Los celos, ese inc¨®modo compa?ero de viaje
Hace pocas semanas me dej¨® sorprendida una situaci¨®n que observ¨¦ en un hospital: un hombre reprochaba a su mujer de forma amarga y vehemente que dejara de mostrarse tan provocativa ante el joven enfermero que se encarga de su atenci¨®n m¨¦dica. Los celos hab¨ªan hecho acto de presencia, estaba claro. Pero lo sorprendente del asunto es que se trataba de una pareja de 91 a?os, ¨¦l y 89, ella. Esta escena, que si bien resultaba c¨®mica a ojos del enfermero y de los pocos que la presenciamos, no lo era en ning¨²n caso para sus protagonistas, y me llev¨® a hacerme una pregunta: ?Hasta cu¨¢ndo nos acompa?an los celos en nuestra vida?
Los celos ya aparecen desde que somos peque?os. Puede que sea por los famosos complejos de Edipo y de Electra o por el disgusto de no ser ¨²nicos en el maravilloso amor de nuestros padres. Pero los celos no se quedan solo en la familia y nos acompa?an con nuestros primeros amores, con las amigas o amigos, durante el matrimonio o en el puesto de trabajo ante la presencia de alguien brillante¡ Hacen acto de presencia en muy diferentes situaciones y, a veces, aparecen sin tan siquiera avisar, como tambi¨¦n les ocurre a otros mam¨ªferos.
Los celos no son exclusivos de los humanos. Un estudio de la Universidad de California San Diego concluye que los perros llegan a sentir celos como un instinto para proteger sus relaciones sociales con sus due?os. As¨ª, en esta investigaci¨®n, analizaron c¨®mo los 70 dogos que participaron en el experimento reaccionaban de forma mucho m¨¢s negativa contra los perros de peluche que contra otros objetos que les rodeaban.
?Pero por qu¨¦ nos ponemos celosos? M¨¢s all¨¢ de la base ¡°mam¨ªfera¡±, hace un siglo Sigmund Freud dec¨ªa que exist¨ªan otros motivos de mar de fondo: por un lado, por la tristeza de la p¨¦rdida. As¨ª sucede cuando al hermano mayor de apenas pocos a?os no le hace nada de gracia su reci¨¦n llegado hermanito. Los celos tambi¨¦n pueden surgir por la propia frustraci¨®n o por la envidia hacia lo que han logrado otros. Este es el caso cuando criticamos a personas que han tenido m¨¢s ¨¦xito que nosotros. Pero en cualquiera que sea su expresi¨®n, los celos esconden el miedo a no ser queridos, a no ser suficientes o a ser abandonados y la inseguridad personal los acrecienta. Por eso, las personas que son compulsivamente celosas suelen esconder una profunda inseguridad hacia s¨ª mismas, aunque se disfracen de argumentos aparentemente muy justificados.
Los celos suelen sacar lo peor de nosotros y, como no pod¨ªa ser de otra forma, son la primera causa de las rupturas conyugales en el mundo, al igual, que como dec¨ªa Groucho, el matrimonio es la principal causa de divorcio. Pero, ?por qu¨¦ nos cuesta tanto controlarlos?
La reconocida cr¨ªtica literaria Parul Sehgal, en su conferencia TED, Una oda a la envidia, hace un repaso a los celos a trav¨¦s de la literatura universal. Sehgal concluye que nos hacemos da?o porque nos contamos la historia de otra gente a nosotros mismos y no hay nada peor que alimentar la imaginaci¨®n dejando de lado la realidad (en otras palabras, nos montamos guiones no demasiado positivos). Los celos son una emoci¨®n agotadora y miope¡ Si aquel anciano del hospital pudiese mirar con precisi¨®n se dar¨ªa cuenta de lo absurdo de su sentimiento, pero cuando nos invaden cuesta mucho ganar perspectiva.
Los celos est¨¢n mutando al igual que la sociedad de la informaci¨®n. Hoy m¨¢s que nunca tenemos a nuestro alcance la vida de los dem¨¢s, y las redes sociales nos lo ponen en bandeja a golpe de clic. Seg¨²n un estudio de la Universidad de Missouri-Columbia, el hecho de comparar nuestras vidas con las de amigas o amigos exitosos en Facebook (o no necesariamente exitosos pero que cuelgan fotograf¨ªas de vacaciones lujosas o anuncios positivos), aumenta de forma importante el riesgo de caer en depresi¨®n.
As¨ª pues, si no podemos separarnos de esta obsesi¨®n, veamos qu¨¦ seis pasos podemos dar a sabiendas que es un terreno realmente complicado:
- Lo primero de todo es aceptarlo. No vale con decir ¡°no soy celoso¡± y, al mismo tiempo, hacer la vida imposible a la pareja porque est¨¢ hablando con otro hombre u otra mujer m¨¢s atractiva.
- Comenzar a revisar los motivos con honestidad: ?Es por miedo al rechazo, al abandono? ?Es envidia? La base del problema nos da mucha informaci¨®n.
- Si se puede, aprovecharse de la brillantez de quien nos pone celosos. Si es por un compa?ero de trabajo con mucho talento, en vez de macharlo con nuestros comentarios, cambiar la perspectiva sobre qu¨¦ se puede aprender de ¨¦l o de ella.
- Reforzar nuestra autoestima con claves que hemos ido compartiendo en este laboratorio, como revisar nuestras fortalezas. Quiz¨¢ no seamos tan atractivos, pero somos divertidos, por ejemplo. Puede que no seamos tan brillantes en el trabajo, pero nos sentimos satisfechos con nuestras vida¡
- Negociar con la pareja, si se trata de celos amorosos. Compartir nuestras inseguridades, explicar qu¨¦ nos duele y buscar alternativas saludables para ambos.
- Pedir ayuda. Si es algo que persiste en el tiempo, quiz¨¢ haya que buscar una ayuda profesional. Es motivo de ruptura de parejas, ya lo hemos dicho, y de mucha infelicidad. Y como el lema de este laboratorio siempre es recordar que la vida es breve, no vale la pena arrastrar una emoci¨®n tan viscosa.
- Lo primero de todo es aceptarlo. No vale con decir ¡°no soy celoso¡± y, al mismo tiempo, hacer la vida imposible a la pareja porque est¨¢ hablando con otro hombre u otra mujer m¨¢s atractiva.
- Comenzar a revisar los motivos con honestidad: ?Es por miedo al rechazo, al abandono? ?Es envidia? La base del problema nos da mucha informaci¨®n.
- Si se puede, aprovecharse de la brillantez de quien nos pone celosos. Si es por un compa?ero de trabajo con mucho talento, en vez de macharlo con nuestros comentarios, cambiar la perspectiva sobre qu¨¦ se puede aprender de ¨¦l o de ella.
- Reforzar nuestra autoestima con claves que hemos ido compartiendo en este laboratorio, como revisar nuestras fortalezas. Quiz¨¢ no seamos tan atractivos, pero somos divertidos, por ejemplo. Puede que no seamos tan brillantes en el trabajo, pero nos sentimos satisfechos con nuestras vida¡
- Negociar con la pareja, si se trata de celos amorosos. Compartir nuestras inseguridades, explicar qu¨¦ nos duele y buscar alternativas saludables para ambos.
- Pedir ayuda. Si es algo que persiste en el tiempo, quiz¨¢ haya que buscar una ayuda profesional. Es motivo de ruptura de parejas, ya lo hemos dicho, y de mucha infelicidad. Y como el lema de este laboratorio siempre es recordar que la vida es breve, no vale la pena arrastrar una emoci¨®n tan viscosa.
Fuente imagen: zastavki
Ya puedes escuchar en Las ma?anas de RNE - Los celos, una emoci¨®n innata, que podemos combatir.
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