Una irresistible atracci¨®n
Planetarios y grupos de astronom¨ªa han programado actividades publicas de observaci¨®n
Un eclipse permiti¨® en 1919 a Sir Arthur Eddington declarar incompleta la teor¨ªa de la gravedad de Newton, que deb¨ªa ser sustituida por la Relatividad General publicada en 1915. Este a?o, que es el A?o Internacional de la Luz entre otras cosas por conmemorar el centenario de la gran teor¨ªa del espacio y del tiempo de Albert Einstein, ya no hacen falta eclipses para comprobar c¨®mo la luz se curva, aunque un siglo despu¨¦s la f¨ªsica sigue siendo un territorio arduo para los legos.
En 2015, un eclipse de sol queda realmente lejos de la vanguardia de la ciencia y para conocer la actividad de la corona solar disponemos de telescopios y sat¨¦lites que funcionan todo el tiempo y no solo unas dos veces por a?o cuando la Luna y el Sol tienen una conjunci¨®n con eclipse. No deja, sin embargo, de provocar atracci¨®n esa noche ins¨®lita del eclipse total. En la ma?ana del viernes 20 de marzo desde Espa?a vamos a ver una fracci¨®n del disco solar eclipsado, de manera que solamente a trav¨¦s de las redes (y confiando en que est¨¦ despejado en las regiones boreales) podremos disfrutar de los escasos minutos que durar¨¢ la totalidad. En cualquier caso, como siempre pasa a?o a a?o, un peregrinaje entre tur¨ªstico y aventurero, entre cient¨ªfico y rom¨¢ntico, sentir¨¢ en vivo y en directo esa sensaci¨®n en lugares como las heladas islas Svalbard, justo en el comienzo de su d¨ªa de seis meses de duraci¨®n.
Adem¨¢s de ciencia los eclipses traen tambi¨¦n mitos y pseudociencia. Siempre se les atribuy¨® malos o buenos presagios, provocar cat¨¢strofes o evitarlas, es decir, cualquier cosa. Y como en estos dos ¨²ltimos a?os hemos vivido un m¨¢ximo de actividad solar que aun siendo poco intenso no ha impedido constantes anuncios de que una tormenta geomagn¨¦tica iba a acabar con la civilizaci¨®n actual, parece que los agoreros no han querido perder la ocasi¨®n avisando ahora de otra tormenta solar de dimensiones ¨¦picas.
Nada tiene que ver la Luna o el eclipse con ello. Pero aunque el c¨¢lculo de un eclipse pueda hacerse desde hace siglos con gran precisi¨®n, parece que algo capaz de hurtar la luz del d¨ªa es de por si incontrolable y por lo tanto peligroso. Sin embargo de lo ¨²nico que hay que resguardarse es de la tentaci¨®n de mirar al Sol sin protecci¨®n, menos a¨²n de utilizar ning¨²n instrumento ¨®ptico que concentre la luz solar. Proyectando el Sol a trav¨¦s de un simple orificio tenemos una segura manera de ver c¨®mo el disco de Helios se oculta tras Selene durante poco m¨¢s de dos horas. O participando en las decenas de actos p¨²blicos que planetarios o agrupaciones astron¨®micas han programado el viernes, tambi¨¦n un fen¨®meno que muestra la atracci¨®n que nos producen los eclipses.
Javier Armentia es el director del Planetario de Pamplona
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