Activismo a golpe de clic
Una marea solidaria hace que cada vez m¨¢s gente ejerza el derecho a protestar y pedir cambios por cauces m¨¢s inmediatos que depositar un voto en las urnas
Hay otros mundos posibles, pero est¨¢n en este. Creo que las cosas pueden cambiar a mejor, y eso me mueve a luchar por causas que har¨¢n del planeta un lugar m¨¢s justo. Si pienso en las que ya he apoyado, pierdo la cuenta: para que un discapacitado pueda acceder al centro de salud de su barrio, contra los que maltratan a perros, gatos y burros, a favor de las abejas, para evitar desahucios, para que no se margine a los portadores de VIH¡ Y todo a golpe de clic, mediante una plataforma de cambio, Twitter o Facebook.
No soy la ¨²nica que con tuits, me gustas y firmas digitales se suman al clictivismo (activismo a trav¨¦s de las redes sociales): una marea solidaria hace que cada vez m¨¢s gente ejerza el derecho a protestar y pedir cambios por cauces m¨¢s inmediatos que depositar un voto en las urnas. ¡°El clictivismo supone una ¡®ca¨ªda del caballo¡¯ para el ciudadano¡±, explica Enrique Dans, profesor de Sistemas de Informaci¨®n en IE Business School. ¡°Cuando participa, toma conciencia de que la Red ha hecho posible una bidireccionalidad muy superior y empieza a reclamar instintivamente que esa bidireccionalidad alcance otros aspectos de la vida p¨²blica¡±.
Esa es una de las claves del ¨¦xito de la plataforma Change.org, que cuenta con m¨¢s de noventa millones de usuarios en el mundo y m¨¢s de seis en Espa?a (un 20% de internautas espa?oles participan ya en ella). ¡°Buscamos empoderar a la gente para que cambie lo que no le gusta y que esos cambios formen parte de la vida cotidiana¡±, asegura Francisco Polo, director de Change.org Espa?a. ¡°Se trata de iniciar peticiones que cobren fuerza y generen presi¨®n p¨²blica y medi¨¢tica para que quienes puedan solucionar esas situaciones ¨Cempresas, pol¨ªticos, instituciones¡¨C lo hagan o expliquen por qu¨¦ no las resuelven¡±.
El poder de Change.org crece en Espa?a: cada mes, 150.000 personas se suman a la plataforma, que todos los d¨ªas recibe m¨¢s de 150 peticiones nuevas. ?Motivos para alzar la voz? Seg¨²n Polo, los relacionados con injusticias econ¨®micas y la protecci¨®n animal: ¡°En Change no existen filtros para abrir una causa. Eso s¨ª, tenemos l¨ªneas rojas: no se admiten peticiones que sean delito, fomenten discursos del odio o que impliquen bullying¡±. En cuanto al perfil de los ciberjusticieros espa?oles, el 60% son mujeres, el 40% hombres, y tienen edades entre 25 y 45 a?os. ¡°No somos una plataforma de gente muy joven, sino de personas maduras que no tienen tiempo, pero desean involucrarse en causas sociales¡±.
Para Enrique Dans, ¡°el nivel de compromiso generado con una acci¨®n de clictivismo es menor que el del activismo tradicional: buena parte de la percepci¨®n de ese compromiso proviene de la necesidad de bajar a la calle y participar en una manifestaci¨®n o protesta. Al llevar este tipo de acciones a un proceso de registro sencillo y un clic, la percepci¨®n de implicaci¨®n desciende, aunque se mantiene el inter¨¦s por recibir informaci¨®n sobre sus resultados¡±.
De todas las peticiones que he firmado, varias han triunfado. En Change.org, cada hora obtienen una nueva victoria a nivel mundial. ¡°Y las personas que han experimentado tres ¨¦xitos son proclives a iniciar una petici¨®n porque ven que funciona¡±, concluye Polo. No s¨¦ ustedes, pero yo ya estoy preparando mi lista de deseos.
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