Un plan local para salvar el patrimonio natural de la humanidad
Un grupo de investigadores afirma que medidas locales asequibles pueden contrarrestar los efectos del cambio clim¨¢tico global
Las dimensiones del problema que supone el cambio clim¨¢tico pueden llevar al fatalismo. Nada de lo que una persona, o incluso un peque?o Estado, haga a t¨ªtulo individual servir¨¢ para detener el desastre. Evitar la par¨¢lisis que produce ese fatalismo es uno de los motivos por los que un grupo internacional de investigadores ha publicado un art¨ªculo en la revista Science en el que se avisa del peligro inminente al que se enfrentan muchos espacios naturales que son Patrimonio de la Humanidad. En ¨¦l se recalca la posibilidad de actuar a nivel local sin necesidad de inversiones inabarcables para frenar los da?os del cambio global.
Los lugares que sirven de ejemplo a los autores son la Selva Amaz¨®nica, la Gran Barrera de coral en Australia y Do?ana en Espa?a. En el ¨²ltimo caso, seg¨²n explica Andrew Green, investigador en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (CSIC), la entrada de nutrientes en el parque por el uso de abonos y aguas residuales combinada con el impacto de la extracci¨®n de agua subterr¨¢nea sobre los aportes de agua son una amenaza para el parque. ¡°En Do?ana sabemos que desde 2001 hay una nueva especie de helecho, que es una se?al de eutrofizaci¨®n [el enriquecimiento de nutrientes de un sistema], que se explica porque la cantidad de f¨®sforo y fosfato se ha incrementado mucho durante los ¨²ltimos a?os¡±, se?ala Green. Estas plantas flotantes perjudican a la biodiversidad, poniendo en peligro plantas y animales que viv¨ªan en el humedal.
El incremento de la temperatura asociado al cambio clim¨¢tico favorece la expansi¨®n de estos helechos y de algunas algas t¨®xicas, pero aunque puede ser dif¨ªcil reducir la temperatura media del planeta, hay acciones a nivel local con un gran impacto potencial. Los datos obtenidos por todo el mundo muestran que una reducci¨®n de las concentraciones de nutrientes de un tercio puede compensar el efecto del incremento de un grado sobre el riesgo de proliferaci¨®n de las algas t¨®xicas.
El dinero no es el factor decisivo
Green reconoce que los datos que sugieren que este tipo de actuaciones podr¨ªan ser ¨²tiles en Do?ana proceden de investigaciones en otros lugares del planeta. ¡°Falta investigaci¨®n para saber los costes y cu¨¢ntas medidas hay que tomar en Do?ana, tambi¨¦n porque ha habido recortes para hacer seguimientos¡±, afirma Green. ¡°Se ha dejado de financiar cualquier tipo de seguimiento que no sea de aves, y ser¨ªa necesario seguir financiando al menos los seguimientos de la situaci¨®n del agua¡±, a?ade. Con este objetivo, la Junta de Andaluc¨ªa proporcionaba 300.000 euros anuales que se suprimieron.
La Unesco, que incluy¨® Do?ana en su lista de lugares patrimonio de todos los humanos, considera tambi¨¦n que el riesgo de deterioro del paraje es elevado. ¡°Las medidas necesarias para paliar estos problemas no son necesariamente caras¡±, asegura Marten Scheffer, presidente del Departamento de Ecolog¨ªa Acu¨¢tica y Gesti¨®n de la Calidad del Agua de la Universidad de Wageningen, Holanda. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil en pa¨ªses ricos que en pa¨ªses pobres, pero tenemos ejemplos como Brasil, que no es uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos y ha logrado ¨¦xitos frente a la deforestaci¨®n en la Amazon¨ªa¡±, a?ade.
Scheffer tambi¨¦n comenta la necesidad de valorar los costes de mantener estos ecosistemas dentro de unos l¨ªmites de seguridad ecol¨®gica razonables y ponerlos frente a las ganancias de actividades econ¨®micas que los pueden deteriorar. En el caso de la Gran Barrera de Coral de Australia, el pa¨ªs deber¨ªa tener en cuenta las consecuencias de da?ar la reputaci¨®n de un entorno que genera 6.000 millones de euros en turismo.
En la Amazon¨ªa, se deber¨ªa valorar adem¨¢s las funciones de este inmenso pulm¨®n como sumidero de di¨®xido de carbono. Esta misma semana, un art¨ªculo en la revista Nature, afirmaba que la cantidad de CO2 devorada por la selva es la mitad que en los 90 y ahora, por primera vez, es menor que las emisiones de los pa¨ªses latinoamericanos.
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