En manos inexpertas
Cuando la vida de cientos de personas depende de la responsabilidad de una sola, sea piloto, o maquinista del AVE; pero tambi¨¦n si es cirujano, juez, o profesor, no existe ninguna prueba que mida el nivel responsabilidad. Se nos ha olvidado muy r¨¢pido que la experiencia a lo largo de muchos a?os certifica el comportamiento de cada ser humano; por ello, el ascenso progresivo, el reconocimiento de m¨¦ritos y la gesti¨®n de responsabilidades cada vez mayores garantiza que la actuaci¨®n ¡ªaun bajo presi¨®n¡ª de un profesional siempre va a ser la adecuada. Del accidente del avi¨®n de Lufthansa se deduce que hoy estamos en manos todav¨ªa inexpertas cuando viajamos en medios sofisticados como avi¨®n, trenes de alta velocidad o cruceros, por muchas pruebas y test que hayan pasado. ?Cu¨¢ntos gestores o asesores p¨²blicos y privados que diariamente deciden sobre nuestras vidas no tienen la preparaci¨®n necesaria?¡ª Miguel ?ngel Pe?a. Madrid.
El terrible accidente del vuelo A320 de Germanwings entre Barcelona y D¨¹sseldorf que, al parecer, el copiloto estrell¨® por voluntad propia contra las monta?as de los Alpes, trae a primer plano lo que la psicosociolog¨ªa denomina sistemas an¨®nimos de confianza (SAC). Hace un siglo, cualquier ciudadano ten¨ªa plena confianza en los que lo rodeaban. No necesitaba, para iniciar cada d¨ªa, m¨¢s confianza que la de acudir al corral para desayunar, montarse en su burra para desplazarse, conseguir le?a para calentarse, unos c¨¢ntaros para traer el agua y un poco de aceite en el candil para alumbrar la cena. Una de las consecuencias de la modernidad es que hemos generado infinidad de sistemas an¨®nimos de confianza, sin los cuales no podr¨ªamos tomar leche para desayunar, ni tener noticias al momento del mundo entero. No podr¨ªamos desplazarnos en avi¨®n, ni acudir al sistema sanitario para que nos curen una dolencia, ni subir en el autob¨²s sin saber si el conductor est¨¢ ebrio, ni tampoco tener energ¨ªa o agua potable fr¨ªa y caliente con s¨®lo apretar un mando. Ni que decir tiene eso de llevar el dinero al banco. Todos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, hacemos continuamente actos de fe en los SAC. Una persona con mentalidad desconfiada no podr¨ªa hoy vivir tranquila. Nuestra sociedad nos exige un plus de confianza, de madurez psicol¨®gica, para poder seguir haciendo vida normal en un mundo de desconocidos de los que necesariamente dependemos.¡ª Leandro Sequeiros. C¨®rdoba.
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