Resucitado Sarkozy
El triunfo electoral del l¨ªder conservador le acerca de nuevo a la carrera por la presidencia francesa
Las elecciones departamentales tienen una importancia relativa en Francia. Sus ganadores gestionan poco m¨¢s que escuelas, carreteras y alg¨²n servicio social. Pero bosquejan el paisaje pol¨ªtico venidero. Los resultados de los comicios han silenciado a quienes consideraban que Nicolas Sarkozy era definitivamente un perdedor. El rotundo triunfo de su alianza sobre los socialistas gobernantes acerca al l¨ªder conservador a la pista de despegue de las presidenciales, en 2017. Esa es la primera lectura. La segunda es que el Frente Nacional (FN), pese a no conseguir ning¨²n departamento, aumenta claramente el n¨²mero de sus votantes y se constituye como indiscutible fuerza pol¨ªtica en una Francia donde ya no cabe hablar de bipartidismo.
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Con la victoria de su coalici¨®n, que ha arrebatado a los socialistas la mitad de los departamentos que controlaban, Sarkozy afirma su liderazgo sobre una derecha que recibi¨® con total escepticismo su regreso a la pol¨ªtica, el a?o pasado, y su jefatura de un partido, la UMP, asediado por alegaciones de esc¨¢ndalos financieros y crudas luchas personalistas. Si es prematuro aventurar un duelo presidencial en Francia entre un Hollande de capa ca¨ªda y el resurgente Sarkozy, el escenario del domingo, pese a la gran abstenci¨®n, bien podr¨ªa prefigurar esa revancha.
Hollande y su primer ministro, Valls, son los grandes derrotados de una jornada que de nuevo interroga sobre el futuro de la izquierda, tras su fiasco en las municipales y despu¨¦s las europeas. Sarkozy ha obtenido sus contundentes resultados por aglutinar en torno a ¨¦l un bloque conservador. La falta de unidad representa hoy para los socialistas el mayor desaf¨ªo a su supervivencia como fuerza decisiva. Han pagado con la humillaci¨®n (incluso en departamentos donde Hollande y Valls ostentaron cargos) su divisi¨®n y su escasa credibilidad. Llegar a la cita decisiva de 2017 con una sola voz no parece f¨¢cil, a la vista del derrumbre progresivo de sus bastiones.
Francia bascula hacia la derecha y Sarkozy ha hecho una campa?a abiertamente derechista. Pero el jefe de la UMP no lo tendr¨¢ f¨¢cil en su intento de regresar al poder. Y no solo por la serie de obst¨¢culos reglados que habr¨¢ de salvar: congreso de refundaci¨®n de su partido, en mayo pr¨®ximo; elecciones regionales de diciembre; primarias, en 2016, para designar al candidato conservador al El¨ªseo...
Por encima de todo, Sarkozy tendr¨¢ que convencer a sus compatriotas de que tiene un proyecto nuevo, cre¨ªble y realista, diferente del inane que acab¨® con su mandato. En este cargado horizonte, el expresidente galo ¡ªy no es tarea menor¡ª deber¨¢ tambi¨¦n contener el expansionismo del FN, un partido en progresi¨®n que ha transformado el paisaje y sobre el que afortunadamente todav¨ªa pesa un eficaz cord¨®n sanitario en las elecciones decisivas. El amenazador movimiento nacionalista y ultra de Marine Le Pen, que no hace mucho tiempo representaba simplemente un voto de protesta, se ha instalado plenamente en el sistema pol¨ªtico franc¨¦s.
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