Si no somos africanos, ?qu¨¦ somos?
El colectivo LGBTI sufre continuas agresiones en Kenia Activistas y cineastas luchan contra la hipocres¨ªa y la brutalidad de la homofobia
En octubre de 2014, el Gobierno de Kenia prohibi¨® la distribuci¨®n y reproducci¨®n de Stories of Our Lives (Historias de nuestras vidas), un documental que denuncia la desprotecci¨®n del colectivo de gais, lesbianas y transexuales en el pa¨ªs. El filme, realizado por un grupo de artistas kenianos de la asociaci¨®n The Nest, fue aplaudido con fervor por la cr¨ªtica internacional, y el ¨²ltimo Festival Internacional de Cine de Toronto se refiri¨® a ¨¦l como "una hermosa pel¨ªcula sobre el amor, la humanidad y una de las muchas facetas de lo que significa ser africano". Sin embargo, el Consejo de Calificaci¨®n Cinematogr¨¢fica de Kenia censur¨® la cinta y prohibi¨® su distribuci¨®n alegando que est¨¢ llena de "lujuria y de escenas expl¨ªcitas que promueven la homosexualidad".
En Kenia, la homosexualidad est¨¢ castigada con penas de hasta 14 a?os de prisi¨®n seg¨²n estipulan las leyes antisodom¨ªa del C¨®digo Penal, que se refieren a ella como "actos contra el orden de la naturaleza". En agosto de 2014, una propuesta de ley, finalmente, rechazada por violar las obligaciones internacionales de Kenia y contradecirse con la actual Constituci¨®n del pa¨ªs, pretend¨ªa encarcelar de por vida a los homosexuales kenianos y lapidar p¨²blicamente a los extranjeros.
La propuesta de ley pretend¨ªa situarse al nivel de la homofobia institucionalizada del pa¨ªs vecino, Uganda. La pol¨¦mica ley antihomosexual ugandesa, respaldada hace un a?o por el presidente Museveni, fue derogada en agosto de 2014 gracias a que algunos donantes internacionales como Noruega, Dinamarca o Estados Unidos amenazaron con retirar su ayuda. Pero las pol¨ªticas hom¨®fobas han tenido en Uganda consecuencias negativas tanto en la comercializaci¨®n de productos nacionales como en las relaciones internacionales del pa¨ªs. El miedo a que algo parecido sucediera en Kenia puso el freno de mano a las macabras pol¨ªticas antisodom¨ªa que vulneran los derechos del colectivo LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales) keniano. Pero no ha sido la verg¨¹enza, ni la empat¨ªa, ni la apertura de miras lo que ha hecho retroceder al Parlamento keniano.
"El C¨®digo Penal keniano es una reliquia de la ley brit¨¢nica que heredamos en la independencia", opina Denis Nzioka, uno de los portavoces del colectivo LGTBI del pa¨ªs. Denis iba para sacerdote, pero decidi¨® dejar el seminario y sali¨® del armario convencido de que la tarea de sensibilizaci¨®n en relaci¨®n a las minor¨ªas sexuales del pa¨ªs era tan necesaria como las plegarias.
"La vida de un homosexual declarado en Kenia es muy dura y solitaria. Yo pas¨¦ por una depresi¨®n muy profunda, por el alcoholismo y las drogas, y hasta estuve al borde del suicidio. Ser activista gay aqu¨ª es muy peligroso y te da unas condiciones de vida muy inseguras", se lamenta el activista, fundador de la ¨²nica agencia de noticias dedicada a este colectivo en el pa¨ªs.
La Comisi¨®n para los Derechos Humanos de Kenia public¨® en 2011 un informe titulado The outlawed amongst us (Lo prohibido entre nosotros) que denuncia la vulnerabilidad de los homosexuales y los transexuales, v¨ªctimas de injurias f¨ªsicas, verbales, violencia sexual y marginaci¨®n social por parte del Estado, las familias, la sociedad, instituciones como las escuelas o los servicios m¨¦dicos del pa¨ªs.
El C¨®digo Penal keniano es una reliquia de la ley brit¨¢nica que heredamos en la independencia
Denis Nzioka, activista
Para poder documentar los abusos contra el colectivo LGBTI, Denis y otros siete activistas de su plataforma dise?aron un mapa online gracias al que se pueden rastrear los lugares donde se comenten violaciones de los derechos del colectivo LGTBI en Nairobi. "No me ayuda ocuparme profesionalmente de los casos de violencia y asesinatos de homosexuales. El ser consciente de todo lo que les sucede diariamente a las personas que forman parte del colectivo me hace vivir en un estado de temor constante", reconoce. "Pero nuestra tarea ayuda a muchas personas, ya sea gracias a los recursos que ofrecemos, a las noticias que publicamos o al mapa, que puede avisar a los individuos o grupos de homosexuales para que vayan con cautela en ciertos lugares de la ciudad", asevera.
Mientras muchas miembros del colectivo LGBTI en Uganda y Kenia emigran, por miedo, a otros lugares donde se respetan sus derechos, Denis cree que es importante que afectados como ¨¦l se arriesguen a alzar la voz. "S¨¦ que seguramente estar¨ªa m¨¢s a salvo en alg¨²n otro lugar del mundo. Pero si no se queda alguien aqu¨ª para ayudar a que la sociedad abra los ojos y apoyar a las minor¨ªas sexuales, vulnerables en todos los sentidos, esto nunca cambiar¨¢".
?Homofobia o hipocres¨ªa?
El 93% de los kenianos piensa que la homosexualidad no es moralmente aceptable, seg¨²n un estudio publicado a principios de 2014 con el t¨ªtulo Perceptions towards abortion and homosexuality in Kenia. Pero, ?est¨¢n estas cifras exentas de contradicciones? Seg¨²n datos de Google, Kenia es el pa¨ªs donde m¨¢s se realiza la b¨²squeda en Internet de las palabras gay sex pics (fotos de sexo gay) junto a Nigeria ¡ªotro de los pa¨ªses que sostiene implacables leyes contra la homosexualidad¡ª. Esto no significa que sea el pa¨ªs que m¨¢s porno gay consume, pero el detalle es llamativo. Entonces, ?estamos ante un brote de homofobia generalizada o m¨¢s bien ante una ola de hipocres¨ªa?
El mito sobre la homosexualidad como tendencia importada de Occidente y, por tanto, como no "aut¨¦nticamente africana" est¨¢ extendido entre la mayor parte de la sociedad de la regi¨®n. Las voces de las minor¨ªas sexuales, como las que se pueden escuchar en la censurada Stories of Our Lives, se preguntan naufragando en el mainstream keniano:?Si no somos africanos, entonces ?qu¨¦ somos?
Otra cinta analiza el por qu¨¦ de la homofobia en Uganda. En God Loves Uganda (Dios Ama a Uganda), el director Roger Williams explora la relaci¨®n entre el fundamentalismo evang¨¦lico de las iglesias norteamericanas y el auge de la homofobia en este pa¨ªs.
El debate sobre si los occidentales introdujeron la homosexualidad o la homofobia en ?frica ya se ha analizado anteriormente. Pero la actualidad del tema parece estar m¨¢s ligada a los intereses pol¨ªticos que a la preocupaci¨®n real de los Estados. Hace algunos meses, el escritor keniano Binyavanga Wainaina, que sali¨® del armario p¨²blicamente para alzar su voz en contra de la homofobia, apuntaba que la demonizaci¨®n del colectivo gay en ?frica es un arma para desviar la atenci¨®n de los africanos. El intelectual tach¨® la ola hom¨®foba de los pol¨ªticos africanos como un mero instrumento populista y asegur¨® que la estigmatizaci¨®n del colectivo gay es muy conveniente para las elecciones.
Adem¨¢s de actuar desde la faceta pol¨ªtica, la homofobia se mueve por distintas esferas, indica Denis Nzioka. "Es un demonio polifac¨¦tico, pues existe la homofobia religiosa, pol¨ªtica y social. La religi¨®n juega un papel important¨ªsimo en el odio continuado hacia la homosexualidad. El estigma social y la discriminaci¨®n a las pr¨¢cticas no heterosexuales tambi¨¦n son consecuencia de la pretendida homogeneizaci¨®n y el mito de la antiafricanidad. Los pol¨ªticos son culpables por instigar el discurso contra los gais para ganar votos. La educaci¨®n de los ni?os y el adoctrinamiento al que son sometidos para que piensen que la homosexualidad est¨¢ mal es otro factor crucial", reflexiona. "Es algo muy dif¨ªcil de cambiar. Ni siquiera las leyes pueden garantizar una mejora sustancial de la vida del colectivo LGTBI en Kenia. Si nos fijamos en Sud¨¢frica, donde tienen las mejores leyes de protecci¨®n al colectivo de todo el continente, la violencia contra los gais es extrema. Har¨¢n falta muchos a?os para que la situaci¨®n mejore", manifiesta.
La minor¨ªa de las lesbianas
La minor¨ªa de lesbianas kenianas y ugandesas sufren, si cabe a¨²n, peor trato que el colectivo de hombres homosexuales. En octubre de 2014 la prensa difundi¨® que 11 ni?as fueron expulsadas de un instituto en Nyandarua ¡ªen el centro de Kenia¡ª por mostrar comportamientos homosexuales en p¨²blico. Pero de todas las injusticias sufridas por las lesbianas, la violencia sexual es la m¨¢s alarmante. Entre algunos hombres del pa¨ªs, existe la macabra idea de que violar a una lesbiana la convertir¨¢ en heterosexual.
Esa es la experiencia de Ann, que prefiere guardar su apellido en el anonimato por seguridad. "Sal¨ªa de la Conferencia internacional de asociaciones de gais y lesbianas en Nairobi. Dos chicos se abalanzaron sobre m¨ª cuando iba a subirme al autob¨²s y me empezaron a pegar e insultar. Me tiraron al suelo y me repitieron que ten¨ªa que aprender a ser una mujer. 'Te vamos a ense?ar por qu¨¦ tienes ese agujero', me dijeron. Me asfixiaban tanto que me desmay¨¦. Me violaron. Es lo que ellos llaman violaci¨®n correctiva. Supuestamente esto te tiene que curar de la homosexualidad", relata, casi sin parpadear, esta mujer de 29 a?os. "Despu¨¦s de eso, no he querido involucrarme ni en encuentros, ni en protestas, ni mostrar en p¨²blico mi condici¨®n sexual. Al fin y al cabo, ?a qui¨¦n voy a ir a denunciar si me atacan de nuevo?", se lamenta con angustia.
Adem¨¢s de ser estigmatizadas por su condici¨®n sexual, las mujeres violadas en Kenia suelen ser mucho m¨¢s vulnerables a contraer el VIH. Los embarazos no deseados, adem¨¢s, se convierten en un problema psicol¨®gico, y para las chicas m¨¢s pobres, tambi¨¦n en un problema econ¨®mico. El dif¨ªcil acceso a la sanidad por culpa de este estigma postra a todo el colectivo LGBTI con VIH a la marginaci¨®n m¨¢s profunda.
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