Kristina Schake, la gur¨² de Hillary Clinton
Responsable de la imagen de Michelle Obama, quiere ahora cambiar la apariencia dura de la aspirante a la presidencia
En septiembre de 2011 Michelle Obama era fotografiada comprando en Target, una de las tiendas m¨¢s populares de Estados Unidos. Llevaba gafas de sol y gorra, intentaba pasar inadvertida, pero las fotos dieron la vuelta al pa¨ªs y, sobre todo, le dieron la vuelta a la imagen de la primera dama. Por supuesto, no fue una casualidad, sino el principio de una estrategia dise?ada por una de las asesoras de imagen y relaciones p¨²blicas m¨¢s prestigiosas de EE UU, Kristina Schake, a quien Hillary Clinton ha contratado ahora para borrar la percepci¨®n de candidata dura que transmiti¨® en 2008 ¡ªy, probablemente, le hizo perder la carrera presidencial frente a Obama¡ª y construir una nueva apariencia m¨¢s cercana con la que consiga ganarse al electorado. En el v¨ªdeo con el que lanz¨® oficialmente su campa?a a la presidencia el pasado d¨ªa 12 ya demostraba cambios dr¨¢sticos en su estilo, como se vio en el de la primera dama a partir de 2011.
Hasta entonces, Michelle Obama hab¨ªa sido criticada por sus caras vacaciones (en Martha's Vineyard) y por su lujoso vestuario (lleg¨® a aparecer en un acto ben¨¦fico con un anillo valorado en 37.000 euros). Pero verla comprar en la tienda en la que se viste gran parte de la poblaci¨®n estadounidense, la convirti¨® en una figura m¨¢s cercana a sus ciudadanos, con conciencia de clase media.
Despu¨¦s de Target, lleg¨® el momento viral en Internet, bailando con Jimmy Fallon para luchar contra la obesidad infantil; su cuenta de Twitter; su cameo en los Oscar; su aparici¨®n en TopChef; las portadas en Vogue y otras revistas femeninas; otro baile con Ellen DeGeneres¡ Entre 2010 y 2013 el ¨ªndice de aprobaci¨®n de Michelle Obama pas¨® del 65 al 73%. Y s¨®lo hab¨ªa una responsable: Kristina Schake.
¡°Kristina hizo un gran trabajo manteniendo a la se?ora Obama al frente de la conversaci¨®n, pero sin perder su capacidad de ser accesible y de que la gente se identificara con ella¡±, dijo Camille Johnston, su predecesora cuando Schake abandon¨® el ala este de la Casa Blanca en junio de 2013 por un cargo directivo en la empresa cosm¨¦tica L'Or¨¦al. Y ahora que ha vuelto a la pol¨ªtica, ese es precisamente el objetivo que persigue con Hillary Clinton: convertirla en una presidenta fuerte pero accesible y cercana. Alguien a quien, como dice el director de cine Rob Reiner, amigo de Schake, los ciudadanos quieran ver en los salones de su casa durante cuatro a?os.
Californiana, hija de un ama de casa y de un piloto comercial, Kristina Schake empez¨® su carrera en la comunicaci¨®n pol¨ªtica en 1998, cuando Reiner y su mujer, Michelle Singer, la contrataron para que les ayudara en la aprobaci¨®n de una ley que gravar¨ªa cada cajetilla de tabaco vendida en California con 50 c¨¦ntimos de d¨®lar destinados a educaci¨®n infantil. Schake hizo una campa?a simple y directa apelando a la conciencia de cada ciudadano. ¡°Era: ?Quieres apoyar al tabaco o quieres apoyar a los ni?os?¡±, recuerda el director de Cuando Harry encontr¨® a Sally.
Despu¨¦s de que la ley fuera aprobada, Reiner le present¨® a Chad Griffin, antiguo asesor de Bill Clinton. Schake y Griffin se hicieron amigos y juntos fundaron una empresa de comunicaci¨®n con la que tuvieron dos grandes logros en California: su campa?a por la aprobaci¨®n del matrimonio gay y su trabajo con Maria Shriver durante su etapa de primera dama del Estado como mujer del gobernador Arnold Schwarzenegger. Shriver fue, de hecho, quien recomend¨® a Michelle Obama que contratara a Schake en 2010. Y a la primera dama le convenci¨® de Schake ¡°su planificaci¨®n estrat¨¦gica y su creatividad¡±, as¨ª como que fuera alguien ajeno a la forma de hacer las cosas en Washington, y con un control evidente de todos los medios disponibles hoy en comunicaci¨®n y promoci¨®n.
Muy discreta, Schake vive en Nueva York desde 2013 con su pareja, un periodista alban¨¦s. Nunca concede entrevistas y lo que se sabe de ella es a trav¨¦s de lo que sus amigos, colegas y familiares cuentan. Como que es m¨¢s feliz trabajando en pol¨ªtica, dice su hermana, Kori Schake, conocida republicana de la etapa Bush. Sobre su r¨¢pido abandono de L¡¯Oreal, cuenta que ¡°le atrajo mucho la oportunidad hist¨®rica de ayudar a la secretaria Clinton¡±. Una ayuda cuyos resultados ya se han visto en las escasas semanas que lleva trabajando con la candidata dem¨®crata. El primer v¨ªdeo de su campa?a fue el primer paso. Despu¨¦s, esa primera parada esta semana en un caf¨¦ en Iowa, sus fotos antiguas en Facebook y una imagen comprando un burrito con guacamole en una cadena de comida r¨¢pida mexicana en Ohio. Grabada por las c¨¢maras de seguridad del local, aparece con gafas de sol, intentando pasar desapercibida: la prueba definitiva de que Kristina Schake est¨¢ detr¨¢s de la nueva Hillary.
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