Alemania, en dos tiempos
Los ojos de su nieta le explicaron todo lo que estaba viendo en los suyos, Alemania, a?os sesenta, el fr¨ªo, la primera explotaci¨®n¡
Se empe?¨® en ir a buscarla al aeropuerto.
Su hijo y su nuera no s¨®lo no lo entendieron, sino que hasta se enfadaron un poco con ¨¦l. Se dio cuenta de que interpretaban su insistencia como una muestra de senilidad, pero se mantuvo firme. Ya sab¨ªa ¨¦l que desde el pueblo hasta Barajas hab¨ªa m¨¢s de cien kil¨®metros, que el coche era peque?o, que en el maletero no hab¨ªa suficiente espacio para el equipaje de su nieta, que tendr¨ªa que hacer el viaje de vuelta con un bulto sobre las rodillas, pero no cedi¨®. ?l ten¨ªa sus motivos, y ni su hijo ni su nuera podr¨ªan entenderlos. Su nieta s¨ª, y por eso era imprescindible que le encontrara en el vest¨ªbulo del aeropuerto.
Al principio, cuando llamaba s¨®lo una vez a la semana para contar problemas, ¨¦l estaba tranquilo. Su hijo tampoco lo entend¨ªa. Hemos estado hablando con la ni?a por Skype, le contaba, como si ¨¦l supiera lo que le estaba diciendo, y la hemos encontrado animada, ?sabes?, aunque dice que todo es muy dif¨ªcil, que las cosas no son como las pintan aqu¨ª, que ha encontrado una habitaci¨®n que no le gusta mucho, porque las que le gustan son muy caras, en fin¡ ?l no sab¨ªa lo que era Skype, pero sab¨ªa lo que le pasaba a la ni?a y todav¨ªa no estaba preocupado.
La ni?a se llamaba Laura, ten¨ªa 24 a?os, y hab¨ªa empezado un m¨¢ster en Biolog¨ªa Molecular que no hab¨ªa podido terminar porque su madre ganaba exactamente la mitad desde que el ERE de su empresa la pas¨® por encima, oblig¨¢ndole a aceptar un contrato a tiempo parcial, y el sueldo de su padre no daba para tanto. ?l se ofreci¨® entonces a pagar la matr¨ªcula, pero su nieta no quiso aceptarlo. Yo te lo agradezco en el alma, le dijo, pero, tal y como est¨¢n las cosas, es mucha responsabilidad¡ Despu¨¦s, con una madurez que enterneci¨® al anciano, enumer¨® sus razones.
Ten¨ªa dos hermanos m¨¢s, y el peque?o a¨²n no hab¨ªa terminado el Bachiller, la empresa de su madre no iba bien, el negocio de su padre pasaba por demasiados baches. No es justo que te lo gastes en m¨ª, concluy¨®. Es mejor que lo guardes y que esperemos a ver qu¨¦ pasa. Yo, de momento, he decidido irme a Alemania. Tengo un par de compa?eros que han encontrado trabajo all¨ª. Intentar¨¦ ahorrar todo lo que pueda, y¡ No me mires as¨ª, abuelo.
?l no era consciente de estar mir¨¢ndola de una manera especial, pero se equivocaba. Los ojos de su nieta le explicaron todo lo que estaba viendo en los suyos, Alemania, a?os sesenta, un viaje en tren que no terminaba nunca, el fr¨ªo, el desconcierto, la incapacidad para comunicarse en un idioma infernal, la primera decepci¨®n, la primera explotaci¨®n, una adaptaci¨®n trabajosa, un progreso incierto, y luego, de golpe, una vida distinta, otro idioma, otro clima, otras costumbres, otra manera de trabajar y, al fin, mucho m¨¢s dinero. ?l hab¨ªa emigrado y le hab¨ªa ido bien, pero despu¨¦s de nueve a?os, cuando consigui¨® ahorrar lo que se hab¨ªa propuesto, decidi¨® volver. Ten¨ªa compa?eros que se hab¨ªan quedado, pero ¨¦l hab¨ªa vuelto y nunca se hab¨ªa arrepentido.
Su nieta no quiso que le diera nombres, ni direcciones, pero ¨¦l se empe?¨® en meterle una nota en el bolsillo cuando fue al aeropuerto a despedirla. Desde entonces no hab¨ªa pasado ni un a?o y su nieta hab¨ªa ido mucho m¨¢s deprisa que ¨¦l, quiz¨¢ porque en los a?os sesenta del siglo XX hab¨ªa trabajo de sobra para quien lo quisiera, y ahora no lo hab¨ªa.
La ni?a ha vuelto a llamar, empez¨® a contarle su hijo demasiado pronto, y eso que llam¨® anteayer, pero est¨¢ muy contenta. Ha encontrado dos trabajos, uno por la ma?ana y otro por la tarde, y no le pagan mucho, pero la he encontrado m¨¢s ilusionada, no s¨¦, con m¨¢s esperanza¡ Malo, pens¨® ¨¦l, aunque no quiso decirlo en voz alta. Malo que llame tan seguido, malo que d¨¦ tan buenas noticias, malo¡ Por eso, la tercera etapa no le cogi¨® por sorpresa. Cuando su nieta volvi¨® a llamar poco, menos que al principio, para contar que echaba mucho de menos a la familia, que los d¨ªas eran muy oscuros, que estaba muy triste aunque le iba muy bien, por fin habl¨® con su hijo.
Si te dice que est¨¢ pensando en volver, dile que vuelva, que nosotros tambi¨¦n la echamos mucho de menos. Pero ?qu¨¦ dices?, protest¨® ¨¦l. ?Ahora va a volver? ?Ahora que tiene dos trabajos, que est¨¢ contenta, que ha hecho amigos? Ni hablar, yo no le digo eso. Que s¨ª, hazme caso, replic¨® su padre. Lo dem¨¢s, que no ten¨ªa dos trabajos, que no estaba contenta, que no hab¨ªa hecho amigos, se lo guard¨® para s¨ª mismo.
Por eso, cuando Laura llam¨® por ¨²ltima vez para anunciar que ya se hab¨ªa sacado el billete, se empe?¨® en ir a buscarla al aeropuerto.
Por eso, cuando sali¨® por la puerta y le vio, se lanz¨® a sus brazos antes de abrazar a su padre, antes de besar a su madre.
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