Mayfair, el barrio somal¨ª de Johannesburgo
Xenofobia, solidaridad y trasnacionalismo en Mayfair,
el "Peque?o Mogadiscio" de Johannesburgo
(*) Por Nereida Ripero y Salym Fayad
Tras los ¨²ltimos episodios xen¨®fobos en Sud¨¢frica y los recientes ataques de Al Shabab en Garissa y Mogadiscio, los miembros de la di¨¢spora somal¨ª se vuelven a enfrentar a la discriminaci¨®n en los pa¨ªses que los acogen. Mayfair, el ¡°Peque?o Mogadiscio¡± de Johannesburgo, es para muchos emigrantes somal¨ªes uno de los pocos lugares donde se sienten a salvo.
En estos d¨ªas en los que a¨²n resuena la tragedia de la Universidad de Garissa, perpetrada por el grupo terrorista extremista Al Shabab en Kenia, en Sud¨¢frica contin¨²an los ataques xen¨®fobos contra somal¨ªes. A?os de guerra, sequias y caos han hecho que millones de somal¨ªes abandonen su pa¨ªs en busca de una vida mejor en otros lugares. La di¨¢spora somal¨ª se extiende hoy en d¨ªa por los cinco continentes, sin embargo, los individuos que la conforman suelen ser percibidos como refugiados, piratas o terroristas, lo que complica a¨²n m¨¢s su existencia all¨¢ donde vayan.
Cali Hassan se sienta sobre una cama sin hacer en una habitaci¨®n del hotel Mubarak y espera. A conseguir un trabajo, a volver al township o a que sus compatriotas le presten algo de dinero para volver a comenzar. Cali Hassan lleg¨® a Sud¨¢frica a mediados de 2010, y como muchos de los migrantes somal¨ªes que atraviesan varios pa¨ªses para llegar hasta Johannesburgo, pose¨ªa poco m¨¢s que la ropa que llevaba puesta.
Cuatro a?os m¨¢s tarde ya hab¨ªa montado dos peque?as tiendas en los townships, barrios de mayor¨ªa negra creados durante la era del apartheid, de la provincia de Gauteng, que lo manten¨ªan a ¨¦l, a su hermano y a media docena de parientes dispersos en el Cuerno de ?frica. Hasta que una tarde de finales de enero escuch¨® gritos e insultos a la salida de su tienda en el township de Braamfischerville en Soweto. ¡°Nos quer¨ªan matar. Rompieron la puerta, saquearon todo; luego la multitud empez¨® a perseguirnos¡±, cuenta Cali Hassan. ¡°La polic¨ªa estaba viendo lo que suced¨ªa ¨Cagrega¨C. Dijeron que solo pod¨ªan ayudarnos a proteger nuestras vidas, pero no nuestras pertenencias¡±. Era el inicio de la oleada m¨¢s reciente de ataques xen¨®fobos en los townships de Sud¨¢frica, y recordaba inevitablemente a la violenta campa?a contra inmigrantes de otros pa¨ªses africanos que dej¨® m¨¢s de sesenta muertos en mayo de 2008.
Cali Hassan (23) y Anwar Abdi (19), comerciantes somal¨ªes v¨ªctimas de ataques xen¨®fobos, se refugian en el hotel Mubarak en Mayfair, Johannesburgo. Foto: Salym Fayad.
Anwar Abdi, otro joven comerciante que escucha el relato de Cali y que tambi¨¦n se aloja en el Mubarak, agrega que la violencia es un factor constante para los somal¨ªes que trabajan en los townships. ¡°En los cinco a?os que llevo viviendo en Sud¨¢frica me han atacado al menos treinta veces¡±, dice mientras exhibe cicatrices de bala y de cuchillo en sus piernas y abdomen, testimonio de las agresiones. ¡°Algunas personas en la comunidad nos acusan de quitarles el empleo, la vivienda, sus mujeres. Nosotros solo queremos sobrevivir. En Somalia no ser¨ªamos vendedores en una tienda de un township, pero la vida nos ha obligado a serlo en Sud¨¢frica¡±.
Durante los d¨ªas que duraron los ¨²ltimos ataques, el Mubarak, un peque?o hotel para comerciantes y emigrantes somal¨ªes reci¨¦n llegados ubicado en el extremo oriental de Mayfair, barrio conocido como ¡°Peque?o Mogadiscio¡±, se convirti¨®, como muchos otros sitios de esta zona de Johannesburgo, en el refugio de cientos de somal¨ªes que escapaban de los townships en el furor de la violencia. Familias enteras dorm¨ªan en los pasillos, el comedor y la cocina.
Mayfair, a pocos kil¨®metros del centro de Johannesburgo, se ha convertido en una isla de paz para muchos emigrantes somal¨ªes en Sud¨¢frica, en un hogar fuera de casa; saben que aqu¨ª, gracias a la presencia mayoritaria de sus compatriotas, pueden disfrutar de cierta tranquilidad y seguridad. Tal como afirma Mohammed Mahmoud, gerente del Mubarak: ¡°En Mayfair no suele haber problemas. Los somal¨ªes somos muy solidarios entre nosotros. Si roban o atacan a alguien, todos estamos para apoyarle¡±.
Los emigrantes somal¨ªes inicialmente eligieron este barrio para asentarse durante los a?os noventa por la conexi¨®n religiosa que exist¨ªa con la comunidad india musulmana que resid¨ªa en la zona desde los tiempos del Apartheid. Poco a poco, los refugiados que iban llegando desde Somalia, Kenia, o Etiop¨ªa fueron abriendo algunos negocios como cibercaf¨¦s, agencias de viaje, hoteles, restaurantes y tiendas ofreciendo servicios y productos dirigidos al p¨²blico somal¨ª.
En los ¨²ltimos tres a?os el barrio ha sufrido grandes transformaciones, debido al mayor n¨²mero de refugiados somal¨ªes que pueblan sus calles y que han trasformado el espacio urbano a trav¨¦s de la apertura de m¨¢s negocios, comercios, restaurantes y salas de t¨¦ en los que se reproducen tanto espacios como formas de vida del Cuerno de ?frica.
A la izquierda; La comida, la m¨²sica, las noticias, la clientela: todo es somal¨ª en el Restaurante Shibis. Foto: Salym Fayad. A la derecha: Comercios somal¨ªes en el centro comercial Amal. Foto: Nereida Ripero.
En el centro del barrio se encuentra Amal, un peque?o centro comercial en el que todos los negocios son regentados por somal¨ªes, la mayor¨ªa mujeres. La tienda de Amina ofrece una mezcla de productos del Oc¨¦ano ?ndico: inciensos, perfumes, coloridas t¨²nicas, pa?uelos y pashminas, aceite de s¨¦samo, especias, t¨¦, caf¨¦ y agua consagrada de la Mecca. Aisha importa los productos de su tienda desde Dub¨¢i y Nairobi, como muchos de los negocios de Mayfair.
La mayor¨ªa de estas mujeres y hombres de negocios, reciben tambi¨¦n apoyo econ¨®mico para sus actividades comerciales a trav¨¦s de remesas que les llegan de familiares viviendo en la di¨¢spora occidental, donde a su vez tambi¨¦n llegan productos procedentes del Este de ?frica y Oriente Medio.
En los ¨²ltimos d¨ªas, en respuesta a la masacre de Garissa, el gobierno de Kenia, pa¨ªs donde viven o transitan alrededor de dos millones y medio de somal¨ªes, ha retirado la licencia a numerosas agencias de env¨ªo de dinero. Est¨¢ medida puede generar graves consecuencias sobre miles de familias que dependen de estas remesas, e incluso sobre organizaciones humanitarias en Somalia que operan sobre el terreno gracias a estas donaciones.
Ni?os y mujeres se preparan para la celebraci¨®n del festivo musulm¨¢n del Eid en Mayfair. Fotos: Nereida Ripero.
Las redes trasnacionales juegan un papel fundamental dentro de la di¨¢spora somal¨ª. No son solo productos y remesas los que recorren largas distancias, sino tambi¨¦n relaciones familiares y sentimentales que transcienden continentes, ideas, creencias, costumbres y pr¨¢cticas religiosas y culturales. ¡°All¨¢ donde vayas, como somal¨ª, siempre llevas tu cultura contigo¡± declara Fatuma mientras se viste para la celebraci¨®n de un Todoba, ritual que tiene lugar siete d¨ªas despu¨¦s de una boda y al que solo asisten mujeres donde bailan y cantan sones tradicionales a la reci¨¦n casada.
Grupos de mujeres bailan y cantan poemas tradicionales para la reci¨¦n casada durante la celebraci¨®n de un Todoba, ritual que tiene lugar siete d¨ªas despu¨¦s de una boda y al que solo asisten mujeres. Foto: Salym Fayad.
Tal como afirmaba Mohammed Mahmoud, la solidaridad tambi¨¦n define el funcionamiento de la di¨¢spora somal¨ª, especialmente en momentos dif¨ªciles. ¡°Si un hermano necesita ayuda, ?qu¨¦ haces?¡±, se pregunta ret¨®ricamente. Como gerente, decidi¨® abrir las puertas del Mubarak a cualquier somal¨ª que necesitara un refugio temporal. La semana siguiente a los ataques, al menos 50 de los somal¨ªes que se alojaban all¨ª se fueron del hotel. La mayor¨ªa no volvi¨® al township ni a Somalia, sino que abandonaron Sud¨¢frica en direcci¨®n a otros pa¨ªses. Este flujo migratorio se ha mantenido: hace apenas diez d¨ªas salieron otros 50 y en este momento cruzan, de forma legal o clandestina, nuevas fronteras en ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica, tratando de llegar a alg¨²n pa¨ªs que los acoja, a pa¨ªses donde ¨Cseg¨²n han escuchado¨C no hay pobreza ni discriminaci¨®n ni violencia.
Esta entrada forma parte del proyecto Metropolitan Nomads: Journeys through Joburg¡¯s Little Mogadishu, una instalaci¨®n multimedia sobre la di¨¢spora somal¨ª que tendr¨¢ lugar en la segunda mitad de 2015 en la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo. El proyecto cuenta con el apoyo del African Centre for Migration and Society (ACMS).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.