Aceite de pescado: un complemento, no una medicina
Las afirmaciones sobre las c¨¢psulas de omega-3 no est¨¢n avaladas por las investigaciones
En la actualidad, el aceite de pescado es el tercer complemento diet¨¦tico m¨¢s consumido en Estados Unidos despu¨¦s de las vitaminas y los minerales, seg¨²n un informe reciente de los Institutos Nacionales de Salud. Al menos un 10% de los estadounidenses toma aceite de pescado con regularidad, y en su mayor¨ªa creen que los ¨¢cidos grasos omega-3 de los complementos protegen su salud cardiovascular.
Pero existe un gran problema: buena parte de los ensayos cl¨ªnicos realizados con aceite de pescado no han hallado pruebas de que reduzca el peligro de infarto y embolia.
A excepci¨®n de dos, todos los estudios descubrieron que, en comparaci¨®n con el placebo, el aceite de pescado no mostraba beneficio alguno
Entre 2005 y 2012, importantes revistas de medicina publicaron al menos 25 estudios rigurosos sobre el aceite de pescado, la mayor¨ªa de los cuales investigaban si dicho producto pod¨ªa impedir accidentes cardiovasculares en poblaciones de alto riesgo. Se trataba de personas con un historial de cardiopat¨ªa o factores marcados de riesgo, como un colesterol alto, hipertensi¨®n o diabetes tipo 2.
A excepci¨®n de dos, todos los estudios descubrieron que, en comparaci¨®n con el placebo, el aceite de pescado no mostraba beneficio alguno.
Sin embargo, durante esos a?os, las ventas de aceite de pescado ascendieron a m¨¢s del doble, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, se?ala Andrew Grey, catedr¨¢tico adjunto de medicina en la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, y autor de un estudio sobre el producto publicado en 2014 en JAMA Internal Medicine.
¡°Existe una importante desconexi¨®n¡±, afirma Grey. ¡°Las ventas est¨¢n aumentando pese a la progresiva acumulaci¨®n de ensayos que no muestran ning¨²n efecto¡±.
Existen buenos motivos, al menos en teor¨ªa, por los que el aceite de pescado deber¨ªa mejorar la salud cardiovascular. La mayor¨ªa de los complementos de aceite de pescado son ricos en dos ¨¢cidos grasos omega-3 ¨Cel ¨¢cido eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA)¨C que pueden fluidificar la sangre, como la aspirina, que tiene la capacidad de reducir la posibilidad de trombos. Los omega-3 tambi¨¦n pueden mitigar inflamaciones, que influyen en la ateroesclerosis. Y la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos ha aprobado al menos tres tipos de f¨¢rmacos de aceite de pescado -Vascepa, Lovaza y una versi¨®n gen¨¦rica- para el tratamiento de triglic¨¦ridos muy elevados, un factor de riesgo en cardiopat¨ªas.
Pero estas propiedades de los ¨¢cidos grasos omega-3 no se han traducido en beneficios notables en la mayor¨ªa de los ensayos cl¨ªnicos.
Las ventas est¨¢n aumentando pese a la progresiva acumulaci¨®n de ensayos que no muestran ning¨²n efecto¡±
Parte del entusiasmo inicial por el aceite de pescado se remonta a estudios realizados en los a?os setenta por los cient¨ªficos daneses Hans Olaf Bang y Jorn Dyerberg, que determinaron que los esquimales que viv¨ªan en el norte de Groenlandia presentaban unos ¨ªndices considerablemente m¨¢s bajos de enfermedades cardiovasculares, cosa que atribuyeron a una dieta rica en omega 3 que consist¨ªa principalmente en pescado, foca y grasa de ballena. George Fodor, cardi¨®logo de la Universidad de Ottawa, destacaba los errores de muchos de estos primeros estudios, y lleg¨® a la conclusi¨®n de que el ¨ªndice de cardiopat¨ªas entre los esquimales hab¨ªa sido enormemente infravalorado. Pero el aura de los aceites de pescado persiste.
Los argumentos a favor del aceite de pescado recibieron un espaldarazo gracias a varios estudios llevados a cabo en los a?os noventa, entre ellos un ensayo italiano que descubri¨® que los supervivientes de infartos que fueron tratados con un gramo diario de aceite de pescado presentaban ¨ªndices m¨¢s bajos de mortalidad que aquellos que tomaron vitamina E. Dichos hallazgos llevaron a grupos como la Asociaci¨®n Estadounidense de Cardiolog¨ªa a recomendar el aceite de pescado hace aproximadamente una d¨¦cada, ya que era una manera de que los pacientes introdujeran m¨¢s omega 3 en su dieta.
¡°Pero desde entonces ha habido un aluvi¨®n de estudios seg¨²n los cuales no presentan ning¨²n beneficio¡±, se?ala James Stein, director de cardiolog¨ªa preventiva en los Hospitales y Cl¨ªnicas de la Universidad de Wisconsin. Entre ellos hubo un ensayo cl¨ªnico con 12.000 personas, publicado en The New England Journal of Medicine en 2013, que descubri¨® que un gramo de aceite de pescado diario no disminu¨ªa la tasa de mortalidad por infarto y embolia en gente con s¨ªntomas de ateroesclerosis.
¡°Creo que, ahora mismo, podemos dar por terminada la era del aceite de pescado como medicaci¨®n¡±, afirma el principal autor del estudio, Gianni Tognoni, del Instituto de Investigaci¨®n Farmacol¨®gica de Mil¨¢n.
Seg¨²n Stein, los primeros estudios sobre el aceite de pescado se realizaron en una ¨¦poca en que las enfermedades cardiovasculares se trataban de manera muy distinta a hoy en d¨ªa y se utilizaban muchas menos estatinas, beta bloqueadores, anticoagulantes y otros tratamientos intensivos. Por tanto, dice, aunque el efecto del aceite de pescado fuese menor, deb¨ªa de ser m¨¢s perceptible.
Creo que, ahora mismo, podemos dar por terminada la era del aceite de pescado como medicaci¨®n¡±
¡°En la actualidad, el nivel de atenci¨®n es tan bueno que a?adir algo tan peque?o como una c¨¢psula de aceite de pescado no supone ninguna diferencia¡±, afirma. ¡°Es dif¨ªcil mejorarlo con una intervenci¨®n que no sea muy fuerte¡±.
Asimismo, Stein advierte de que el aceite de pescado puede ser peligroso cuando se combina con aspirina u otros anticoagulantes. ¡°Con mucha frecuencia, vemos a gente que toma aspirina o una?superaspirina¡¯en combinaci¨®n con aceite de pescado, y les salen moratones y sufren hemorragias nasales con suma facilidad¡±, se?ala. ¡°Y cuando interrumpimos el consumo de aceite de pescado, mejoran¡±.
Como muchos cardi¨®logos, Stein anima a sus pacientes a evitar los complementos de aceite de pescado y a consumir pescados grasos al menos dos veces por semana, siguiendo las directrices federales sobre una ingesta segura de pescado, ya que contiene varios nutrientes saludables y no solo EPA y DHA. ¡°No recomendamos el aceite a menos que la persona no incluya absolutamente nada de pescado en su dieta¡±, remacha Stein.
Contra m¨¢s enfermedades
Pero algunos expertos dicen que la defensa del aceite de pescado sigue abierta. JoAnn Manson, jefa de medicina preventiva en el Hospital Brigham and Women¡¯s de Boston, asegura que los grandes ensayos cl¨ªnicos sobre el aceite de pescado se centraron solo en personas que ya padec¨ªan cardiopat¨ªas o corr¨ªan un riesgo muy alto de sufrirlas. Tambi¨¦n se ha promocionado el aceite de pescado para la prevenci¨®n de otras enfermedades, entre ellas el c¨¢ncer, el alzh¨¦imer y la depresi¨®n.
Manson est¨¢ dirigiendo un ensayo cl¨ªnico de cinco a?os conocido como estudio Vital, en el que participan 26.000 personas m¨¢s representativas de la poblaci¨®n general. Dicho ensayo, cuya finalizaci¨®n est¨¢ prevista para el a?o que viene, determinar¨¢ si el aceite de pescado y la vitamina D, por separado o combinados, tienen alg¨²n efecto en la prevenci¨®n a largo plazo de la cardiopat¨ªa, la diabetes tipo 2 y otras afecciones en personas que no presentan muchos factores de riesgo relevantes.
Aunque Manson primero recomienda comer pescado graso, no suele impedir que la gente consuma el aceite, en parte porque no parece tener grandes efectos secundarios en personas en general sanas.
¡°Pero creo que la gente deber¨ªa darse cuenta de que todav¨ªa no hay consenso¡±, precisa, ¡°y de que es posible que est¨¦ gastando mucho dinero en esos complementos sin obtener ning¨²n beneficio¡±.
? 2015 New York Times Service.
Traducci¨®n de News Clips.
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