a cabo una dura campa?a contra la insurgencia en el coraz¨®n del territorio sun¨ª. El gobierno de Bagdad quiere dictar los tiempos, con raz¨®n. Sus dos mayores apoyos no est¨¢n dispuestos a colaborar entre s¨ª. El ej¨¦rcito iran¨ª es cada vez m¨¢s importante en la lucha contra el EI y encabeza la campa?a para recuperar Tikrit; Estados Unidos no ha intervenido en esa iniciativa (de forma deliberada, ya que no quiere arriesgarse a sufrir un incidente de fuego amigo ni ning¨²n otro tipo de problemas con los iran¨ªes). En esas circunstancias, Washington no ten¨ªa capacidad para sugerir un calendario nuevo y, cuando lo hizo, cre¨® m¨¢s problemas de los que resolvi¨®.
El gobierno de Obama se encuentra en una encrucijada. Si su mensaje fundamental es que los aliados deben asumir m¨¢s responsabilidades (que era su intenci¨®n cuando comenzaron los bombardeos), tiene que dejar muy claro que la actuaci¨®n estadounidense va a estar sujeta a estrictas limitaciones. Si lo que quiere transmitir es que Estados Unidos va a encabezar una campa?a agresiva y acelerada contra el EI, entonces debe decir que est¨¢n abiertas todas las opciones. Entre ellas, recurrir m¨¢s a determinados enemigos que comparten la causa com¨²n de la lucha contra el EI, aunque dichos enemigos sean odiados por los socios sun¨ªes.
A medida que la estrategia de Estados Unidos se entorpece y se vuelve m¨¢s confusa, aumenta la posibilidad de que se agrave la crisis. Pero eso tiene una siniestra ventaja: ante la perspectiva de una gran cat¨¢strofe, tal vez pueda surgir una respuesta coherente y eficaz, tanto si la impulsa Estados Unidos como si se la imponen.
Ian Bremmer es presidente del Eurasia Group y profesor de investigaciones globales en la New York University. @ianbremmer o @eurasiagroup.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.