Un vuelo
A trav¨¦s de la ventanilla veo el mar donde naufragaron todos los dioses y los perfiles de la Italia del lat¨ªn y las creencias
Diario de un vuelo a Grecia en primavera. Diez segundos despu¨¦s del despegue, por la ventanilla del avi¨®n puedo comprobar que el ser humano se convierte en una hormiga antes de desaparecer de inmediato de la faz de la tierra. En esos valles y campas que se divisan desde una altura considerable, habr¨¢n sucedido grandes batallas con hechos heroicos dignos de ser recordados, pero han sido suficientes cinco minutos de vuelo para que la naturaleza haya devorado por completo a la historia para convertirla en simple cosmolog¨ªa. No existen rastros de ciudades ni de caminos. Desde esta altura la humanidad puede ser considerada como cualquier otra plaga invisible que est¨¢ destruyendo el planeta. O tal vez la humanidad en este momento se reduzca al se?or del asiento de al lado, que sin conocerme de nada, me cuenta con todo pormenor su operaci¨®n de trasplante de h¨ªgado. Abajo ha empezado la primavera y la fiesta del equinoccio lo celebran con el mismo bullicio los virus, las bacterias, el polen de las flores, los insectos, los reptiles y todos los simios, pero pienso que el avi¨®n me lleva al origen de nuestra antigua cultura. A trav¨¦s de la ventanilla veo el mar donde naufragaron todos los dioses y los perfiles de la Italia del lat¨ªn y las creencias. Cuando despu¨¦s de dos horas el vuelo pierde altura aparecen las costas de Grecia y mi vecino se recrea en los detalles de la vida que le ha proporcionado el h¨ªgado extra¨ªdo de un joven muerto en accidente de moto. Pido a Plat¨®n que venga en mi ayuda y de pronto aparece la Acr¨®polis de Atenas en el horizonte. A medida que el avi¨®n desciende todo vuelve a su estado natural, las hormigas se convierten de nuevo en personas cada una con el ansia de inmortalidad a cuestas y yo me planteo qu¨¦ es m¨¢s importante: la t¨¦cnica de un trasplante de h¨ªgado o la belleza del Parten¨®n.
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