S¨¢hara

Desde el Tratado de Algeciras, a principios del siglo XX, la pol¨ªtica exterior espa?ola ha estado marcada por una pesadilla, que es la relaci¨®n con Marruecos, primero con el Rif, una franja del norte de Marruecos siempre hostil a quien quisiera pasar por all¨ª sin permiso. Luego con el S¨¢hara.

Ya en tiempos del orgulloso califato de los Omeya, los cordobeses, que mandaban en el mundo, se las ve¨ªan mal para mantener unas relaciones estables con Bagdad, la otra punta del imperio. Tuvieron que negociar con los rife?os para mantener el chiringuito.

En 1905 Espa?a se hab¨ªa quedado sin imperio americano y se agarr¨® como a un clavo ardiendo al reparto de Marruecos. Le toc¨® bailar con la m¨¢s fea, es decir, con un territorio peque?o, que no produc¨ªa nada salvo grifa y seres feroces. Los rife?os causaron al Ej¨¦rcito espa?ol la peor derrota de su historia. Veinte mil espa?oles quedaron muertos en dos d¨ªas por el asalto de bandas de desharrapados en Annual y sus inmediaciones. Aquello tuvo una enorme influencia en nuestra historia, incluida la Guerra Civil.

Tanto el S¨¢hara como Ifni fueron ocupados muy posteriormente por tropas espa?olas amparadas legalmente con el subterfugio muy blando de que Marruecos no era independiente. Ifni fue devuelto a Marruecos tras una corta y vergonzosa guerrita. El S¨¢hara, en diciembre de 1975, con el cad¨¢ver a¨²n caliente del general Franco, despu¨¦s de una torpe y m¨¢s vergonzosa a¨²n negociaci¨®n con Hassan II. El Ej¨¦rcito espa?ol sufri¨® una humillaci¨®n terrible. Los habitantes del S¨¢hara, que ten¨ªan documentaci¨®n espa?ola, una humillaci¨®n y una traici¨®n.

Ahora el S¨¢hara vuelve a ser noticia porque el juez Ruz ha imputado a un pu?ado de oficiales del Ej¨¦rcito marroqu¨ª por cr¨ªmenes como genocidio, ni m¨¢s ni menos.

Espa?a vuelve a estar en una situaci¨®n dif¨ªcil con su vecino. Todav¨ªa no est¨¢n claras algunas acciones de nuestro Ej¨¦rcito en El Aai¨²n, y nuestra justicia se ocupa de las que tuvieron lugar posteriormente.

Ese es un argumento importante dentro de Marruecos, y que no puede ser soslayado por nuestra diplomacia. Espa?a es un pa¨ªs en el que la divisi¨®n democr¨¢tica de poderes est¨¢ asumida. Pero no es as¨ª en Marruecos, pese a los grandes avances que all¨ª se han dado sobre garant¨ªas democr¨¢ticas. Es muy dif¨ªcil explicar esto all¨ª, donde la palabra del rey Mohamed VI es la ley.

Con Marruecos tenemos, entre otros, un problema com¨²n important¨ªsimo, que es el avance del yihadismo, que s¨®lo se puede contener si Mohamed VI es capaz de concitar en torno a su figura y su significado pol¨ªtico a las fuerzas democr¨¢ticas que pueden plantarle cara al impulso teocr¨¢tico y asesino de los lectores radicales del islam.

El auto del juez Ruz es ineludible. La democracia espa?ola lo exige. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que pedir ahora desde Espa?a la detenci¨®n de militares marroqu¨ªes es enormemente inoportuno. La ley no debe ser ni oportuna ni inoportuna. En todo caso, un buen toro para lidiar por Margallo, Rajoy y Felipe VI.

?Tendr¨ªa Felipe Gonz¨¢lez algo de tiempo??