?Pol¨ªticos guapos o l¨ªderes eficaces?
Ante el t¨®pico de que la pol¨ªtica no es para feos, un libro analiza el curioso f¨ªsico de una figura hist¨®rica memorable
¡°Rasgos sombr¨ªos, cabeza gre?uda, cejas tupidas, gran nariz, enorme boca¡±. Era 1866, hac¨ªa un a?o del magnicidio de Abraham Lincoln (1809-1865), el presidente que sigue siendo el mejor valorado por los estadounidenses, y la descripci¨®n que de ¨¦l hac¨ªa el New York Tribune en 1866 rozaba la crueldad.
¡°Casi todo el mundo coincid¨ªa en que era feo, y era frecuente verlo escrito en prensa¡±, explica Richard Fox. El asunto, defiende, no es irrelevante. Su libro Lincoln¡¯s Body (Norton) estudia c¨®mo la extra?a apariencia del presidente abolicionista marc¨® su carrera y su legado pol¨ªtico. Visto desde la actualidad, el triunfo de un dirigente poco agraciado es a¨²n m¨¢s raro: ¡°Ya casi no hay gente fea present¨¢ndose a las elecciones¡±, se?ala Fox.
Tampoco en Espa?a. Pedro S¨¢nchez es El Guapo en su partido, Albert Rivera hizo su entrada en escena desnudo, y el f¨ªsico de Alberto Garz¨®n y Pablo Iglesias se comenta con frecuencia en las redes sociales. Los asesores en comunicaci¨®n pol¨ªtica Luis Arroyo (parte del equipo de S¨¢nchez en las primarias) y David Espin¨®s hablan de ¡°coincidencia¡±. Achacan el cambio (¡°subjetivo¡±, advierten) a la bajada de la edad media de los candidatos, que ha ca¨ªdo una d¨¦cada desde las ¨²ltimas generales a las pr¨®ximas, de 58 a 47 a?os. Pero Arroyo recuerda que ¡°la base f¨ªsica del poder est¨¢ siempre presente¡± y que la psicolog¨ªa evolutiva demuestra que preferimos ser gobernados por el m¨¢s dominante, un rasgo psicol¨®gico que sigue siendo percibido a partir de la apariencia.
El asesor Luis Arroyo concede importancia al contenido pol¨ªtico, pero conf¨ªa menos en la capacidad anal¨ªtica del elector: ¡°El voto es un acto de reconocimiento, de identidad. Es de todo menos racional¡±
No son solo opiniones. Un estudio publicado en American Politics Research aseguraba el pasado octubre que los candidatos atractivos ten¨ªan entre un plus de entre el 7% y el 10% de votos gracias a su belleza. ¡°Es una salida r¨¢pida para los electores poco informados. El movimiento m¨¢s r¨¢pido es inferir a partir del f¨ªsico qu¨¦ candidato es el m¨¢s competente¡±, se le¨ªa en el estudio, elaborado por la Universidad de Ottawa a partir de las elecciones estadounidenses de 2008. Cuando los candidatos son de distintos sexo, no es la belleza, sino la aparente eficacia, lo que se premia. Otro informe ya recog¨ªa en 2011 que en EE UU los candidatos m¨¢s altos han ganado el 67% de los comicios, y que los ciudadanos piensan en el pol¨ªtico ideal como alguien cuya estatura supere la media.
?Qu¨¦ diferencia, entonces, a Lincoln? En primer lugar, explica Fox, no hab¨ªa televisi¨®n. El aparato empez¨® a contar en campa?a cuando Nixon, un pol¨ªtico de radio y poco agraciado, tuvo que v¨¦rselas con el atractivo Kennedy en un debate que ya es parte de la historia. Pero, m¨¢s all¨¢ de eso, el escritor se?ala que el presidente supo asociar su extra?o f¨ªsico (superaba el 1,90 cuando la estatura media de la ¨¦poca era 1,65 y sus brazos y piernas eran desproporcionadamente largos) con sus or¨ªgenes humildes. ¡°Se re¨ªa de su aspecto en p¨²blico, y desde el principio de su carrera se convirti¨® en el s¨ªmbolo de un hombre hecho a s¨ª mismo, crecido sin beneficios heredados como riqueza, educaci¨®n [fue a la escuela durante un a?o en total] o belleza¡±, cuenta.
Los pol¨ªticos son premiados por ser guapos en los Estados Unidos del siglo XXI Richard Fox, autor de 'Lincoln's body', sobre el impacto pol¨ªtico del f¨ªsico del presidente 16
Eso no significa que no tratara de mejorar su imagen. El fot¨®grafo Mathew Brady le retrat¨® de frente, para minimizar sus amplias orejas y su gran nariz. De la misma manera, seg¨²n Luis Arroyo, que dirigentes como Sarkozy, Aznar o Franco han tratado de disimular su baja estatura mediante alzas, de forma m¨¢s o menos reconocida. Y no se trata solo de mejorar los defectos f¨ªsicos: si el sudor de Nixon durante su debate contra Kennedy le dej¨® en evidencia no fue por est¨¦tica, sino porque le hac¨ªan parecer acorralado y nervioso. Arroyo asegura que no fue la belleza lo que hizo que S¨¢nchez ganara en las primarias del partido a Eduardo Madina, aunque este ¡°le habr¨ªa ayudado ser un poco m¨¢s sonriente, menos hosco¡±. La sonrisa que seg¨²n ¨¦l benefici¨® a S¨¢nchez era tambi¨¦n una buena baza de Kennedy e incluso de Lincoln, pese a lo serio que se le ve en los retratos. La velocidad de las c¨¢maras de la ¨¦poca le imped¨ªa posar con el gesto amable que exhib¨ªa sobre el terreno.
Por tanto, aunque la belleza se asocia a la eficacia, tambi¨¦n se asimila con una pertenencia a la ¨¦lite. Fox toma como paradigma a Obama, que ¡°pese a ser el primer presidente negro, no es visto como parte del pueblo¡±. La raz¨®n: es ¡°demasiado Ivy League¡±, es decir perteneciente a la ¨¦lite universitaria, y sus estudios en Harvard y Columbia le alejan de la normalidad. A¨²n as¨ª, opina, su caso ¡°sostiene la generalizaci¨®n de que los pol¨ªticos son premiados por ser guapos en los Estados Unidos del siglo XXI¡±. ?Y en Espa?a? ¡°Vemos c¨®mo progresivamente nuestras campa?as van intentado parecerse m¨¢s a las suyas¡±, defiende Arroyo, que asegura que la comunicaci¨®n de los comicios estadounidenses suscita m¨¢s inter¨¦s que la de los patrios. David Espin¨®s asegura que con el salto generacional ha llegado un cambio ineludible: ¡°Hay una nueva pol¨ªtica, en todos los aspectos. Punto¡±.
Profesionales en pol¨ªtica recuerdan que, seg¨²n la psicolog¨ªa evolutiva, preferimos ser gobernados por el m¨¢s dominante, un rasgo psicol¨®gico que se percibe a partir de la apariencia
La importancia de la imagen, sin embargo, llega hasta cierto punto, y lo que prima en ¨²ltimo t¨¦rmino es la coherencia con el propio discurso. Eso es lo que defiende Espin¨®s, que se?ala la sensaci¨®n de confianza y la capacidad de emocionar como ¨²nicas cualidades f¨ªsicas decisivas en un candidato. Fox coincide tambi¨¦n en que, pese a su propio estudio de la identidad f¨ªsica de Lincoln, si este es ¡°el m¨¢s querido¡± de los presidentes es porque ¡°mantuvo la unidad, puso a la esclavitud en la v¨ªa r¨¢pida hacia la extinci¨®n y entreg¨® su vida por la libertad republicana¡±. Arroyo concede importancia al contenido pol¨ªtico de un mandato en el ¨¢mbito del legado de un pol¨ªtico, pero conf¨ªa menos en la capacidad anal¨ªtica del elector: ¡°El votante no es una tabla rasa. El voto es un acto de reconocimiento, de identidad. Es de todo menos racional¡±.
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