El hombre decide su destino biol¨®gico
Arranca el debate sobre la modificaci¨®n del genoma humano. Una nueva t¨¦cnica simple y barata pone el gran tab¨² a tiro de cualquier laboratorio de gen¨¦tica
La vida lleva 4.000 millones de a?os despuntando, medrando y bregando para resistir a la cat¨¢strofe, venciendo los lastres del pasado e imaginando los futuros posibles, aventur¨¢ndose y sobreviviendo. Pero en toda la historia del planeta nunca hab¨ªa ocurrido esto: que una criatura de la evoluci¨®n tome las riendas de su propio destino biol¨®gico. Parece incre¨ªble, pero los cient¨ªficos creen que ya hemos alcanzado ese punto, y que por tanto no tenemos m¨¢s remedio que ponernos a pensar ¨Ccon toda la profundidad que est¨¦ a nuestro humilde alcance¡ª en el abismo conceptual que se abre ante nosotros. Podemos considerarnos afortunados, al menos como testigos de la historia a escala c¨®smica.
La gran novedad no puede tener una denominaci¨®n m¨¢s decepcionante: crisp, el nombre ingl¨¦s de las patatas fritas de bolsa. En realidad son unas siglas ¨Clas entenderemos m¨¢s abajo¡ª que designan una nueva t¨¦cnica para modificar los genomas, una t¨¦cnica tan simple, barata y eficaz que pone por primera vez a nuestro alcance la posibilidad de reescribir el c¨®digo gen¨¦tico humano: en las c¨¦lulas enfermas del cuerpo, s¨ª, pero tambi¨¦n en los ¨®vulos y espermatozoides que determinan el destino de nuestros hijos, de los hijos de nuestros hijos y de todo el linaje que emerger¨¢ de ellos. Un pasaporte al futuro.
El fin de usar esta t¨¦cnica ser¨ªa curar enfermedades gen¨¦ticas en la l¨ªnea germinal, es decir, no ya en el propio enfermo, sino en sus hijos y el resto de su descendencia futura
Los cient¨ªficos m¨¢s directamente implicados en este avance se reunieron el 24 de enero en el Foro IGI de Bio¨¦tica, en Napa, California, organizado por la Innovative Genomics Initiative (IGI) de la Universidad de California (en sus sedes de Berkeley y San Francisco). Su objetivo no era tanto confirmar las inmensas posibilidades de la nueva tecnolog¨ªa de modificaci¨®n gen¨®mica ¨Ctodos ellos las ten¨ªan ya muy claras¡ª como examinar con esp¨ªritu autocr¨ªtico sus riesgos y desarrollos imprevistos, en un intento de poder atajarlos ahora que est¨¢n a tiempo. El premio Nobel David Baltimore y otra veintena de investigadores presentan en Science las conclusiones de la reuni¨®n.
¡°La promesa de la llamada ¡®medicina de precisi¨®n¡¯ viene impulsada por la sinergia entre dos poderosas tecnolog¨ªas¡±, explican Baltimore y sus colegas. La primera es bien conocida: el exponencial desarrollo y abaratamiento de la secuenciaci¨®n (lectura) de ADN, que ha aportado ya la mayo parte de la informaci¨®n esencial sobre los cambios gen¨¦ticos que estimulan el desarrollo de las enfermedades. La segunda es crisp.
Crisp son las siglas de clustered regularly interspaced short palindromic repeats, cuya traducci¨®n no ayuda mucho: cortas repeticiones palindr¨®micas agrupadas y espaciadas regularmente. Se trata de una secuencia de ADN bacteriano muy especial, con tramos cortos que se repiten a intervalos regulares y que se leen igual aunque tengan la orientaci¨®n invertida (es decir, pal¨ªndromos, como reconocer o sometemos, pero en el lenguaje del ADN).
Estas secuencias se comportan en la naturaleza como verdaderos nanoingenieros gen¨¦ticos: son capaces de incorporar genes extra?os, como los de un virus, y de someterles luego a una variedad de servidumbres, como activarlos, reprimirlos o introducirlos en otro lugar del genoma. Las bacterias utilizan crisp como un sistema de defensa contra virus: integran sus genes y los utilizan contra el propio agente invasor. Pero los genetistas han aprendido a usar crisp como un veh¨ªculo para sustituir, corregir o modificar el genoma de cualquier animal.
El m¨¦todo ha sido probado con ¨¦xito en ratones y monos, y por tanto los cient¨ªficos creen que es hora de estudiar si tiene utilidad m¨¦dica para los humanos
El m¨¦todo crisp ha sido probado con ¨¦xito en ratones y monos, y por tanto los cient¨ªficos creen que es hora de estudiar si tiene utilidad m¨¦dica para los humanos. En concreto, para curar enfermedades gen¨¦ticas en la l¨ªnea germinal, es decir, no ya en el propio enfermo, sino en sus hijos y el resto de su descendencia futura. De momento, esto es ilegal en todos los pa¨ªses que han regulado la embriolog¨ªa humana, que son todos los que tienen la capacidad t¨¦cnica necesaria. Baltimore y sus colegas creen que es hora de debatir los aspectos ¨¦ticos y legales para promover las reformas legales pertinentes. O para no hacerlo, si se decide que los riesgos no compensan a los beneficios.
El premio Nobel y los dem¨¢s expertos son expl¨ªcitos en sus recomendaciones: asegurar que los experimentos no se intenten en alg¨²n pa¨ªs con regulaciones demasiado laxas; discutir en foros cient¨ªficos, bio¨¦ticos y gubernamentales las implicaciones sociales, ¨¦ticas y ambientales; promover la transparencia del debate y la informaci¨®n p¨²blica ¡°sobre esta nueva era de la biolog¨ªa humana¡±; acordar internacionalmente un grupo representativo de expertos en gen¨¦tica, industria, derecho y bio¨¦tica.
¡°La confianza p¨²blica en la ciencia¡±, aseguran Baltimore y sus colegas, ¡°requiere transparencia en tiempo real y discusi¨®n abierta¡±. Que se siga ese consejo ser¨ªa tambi¨¦n una importante novedad.
Las mitocondrias primero
La gran mayor¨ªa de las enfermedades hereditarias se deben a mutaciones en el genoma nuclear ¨Cel situado en el n¨²cleo de cada c¨¦lula¡ª, y los proyectos para corregirlas, aunque ya sean t¨¦cnicamente posibles, deben superar a¨²n un dificultoso proceso para demostrar su seguridad y garantizar su legalidad. Los primeros progresos en la modificaci¨®n gen¨¦tica de la l¨ªnea germinal afectar¨¢n probablemente a un hermano menor del genoma nuclear, el peque?o ADN situado en las mitocondrias, las factor¨ªas energ¨¦ticas de las c¨¦lulas, que se transmite solo por v¨ªa materna.
"Un argumento a favor de modificar el genoma mitocondrial es que para estas enfermedades no hay una buena alternativa, explica Juan Carlos Izpis¨²a, del Instituto Salk de California, uno de los principales investigadores que est¨¢ promoviendo esta t¨¦cnica. Con las enfermedades del genoma nuclear existe actualmente la posibilidad del diagn¨®stico preimplantacional: generar una docena de embriones por fecundaci¨®n in vitro, analizar su ADN e implantar solo los que est¨¦n libres de la mutaci¨®n. Pero, mientras que el genoma nuclear es ¨²nico, en cada c¨¦lula hay cientos o miles de mitocondrias, unas mutantes y otras no, lo que hace inviable ese tipo de diagn¨®stico.
Hay otra alternativa aprobada hace muy poco en el Reino Unido, conocida popularmente como los ¡°hijos de tres padres¡±. Consiste en sustituir las mitocondrias enfermas de un ¨®vulo por las de una donante sana, y despu¨¦s fecundar el ¨®vulo con un espermatozoide (total: tres progenitores). Pero en este caso el genoma mitocondrial y la mitad materna del nuclear provienen de personas distintas, y hay evidencias en ratones de que pueden ser incompatibles y conducir a efectos indeseados en el feto.
El crisp y otras t¨¦cnicas relacionadas son capaces de corregir las mutaciones mitocondriales en el ¨®vulo (o en el ¨®vulo fecundado), y esto evitar¨ªa todos los problemas anteriores. Pese al precedente (relativo) del Reino Unido, probar la validez de esta t¨¦cnica en humanos requiere algunas modificaciones legales en la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Izpis¨²a ha tanteado al Ministerio de Sanidad espa?ol, sin ning¨²n ¨¦xito. Los experimentos se llevar¨¢n a cabo en Estados Unidos, donde es posible crear embriones con fines de investigaci¨®n, siempre que no se utilicen fondos p¨²blicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.