Tambi¨¦n la UGT
El sindicato defiende el uso institucional de una ¡®tarjeta negra¡¯ con argumentos insostenibles
La utilizaci¨®n por parte del sindicato UGT de la tarjeta negra de un representante de los empleados en la Comisi¨®n de Control de Caja Madrid descubre una derivada grave en lo que hasta el momento era, seg¨²n las investigaciones judiciales, un caso de presunta corrupci¨®n individual. Hay diferencias, aunque en ambos casos estemos ante supuestos delitos societarios, entre que una tarjeta opaca sea utilizada abusivamente por un directivo o un consejero a que el beneficiario sea un sindicato, obligado por su propia naturaleza a defender principios de estricta honradez y a respetar las normas fiscales en cuanto que representan una oportunidad de redistribuci¨®n.
Tampoco vale el argumento de que los 79.000 euros pagados con la tarjeta negra se gastaron en representaci¨®n laboral. No es con dinero escamoteado a Hacienda como se defienden los derechos de los trabajadores. La presunci¨®n de legalidad de los pagos que proclama UGT resulta a estas alturas una defensa pueril. Como el resto de acusados a t¨ªtulo individual, el sindicato ten¨ªa que saber que el dinero extra¨ªdo de la tarjeta no se declaraba al fisco; y si no lo sab¨ªa, ten¨ªa el deber de informarse. Como algunos directivos de Caja Madrid y Bankia renunciaron al uso de las tarjetas negras, es evidente que exist¨ªan sospechas sobre su legalidad que pod¨ªan haber inspirado a quienes dilapidaron el dinero opaco.
Editoriales anteriores
La defensa de UGT y del abogado del declarante sindical ante el juez Andreu revela contradicciones manifiestas con otros acusados. O las tarjetas negras eran gastos de representaci¨®n o eran un complemento salarial. Puesto que la propia Bankia ha negado el primer supuesto, est¨¢ claro que, en el mejor de los casos, UGT utiliz¨® un complemento salarial oculto al fisco para pagar octavillas y otros gastos sindicales. Por supuesto que el sindicato debe restituir los 79.000 euros. Pero tiene que hacer algo m¨¢s: reconocer que utiliz¨® indebidamente unos recursos sin control y expulsar a quienes permitieron el desafuero.
Sin ¨¢nimo de dramatizar, ser¨ªa preocupante que la investigaci¨®n demostrara que las tarjetas negras han manchado tambi¨¦n a instituciones (como UGT) conexas con la entidad. Pero m¨¢s inquietante todav¨ªa es la regresi¨®n argumental que est¨¢ cristalizando en el caso de las tarjetas negras. No es de recibo que directivos formados, con experiencia pol¨ªtica y empresarial, e instituciones con departamentos jur¨ªdicos recurran tantas veces a la explicaci¨®n del ¡°no sab¨ªa¡± o ¡°cre¨ªa que era legal¡±.
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