Ejemplo nigeriano
El pa¨ªs africano apuesta por las instituciones democr¨¢ticas con una transici¨®n in¨¦dita
Tanto la victoria del opositor Muhammadu Buhari en las elecciones presidenciales nigerianas como el desarrollo del proceso electoral en s¨ª mismo constituyen una gran noticia para el pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica y para todo el continente.
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Los signos de normalidad democr¨¢tica que se han producido env¨ªan un potente mensaje tanto a la sociedad nigeriana, flagelada por la violencia yihadista, como a la comunidad internacional: Nigeria no lleva camino de convertirse en un Estado fallido y su sociedad, multi¨¦tnica y plurirreligiosa, todav¨ªa cree en las instituciones. Por primera vez desde que este pa¨ªs se convirti¨® en una democracia, en 1999, la elecci¨®n no ha sido cuestionada por ninguna de las partes. Es m¨¢s, pese al hecho de que la coalici¨®n opositora encabezada por Buhari disputara una dur¨ªsima campa?a electoral al oficialista Partido Democr¨¢tico Popular, en el poder desde hace 16 a?os, el presidente saliente, Goodluck (Buenasuerte) Jonathan, concedi¨® la victoria a sus adversarios incluso antes de que acabara el recuento oficial.
Buhari, quien en los a?os ochenta ya gobernara el pa¨ªs como dictador durante casi dos a?os, se enfrenta ahora fundamentalmente a dos grav¨ªsimos problemas: el movimiento yihadista Boko Haram y la corrupci¨®n end¨¦mica.
El presidente electo, conocido por haber adoptado en el pasado medidas contundentes contra la corrupci¨®n, no debe permitir que se diluya el mandato inequ¨ªvoco de limpieza institucional que ha recibido de los votantes. El pa¨ªs todav¨ªa vive bajo la sacudida de la denuncia efectuada en 2013 por el gobernador del Banco Central, quien detall¨® un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n por valor de 13.000 millones de euros, fruto del contrabando de petr¨®leo y del despilfarro en diversos escalones de la administraci¨®n gubernamental. Nigeria necesita profundas reformas, pero sin erradicar la corrupci¨®n estas ser¨¢n apenas una operaci¨®n cosm¨¦tica.
Por su parte, la guerrilla yidahista Boko Haram es el gran peligro que amenaza la misma existencia del Estado. La persecuci¨®n implacable en el norte contra cristianos y musulmanes considerados tibios ha causado m¨¢s de 13.000 muertos en seis a?os, miles de secuestrados y cientos de miles de desplazados. En Nigeria se libra una batalla crucial contra el integrismo isl¨¢mico y Buhari ¡ªmusulm¨¢n y del norte¡ª debe contar con todo el respaldo de la comunidad internacional para combatirlo.
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