Un paso crucial

Es tanto lo que est¨¢ en juego en la negociaci¨®n entre las potencias mundiales e Ir¨¢n sobre su programa nuclear, y son tan extraordinarias las repercusiones globales que esa negociaci¨®n puede tener, que tuvo raz¨®n anoche el presidente Obama al calificar de ¡°hist¨®rico¡± el marco de acuerdo logrado tras la marat¨®nica negociaci¨®n de Lausana entre el Grupo 5+1 e Ir¨¢n. El pacto definitivo deber¨ªa alcanzarse en los tres pr¨®ximos meses.

El presidente iran¨ª, Hasan Rohan¨ª, se?al¨® que en Lausana ¡°se han alcanzado soluciones en los par¨¢metros clave¡±. De forma mucho m¨¢s expl¨ªcita, Obama se?al¨® que el acuerdo es ¡°la mejor forma de impedir que Ir¨¢n construya una bomba nuclear¡±. Y, consciente de lo que queda por delante, a?adi¨®: ¡°Si Ir¨¢n miente, el mundo lo sabr¨¢¡±.

En el laborioso tramo final, Obama hab¨ªa dicho desde Washington que las negociaciones se prolongaran cuanto fuera necesario para materializar el compromiso de Teher¨¢n de limitar su programa nuclear a usos exclusivamente civiles. Ir¨¢n, que necesita vitalmente la desaparici¨®n de las sanciones internacionales, intent¨® obtener el cese inmediato de las mismas a cambio de renunciar a la bomba.

El diablo est¨¢ en los detalles; eso es lo que prolong¨® las reuniones de Lausana y lo que seguir¨¢ sobre la mesa hasta el cierre de la negociaci¨®n, a finales de junio. El acuerdo general se?ala que Ir¨¢n reducir¨¢ en un 75% su infraestructura de enriquecimiento de material nuclear: sus arsenales de uranio enriquecido pasar¨¢n de 8.000 kilos a 300. Y habr¨¢ un alto grado de verificaci¨®n de sus actividades. Si Teher¨¢n aplica este compromiso en seis meses, se anular¨ªa el grueso de las sanciones y el pa¨ªs dejar¨ªa de ser un paria internacional.

El af¨¢n de EE UU y sus aliados por conseguir acuerdos concretos est¨¢ ¨ªntimamente relacionado con las inmensas resistencias que la negociaci¨®n ha levantado en los republicanos, que controlan el Congreso y que han anunciado que har¨¢n lo posible por obstaculizar cualquier avance, y con los temores de dos de los aliados tradicionales de Washington en la zona, Israel y Arabia Saud¨ª. Jerusal¨¦n teme que la Rep¨²blica Isl¨¢mica construya finalmente la bomba; Riad ve con preocupaci¨®n que el r¨¦gimen chi¨ª de los ayatol¨¢s adquiera mayor protagonismo. A su vez, estos necesitan aplacar a los radicales alineados con el l¨ªder supremo, Al¨ª Jamenei, con la promesa de un calendario cercano de levantamiento de las sanciones, en vigor desde 2006, tras descubrirse que Teher¨¢n ten¨ªa un programa nuclear secreto desde 2002.

Adem¨¢s de neutralizar ese programa, la eventual reconciliaci¨®n de Washington y Teher¨¢n ¡ªsu feroz enemistad empez¨® con el asalto de la Embajada de EE?UU, poco despu¨¦s del triunfo de la revoluci¨®n isl¨¢mica en 1979¡ª alterar¨¢ los equilibrios regionales y servir¨¢ para reorganizar Oriente Pr¨®ximo: afectar¨¢ a situaciones tan explosivas como las de Siria, Irak, Yemen y el conflicto entre Israel y Palestina. Por eso no es exagerado entender el acuerdo como un paso adelante crucial.